Martín Andrade Muñoz, años de juventud

Martín Andrade Muñoz, años de juventud

A Carmen Laura.


Eudoro Fonseca Yerena
Eudoro Fonseca Yerena

“El 68 fue, antes que nada, el espíritu de una generación, el espíritu lúdico y gozoso de quienes quisieron cambiar a México y creían posible cambiar al mundo, llevar la imaginación al poder y la poesía a las calles. Fue una tentativa desmesurada y hermosa, pero esa desmesura es su grandeza y aún hoy da sentido a nuestras vidas. Fue real: ahí están los muertos; su memoria es la fuerza ritual y ancestral que cohesiona y da continuidad a las luchas presentes de la tribu”.

— Eudoro Fonseca Yerena


Helder Cámara
Helder Cámara

“Los jóvenes son los maestros del entusiasmo y de la esperanza”.

— Helder Cámara


Óscar Wilde
Óscar Wilde

“La juventud es la señora de la vida y tiene aguardándole un reino”. 

— Oscar Wilde

Ahora que inicio la escritura de este texto me percato que he tenido un interés particular por escuchar, entrevistar y dialogar con las personas. Recuerdo que de niño me gustaba preguntar y escuchar a la gente mayor. Con el tiempo, dialogar y hacer entrevistas se convirtieron en parte de mi trabajo académico, lo he venido haciendo desde mis primeras investigaciones en educación y luego en historia contemporánea. Además de ser útil para tener conocimientos nuevos, el platicar y escuchar a las personas me resulta placentero.

FALLECE JESÚS MARTÍN ANDRADE MUÑOZ, EL “MAESTRO DE MAESTROS” DE LA  ARQUITECTURA EN AGUASCALIENTES – Más Que Radio
“Maestro de maestros de la Arquitectura”

Viene esto a colación porque quiero compartir fragmentos de una entrevista que tuve con el Dr. Jesús Martín Andrade Muñoz, el 11 de septiembre de 2018. Lo hago en su memoria, pues él falleció el pasado 13 de noviembre de 2024. Como bien lo señaló el Seminario de Cultura Mexicana, corresponsalía Aguascalientes, el doctor Martín Andrade era “un referente a nivel estatal y nacional de la cultura en su más amplio y noble sentido”; además, era un colega destacado en la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA) y un amigo a quien le tuve un gran aprecio. Reitero mi agradecimiento a él y a su esposa Carmen Laura por los gratos momentos compartidos.

De aquella conversación en la biblioteca de su casa, comparto una parte relativa a su juventud, la cual deja ver la vitalidad de una persona y también la de una generación, la del 68 y los primeros años de los setenta. Sí, esa generación que “hizo temblar al mundo”.

De la secundaria a la prepa

Soy Jesús Martín Andrade Muñoz y nací en Aguascalientes el 4 de marzo de 1952; estudié en la ciudad de Aguascalientes la primaria y la secundaria, la preparatoria la hice en lo que es ahora la universidad y, como todavía no existía la UAA, emigré a estudiar la carrera de Arquitectura en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en enero de 1971.

En 1968 yo estaba en la preparatoria, en la “Prepa Petróleos”, en el Instituto Autónomo de Ciencias y Tecnologías (IACT). Las noticas de entonces eran sobre las Olimpiadas, más que a otra cuestión. La prensa nacional había estado bloqueando los sucesos de rebeldía de los jóvenes de la Ciudad de México. El ambiente en Aguascalientes era de tranquilidad, aunque debo señalar que en la secundaria hubo un movimiento estudiantil en 1966. Me tocó presenciar una huelga; pero, como éramos unos adolescentes, no teníamos conciencia de muchas cosas que sucedían. Fue cuando el rector Palomino Dena dejó de serlo y hubo cambios en el Instituto.

Desde la secundaria, nos fuimos perfilando hacia lo que nos gustaba. Evidentemente, me atraían mucho las artes plásticas. También me gustaba la música, porque en aquel entonces vino la Orquesta Sinfónica Nacional con la Opera Nacional. Cada año había una pequeña temporada de tres días de Opera y algunos estábamos muy entusiasmados y asistíamos al Teatro Morelos, cosa realmente inusitada para la provincia.

Los Beatles en esa época era el grupo más llamativo, pero yo recuerdo que algunos amigos éramos más color de rosa: Angélica María, Enrique Guzmán, Rocío Durcal…; pero sí, a partir de mi generación, fue cuando se empezó a consolidar la presencia del rock en Aguascalientes. Nuestro acceso a la música eran las estaciones de radio y escuchábamos la XEW, la televisión también transmitía rock and roll, que era distinto al rock fuerte. Ya estando en la Ciudad de México, me tocó Avándaro, el dejarse el pelo largo, porque no dejárselo era estar fuera de onda.

Estudiar Arquitectura

Llegué a la UNAM y la escuela de Arquitectura era muy activa, me involucré muchísimo en el movimiento del Autogobierno, producto del 68. Las cosas tan tranquilas y conservadoras de la provincia ya nada tenían que ver con lo que había en la capital. Fue una transformación que yo agradezco a la vida, porque cambió mi perspectiva del mundo. Había dos opciones en la escuela: una de ella fue el Autogobierno, que se formó oficialmente en abril del 72 a través de asambleas, mítines y demás.

Existía un ambiente muy enardecido por la matanza del 10 de junio del 71, en donde algunos compañeros fueron masacrados. Había una radicalización política, después de la matanza de Tlatelolco, que desembocó también en la guerrilla. Fueron sucesos importantes que han tenido impacto en el presente. En la universidad se nos dio orientación política y social.

La escuela de Arquitectura había sido muy conservadora, había arquitectos empresarios muy exitosos, que tenían una visión del mundo de la alta socialité y muchos privilegios. Ese era el cariz de la escuela y respondía a los intereses de las autoridades y de una élite económica. Pero, a partir del 66, empezaron a ingresar profesores de Filosofía, Sociología y Economía a dar clases, y transformaron el pensamiento en la escuela, pues empezaron a generar alternativas, como la autocrítica, la autogestión y otras cuestiones que dieron un vuelco a muchas cosas.

Quisiera relatar una anécdota muy sencilla, pero que significó muchísimo: yo no fui la primera semana de clase, porque me dijeron que no fuera debido a las vejaciones que se les hacía a los estudiantes de recién ingreso. Llegué una semana después, pero ya habían pasado algunas clases importantes. Cuando entré a una de dibujo el maestro preguntó al final si alguien tenía dudas, yo levanté la mano y le dije: “oiga maestro, tengo una pregunta”, y no me hizo caso, como si no me estuviera viendo y oyendo, a los demás les daba risa, y yo preguntaba por qué; entonces, el maestro voltea muy enojado y me dice: “no les dije desde el primer día que aquí era una obligación hablarme de tú”. Eso no lo concebíamos en Aguascalientes. Cuando yo llegué a la UAA y empecé a dar clases, pedí a mis alumnos que me hablaran de tú, pero el decano me dijo que no. Regresé al salón de clases y les dije a los muchachos: “a partir de ahora enfrente del decano no se les ocurra hablarme de tú, pero aquí sí”.

Escuela dividida

La escuela se dividió en dos: el Autogobierno y lo que se llamaba la Dirección; los primeros eran los inconformes. Fui de los primeros titulados en el esquema de Autogobierno; pero, como siempre he dicho, yo he andado con Dios y con el Diablo y, por lo tanto, seguí teniendo maestros de la Dirección y maestros del Autogobierno, tan es así que mi tesis la dirigió el director de la Dirección, que era el Arq. Jesús Aguirre Cárdenas, y el director del Autogobierno, que era Jesús Barba Erdmann. Siempre tuve esa visión plural de las cosas, sabía que la verdad no existe en un sólo lado. Con los años he aprendido que hice bien.

Como la enseñanza de la Arquitectura era muy de élite, se propuso una Arquitectura más vinculada al pueblo, una Arquitectura popular. Los ejercicios que hacíamos eran más enfocados hacia las mayorías y a una realidad nacional, que era de carencias, de pobreza. Por esto, lo más que llegábamos a diseñar de complejidad eran mercados, escuelas o edificios públicos, estábamos muy lejos de diseñar construcciones complejas, edificios que ya existían en el mundo. Lo que hicimos algunos amigos fue tomar materias que nos complementaran nuestra formación. Veíamos qué maestro estaba preparado en unas áreas y quién en otras.

ARQUITECTURA AUTOGOBIERNO 40 AÑOS
Autogobierno en la escuela de Arquitectura, UNAM

El Autogobierno tenía grandes y extraordinarias personalidades, no tanto en el área técnica, sí en el análisis social, con un gran sentido de la reflexión filosófica, humanista, sociológica. El que no trajera el Libro rojo de Mao Tse Tung, bajo el brazo estaba fuera de moda, y el que no fuera ateo era símbolo de que eras un bruto y que, por lo tanto, no tenías manera de ser un intelectual; entonces, era requisito ser intelectual, ser ateo, cosa que también se volvió una intolerancia, y tan intolerantes eran unos como otros. Del lado conservador, de la Dirección, si tú tenías algunas ideas socialistas, algunas ideas encaminadas al marxismo, seguramente eras un rojillo, un anarquista, y eras rechazado.

Recuerdo a buenos maestros, uno de ellos era un caballero, Santos Ruiz, yerno de Vicente Lombardo Toledano. Vestía impecable, era comunista como el que más, completamente radical y un intelectual de altos vuelos que le daba las buenas y las malas a cualquiera. También estaba Carlos González Lobo, mi director de tesis doctoral, un personaje respetabilísimo, existe la cátedra Carlos González Lobo. Era de los más combatientes del Autogobierno y de los que más exacerbaba los ánimos, sus clases eran una maravilla, duraban hasta tres o cuatro horas y la gente no se quería salir del salón.

Seminario de Cultura Mexicana y sus lazos con la Universidad - UAA |  Universidad Autónoma de Aguascalientes | UAA | Universidad Autónoma de  Aguascalientes
Una persona clave en el Seminario de Cultura Mexicana

Gracias al Autogobierno se crearon las primeras maestrías y doctorados en Arquitectura, también con una visión de compromiso social. Maestros y estudiantes se vincularon a los problemas de la colectividad. Cuando el temblor de 1973, la mitad de mi grupo estaba en Ciudad Serdán, Puebla, para remodelar la ciudad, y la otra mitad en la Ciudad de México, íbamos y veníamos. De todo esto, se publicaron los Cuadernos de Arquitectura, por ahí los tengo, son para mí un tesoro, porque son historia.

Se hicieron las primeras investigaciones formales en Arquitectura, pero eran investigaciones sobre el adobe, sobre cuestiones populares, faltando, por otro lado, la visión de una Arquitectura para el negocio y con mayor complejidad. Yo tenía una doble visión, dos riendas al mismo tiempo y, como ya dije, no estaba casado con una sola. Fui hibrido completamente, los de izquierda creen que soy de derecha y los de derecha creen que soy de izquierda. Eso me enriqueció muchísimo. Tú puedes ver en los libros y revistas que tengo, tengo Proceso completita, pero también recibo otras revistas con otra visión de las cosas.

Cine, teatro, literatura, música, pintura

Tuve la suerte de vivir cerca de la Cineteca Nacional; entonces, las temporadas de cine de arte nos las echamos durante seis años, además de muchas otras cosas interesantísimas, porque éramos vanguardia en Arquitectura y punta de lanza en muchas cuestiones de la universidad.

Un grupo de personas sentadas en una banca de piedra

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Conociendo el mundo

Una película que marcó mucho a nuestra generación fue “Jhonny tomó su fusil”, sobre una persona que queda mutilada en la primera guerra mundial; era una película muy fuerte, con Timothy Bottoms, que es un clásico. Otra era “Teorema”, con un tema escandalosísimo, sobre un tipo que llega de visita y que se mete con el padre, la mamá, el hijo, la hermana… Otra era “Trash” o Basura, que hablaba muy claramente del mundo de los hippies, tenía desnudos y una serie de cuestiones fuera de lo común. Otra era “Adiós hermano cruel”, con el tema del incesto en el Renacimiento, era muy fuerte, se volvió clásica, bellísima, incluso hay un ballet de Julio Bocca.

El teatro de Alejandro Jodorowsky era atractivo y no nos perdíamos sus famosas Fabulas pánicas, que pertenecía al llamado “Teatro de lo absurdo”. Recuerdo que en segundo semestre nos dejaron de tarea describir este teatro y tuve que entrar a ver “La cantante calva”, de Eugène Ionesco. Las óperas Rock Tommy y Jesucristo Superestrella las llegamos a ver en vivo en el teatro de la Escuela de Arquitectura. Recuerdo obras donde todos aparecían desnudos. Nos tocó un movimiento realmente transformador.

Un hombre en frente de campo

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En Stonehenge.

Sobre artes plásticas, la primera exposición que hubo en México de Arte Conceptual, lo que es ahorita el Arte Contemporáneo, lo vivimos en la Escuela de Arquitectura, porque el Museo de Arte Moderno era parte de esta Escuela. Allí estaban las vanguardias. Yo me había formado con Mathias Goeritz, que fue quien encabezó la generación de la ruptura en México. Él trajo al mundo exterior a Manuel Felguérez, José Luis Cuevas y otros. Goeritz era amigo de Picasso y de otros grandes de Europa.

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Viajero y turista

Alexander Calder me dio clase, pero por ser uno tan inocente en aquellos años, no lo dimensioné. Con el tiempo te das cuenta de la importancia de estas personalidades. A Henry Moore lo veías ver entrando al taller con nosotros. Tú llegabas y veías cosas que entonces nos parecían exóticas y que ahora las vemos en las exposiciones de arte conceptual muy comunes. También me tocó la época del estructuralismo.

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Aprender del budismo

Todo este movimiento cultural, social y político formaba parte de un movimiento internacional. Por ejemplo, en París, en mayo del 68, los jóvenes expresaban apertura, democracia y libertades. Lo que tenemos no se podría concebir si no fuera por todo lo que pasó.

Los estudiantes procurábamos leer. En la universidad eras un don nadie si no leías. Fue cuando empecé a tener mi primera bibliotequita de todo tipo, con los clásicos, con los de moda, con todos, había muchísimos. Recuerdo a Patrick Süskind, por ejemplo, que había que leerlo. Estaba de moda Hermann Hesse, por supuesto, El lobo estepario y El retorno de los brujos. Leía libros sobre temas filosóficos y otras cuestiones que no se leía normalmente en esa época.

Al mismo tiempo, yo escuchaba música, especialmente la clásica. Como trabajábamos mucho en el restirador, entonces la oía toda la noche, porque tenía un horario de 24 horas al día. También escuchaba música latinoamericana. Los sábados en las casas de los amigos tocaban la guitarra y escuchábamos discos de Amparo Ochoa, Oscar Chávez y de todos ellos. De vez en vez, íbamos a los mesones, a las peñas. Era ir un poco en contra del rock. En más de una pachanga circulaba el cigarrito, pero no era lo mío.

En una ocasión vino la brasileña Elis Regina y fuimos a verla a un auditorio en la universidad. Habíamos quedado de ir a comer en el departamento de un amigo, entonces todos se pusieron hasta atrás, íbamos en un volkswagen apilados todos. Nos detuvo la policía, yo estaba verde del susto, pero nos dejaron pasar sin problema. En la UNAM se vendían muchas cosas y, desde luego, artesanías. La moda era pegarles a los pantalones acampanados de mezclilla algunos bordados de Oaxaca y traer morral. Traíamos el cabello largo, pero eso sí, algunos tenían la greña bien peinada, otros se veían chamagosos, nacos que no se bañaban. Había categorías.

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Inseparables

Sobre el tema de la libertad sexual, sí había evidentemente una tolerancia mayor que en la provincia, pero todavía los preservativos no se usaban tanto… Un escándalo mayor con desnudos, sexo, droga y rock fue el festival de Avándaro, en Valle de Bravo, el 11 y 12 de septiembre de 1971. Ese fin de semana yo estaba en Aguascalientes, pero todos los de la casa donde yo vivía sí fueron, regresaron encantados, traían fotos. Yo tengo un boleto de Avándaro. Fue la gran fiesta de rock y este género musical entró de lleno a las mayorías y a la provincia.

En fin, la época de los años sesenta y los setenta fue una época de cambios políticos y sociales, pero también de cambios importantes en el mundo de la cultura, de las artes. Y yo tuve la oportunidad de conocerlos y de vivirlos. Para mí, en definitiva, aquellos años fueron años inolvidables de mi juventud.

Salvador Camacho Sandoval

Licenciado en Educación por la UAA, Maestro en Ciencias, con especialidad en Educación, por el Departamento de Investigación del Centro de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional y Doctor en Historia de América Latina por la Universidad de Illinois en Chicago; es autor y coautor de varios libros, entre ellos: Controversia educativa: entre la ideología y la fe; Historias Latinoamericanas. Reflexiones desde la otra América; La modernización educativa en México; Educación y alternancia política; La vuelta a Aguascalientes en 80 textos; Vaivenes de Utopía. Historia de la educación en Aguascalientes en el siglo XX; Antenas vivas. Conversaciones con artistas de Aguascalientes, y Bugambilias. 100 años de cultura y arte en Aguascalientes. Es Premio John Nuveen en Chicago y Premio Aguascalientes en Humanidades en 2008. Fue profesor invitado en la Universidad Autónoma de Zacatecas (1999-2010) e investigador en la Universidad de Barcelona, España. Trabajó tres años como Director de Educación Media y Superior en el Instituto de Educación de Aguascalientes y es articulista de temas sobre educación, historia, cultura y política. Actualmente trabaja en la UAA y es Presidente de la Sociedad Mexicana de Historia de la Educación.

Salvador Camacho Sandoval

Licenciado en Educación por la UAA, Maestro en Ciencias, con especialidad en Educación, por el Departamento de Investigación del Centro de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional y Doctor en Historia de América Latina por la Universidad de Illinois en Chicago; es autor y coautor de varios libros, entre ellos: Controversia educativa: entre la ideología y la fe; Historias Latinoamericanas. Reflexiones desde la otra América; La modernización educativa en México; Educación y alternancia política; La vuelta a Aguascalientes en 80 textos; Vaivenes de Utopía. Historia de la educación en Aguascalientes en el siglo XX; Antenas vivas. Conversaciones con artistas de Aguascalientes, y Bugambilias. 100 años de cultura y arte en Aguascalientes. Es Premio John Nuveen en Chicago y Premio Aguascalientes en Humanidades en 2008. Fue profesor invitado en la Universidad Autónoma de Zacatecas (1999-2010) e investigador en la Universidad de Barcelona, España. Trabajó tres años como Director de Educación Media y Superior en el Instituto de Educación de Aguascalientes y es articulista de temas sobre educación, historia, cultura y política. Actualmente trabaja en la UAA y es Presidente de la Sociedad Mexicana de Historia de la Educación.

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