Los ángeles terrenales del Papa

Los ángeles terrenales del Papa

Aguardan. Están ahí, Inmóviles. En posición de firmes. La mirada fija. Quizás más extraviada. El dolor los consume por dentro. A pesar de su pesar, ni las pestañas mueven. Discretos vigilan. Están al asecho de algún imponderable que, por la magnitud del acontecimiento, parecía casi imposible.

El reloj marcaba las 21:37 horas de Roma, de la recién estrenada primavera de 2005. La noche entraba al Estado Vaticano, cruzaba el umbral de los sufridos corazones de miles de millones de católicos, apostólicos y romanos, de los agnósticos y de los creyentes de otras religiones. Karol Wojtyla había muerto. Era el dos de abril de 2005

Veintiséis años duró su pontificado, el tercero más largo de la Iglesia de Jesús de Nazareth. Al carismático Juan Pablo II se le fue la vida terrenal, ya no le alcanzó el tiempo para celebrar los 500 años de existencia de la Guardia Suiza, de los jóvenes que encarnan a los ángeles del Papa en el planeta de los muy vivos.

Veinte años después, también en abril, fallece Francisco, el primer Papa latinoamericano en liderar la Iglesia católica, La muerte que nunca vemos llegó por Jorge Mario Bergoglio a las 07:35 horas local en su modesto aposento de la casa de huéspedes de Santa Marta, en Ciudad de Vaticano.

El miércoles 7 de mayo iniciara el conclave para elegir al sucesor del argentino, del Papa que desde el principio de su pontificado luchó por una institución más austera, “una Iglesia para los pobres”.

Cuando le pregunté a una amiga —asidua lectora de este espacio—, qué sabía de ellos, me respondió que nada, salvo que estaban guapísimos.

Cualquier turista, pero en particular las mujeres, cuando acuden al Vaticano sueñan con esa fotografía, con ese momento inmortalizado que presumirán a su regreso a casa: “les presento a mi nuevo novio”. Después de todo, lo primero es lo primero, los frescos de Miguel Ángel, la Basílica de San Pedro y los Museos del Vaticano pueden esperar su turno en la cámara digital.

La guardia suiza se fundó por obra y gracia del Papa Julio II en 1505, quien a través de una bula ordenó al prelado de la antecámara, Peter von Hertenstein, reclutar a 200 soldados y los condujese a Roma, a la que llegaron el 22 de enero de 1506, pero sólo 150.

Para ingresar a este grupo, los jóvenes deben ser ciudadanos suizos, tener entre 19 y 30 años. Medir un metro con 74 centímetros. Solteros. Mantener una promesa de celibato. Acreditar un certificado de capacidad profesional o tener un título de bachillerato. Mantener una conducta intachable.

Contrario a lo que se piensa, los integrantes de la Guardia Suiza Pontificia no son simples figuras decorativas que sostienen una lanza, sino 135 soldados que prestan sus servicios, debidamente entrenados, para proteger al Santo Padre.

Portan inconfundible, elegante y colorido uniforme renacentista, yelmo metálico, plumas de diversos colores en razón de su grado y alabarda en mano. Su vestimenta tiene los colores de librea de la Casa del Papa Julio II, inspirada en un modelo que se atribuye a Miguel Ángel, confeccionado en 1505. Debajo de su pesada armadura guardan vigilantes pistolas.

Viven en un pequeño cuartel ubicado dentro del Estado Vaticano. El sueldo mensual apenas supera los mil 500 euros, cantidad inferior al salario mínimo de su país de origen.

El Papa Benedicto XVI, en una carta conmemorativa, agradeció a la guardia suiza su labor, devoción, fidelidad y leal atención.

Los ángeles terrenales del Papa, una foto para recordar.

Porque alguien tiene que escribirlo: Se está acabando la Feria de San Marcos 2025. Los infatigables guerreros librarán la ultima batalla, épica y etílica, el fin de semana, para homenajear las madres en su 10 de mayo.

Mientras en esta especie de autónomo Vaticano, insertado en el municipio de Aguascalientes, todo es desbordante alegría, imparable libación y sufrida cruda, el resto de la entidad está a merced de los continuos embates —con muertos y heridos— de la delincuencia muy organizada.

Y por si fuera poco, dos policías pertenecientes a la Secretaría de Seguridad Pública del Estado de Aguascalientes se videograbaron accionando sus armas de cargo sin alguna justificación, porque se encontraban fuera de servicio, de acuerdo a las imágenes que circularon en redes sociales. Los hechos ocurrieron el pasado febrero, cuando todavía era titular de esa dependencia el impresentable poblano Manuel Alonso García, hoy fiscal General del Estado. 

El delincuente con placa, policía municipal de Aguascalientes —Roberto “N” “N”, de 49 años, quien contaba con más de 20 años de servicio en la corporación—, encabezaba hasta el 3 de abril una banda ladrones domiciliarios con la complacencia del entonces inútil director de Seguridad Pública, Antonio Martínez Romo, hoy director de la seguridad estatal.

En estas manos corruptas está la dinamitada seguridad pública en Aguascalientes.

marigra1954@gmail.com

Mario Granados Roldán
Mario Granados Roldán

39 años dedicados a la comunicación social pública en los tres niveles de gobierno. Desde hace más de 44 años viene publicando textos en diarios, revistas y portales noticiosos de Aguascalientes y otros estados del país, incluido el desaparecido Distrito Federal.

Mario Granados Roldán

39 años dedicados a la comunicación social pública en los tres niveles de gobierno. Desde hace más de 44 años viene publicando textos en diarios, revistas y portales noticiosos de Aguascalientes y otros estados del país, incluido el desaparecido Distrito Federal.

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