¿A quién pertenece la ciudad?
Quizá uno de los impactos más importantes de los últimos años en la región ha sido la ubicación de Aguascalientes como ciudad global, aunque pareciera que muchas de nuestras decisiones especialmente de los encargados de la toma de decisiones no correspondan a esta nueva situación. Si bien hay muchas reflexiones en torno a la globalización, por ejemplo que se inició al menos en el siglo XVI y que ha vivido momentos de aceleración e intensificación sin paralelo en los últimos cincuenta años, la clave está en el papel que las ciudades juegan en el actual proceso.
Una de las autoras relevantes en el análisis de este proceso de ciudades globales ha sido Saskia Sassen, quien ha señalado varias de las características de estas ciudades tales como el grado de dispersión y especialización de las empresas globales, de tal manera que “estar en una ciudad se ha vuelto sinónimo de estar en un circuito de información extremadamente intenso y tupido.” (Saskia Sassen, La ciudad global: introducción a un concepto” en: https://www.bbvaopenmind.com/articulos/la-ciudad-global-introduccion-a-un-concepto/).
Ello claramente se puede observar en el mapa que nos señala por ejemplo a Aguascalientes dentro de la red de suministros para la industria automotriz, lo cual nos muestra una red de ciudades transnacionales con diferentes impactos, en especial sobre la demanda de infraestructura y de puestos de trabajo cada vez más especializados para que la economía funcione. También incluye una mayor intensidad de actividades transfronterizas, que pueden ir desde redes transnacionales con propósitos culturales hasta redes criminales transfronterizas. Todo lo cual nos advierte de la necesidad de nuevas políticas que defiendan los derechos de la ciudadanía y de la ciudad como tal, y no sólo la aceptación acrítica de una de las tendencias más intensas y avasalladoras de los últimos años. Porque la pregunta clave es, como lo sugiere Sassen, “¿a quién pertenece la ciudad?”
Habría que señalar que los procesos de dispersión global de la actividad económica, que hoy pueden beneficiar más al país dada la relocalización de empresas ubicadas en China hacia América Latina, no necesariamente implica una descentralización de las decisiones sino, por el contrario, una mayor concentración de éstas a través del sistema financiero que se ha convertido en todo un complejo de servicios corporativos, con empresas legales, contables y publicitarias que en su mayoría permanecen en los países más desarrollados pero que claramente influyen en la selección de las diferentes ciudades en donde se llevarán a cabo los trabajos productivos.
Por ejemplo la decisión de traer a Aguascalientes la fabricación de un modelo de la Mercedes Benz fue en buena medida llevada a cabo por corporaciones financieras globales que decidieron otorgarle a Nissan y a sus filiales ubicadas en el estado, debido a los bajos costos salariales y a la alta productividad de sus empleados, una inversión de miles de millones de dólares.
Ahora bien, algunas de las respuestas que tradicionalmente se ha dado a la globalización son por una lado una aceptación del proceso dada su magnitud e intensidad, de tal forma que la conclusión pareciera simplemente aprovechar la coyuntura. Otra respuesta ha sido la de abiertamente rechazar toda globalización de tal forma que pareciera más un regreso al localismo que una propuesta alternativa. En términos más propositivos y menos antagónicos, es necesaria la construcción de alternativas a partir del reconocimiento del tipo de desigualdades que ha propiciado este proceso de globalización caracterizado por transacciones transfronterizas no sólo económicas, y preguntarnos a final de cuentas sobre los beneficiarios y excluidos de estas dinámicas.
Para el caso de Aguascalientes es claro el crecimiento económico que ha tenido en los últimos treinta años, concentrado especialmente en la zona metropolitana que es el espacio donde habría que ubicar el análisis (es decir en los municipios de Aguascalientes, Jesús María y San Francisco de los Romo). De esta manera, observamos la expansión urbana pero también la relación que se ha tenido con los espacios rurales o periurbanos, en una dinámica que es importante considerar dado que se trata de una ciudad en movimiento y en expansión.
Tradicionalmente la planeación urbana se ha centrado en la ciudad como si fuera un espacio estático y poco ha considerado las realciones contradictorias y desiguales con los espacios rurales periurbanos. Recientemente la tesis doctoral de María González, en el doctorado interinstitucional de Arquitectura (entre la Universidad Autónoma de Aguascalientes, La Universidad de Guanajuato, La Universidad de Colima y la Universidad Michoacana San Nicolás de Hidalgo), nos ha mostrado cómo la expansión urbana se llevó a cabo a partir de una reorganizacion del espacio de manera destructiva, por ejemplo sobre el tipo de vegetación como se ha advertido en la afortunada resistencia sobre el bosque de Cobos, pero también a través de la expropiación de tierras ejidales incluso de riego que ha permitido la gran especulación inmobiliaria y el enriquecimiento de algunos constructores relacionados con políticos en turno. Quizá lo más grave de esta reorganización espacial ha sido el acaparamiento de las conceciones de aguas en la zona metropolitana de Aguascalientes en los últimos treinta años, a partir sobre todo de la transformación de la ley agraria y de aguas en 1992. Acaparamiento que nos advierte que el problema del agua en el estado no es sólo si la administración del agua es municipal o privada, sino que para reorganizar el uso del agua, uno de los bienes más escasos en la región, especialmente en la zona metropolitana habría que comenzar por revisar dichas concesiones. Tema que habría que seguir analizando.
Como reflexiones finales habría que señalar que Aguascalientes se encuentra dentro de una red de transacciones globales muchas de las cuales afectan directa o indirectamente la calidad de vida de la población. De ahí la pertinencia de la pregunta de Saskia Sassen de “a quién pertenece la ciudad” y sobre todo quiénes han sido los principales afectados en este proceso de expansión urbana y de ubicación de Aguascalientes en la red de ciudades globales. Porque debemos tener en cuenta que el crecimiento económico no es garantía de mejor distribución, tema que hemos señalado ya en otro artículo sobre la desigualdad. De ahí la necesidad de que nuestras autoridades dejen de pensar provincianamente y se ubiquen dentro de un proceso global, como lo señalara una vieja idea de Patrick Geddes en el origen de la planeación urbana: pensar globalmente, actuar localmente. Ello implica en estos momentos garantizar y reestablecer los derechos de la ciudadanía frente el embate de la globalización.