TIEMPO DE DEFINICIONES
El voto es secreto, pero por mi parte no tengo porque ocultar por quien sufragaré este dos de junio. En mi caso de manera ininterrumpida he acudido a las urnas desde las elecciones intermedias federales de 1973, proceso en que seguí la directriz del Partido Comunista (donde militaba hacia poco en la Juventud) y anulé mi voto, bajo la consigna de abstención activa.
Tres años después voté por el candidato presidencial sin registro Valentín Campa Salazar, postulado por una Coalición de Izquierda encabezada por el PCM. Desde entonces siempre he votado por la izquierda y últimamente por el progresismo. Nunca he votado por la derecha, dígase el PRI y el PAN, ni tengo porque hacerlo ahora, no han cambiado ni cambiarán, representan una visión de país en el cual nunca he estado de acuerdo, más en los últimos decenios donde preconizaron el Decálogo de Washington y todo lo que representa.
En 2018 voté por Morena y Andrés Manuel López Obrador, igual lo hice en 2021. Seguí el sexenio y la nueva administración desde la óptica de acompañamiento crítico. Quienes realmente me conocen saben que soy profundamente crítico ante el actual gobierno, como lo he publicado repetidamente en Tribuna Comunista, pero ello no implica abrir la puerta a la derecha ni coincidir con ella, al contrario, hay aspectos que no fueron tocados, en beneficio de una élite, el oligopolio que todavía posé el poder económico. Sólo algunos ejemplos: la negativa para juzgar y procesar a los expresidentes; la no aplicación de una reforma fiscal que grabase el gran capital y la negativa para impulsar una nueva constitucionalidad, más cuando se habla de una 4T, donde las anteriores si las tuvieron (1824, 1857 y 1917).
Con esta base, prácticamente desde mediados del presente sexenio, sin dejar nuestro acompañamiento crítico, hemos planteado (al igual del MCM, organización política en la que milito), rebasar por la izquierda. Ello quiere decir que no es suficiente plantear la continuidad de lo iniciado por AMLO, sino que, el segundo piso del cual habla Claudia Sheinbaum para el nuevo periodo, debe concitar continuidad pero con cambio real, es decir, profundizar las condiciones programáticas y de políticas públicas.
Implica separarse del centro-izquierda en que se ubica el gobierno de la 4T para radicalizarse cargándose a la izquierda. Ello no implica dejar de ser un gobierno que acepte la pluralidad y diversidad política e ideológica del país, además de la necesidad de gobernar para todos.
Lo que si está claro que aun lo antes mencionado no hay puntos de encuentro con la derecha ni sus candidatos. No confío en quien no tiene empacho en fomentar el miedo, distorsionar la realidad, mentir sin vergüenza, minimizar a la gente y su cultura política, de tal manera que la frivolidad es cuestión menor. Eso es lo que es la señora X, ya no digamos el regreso al pasado, que ahí si esquilmó al país y los mexicanos.
De esta manera, no tengo dudas, este domingo dos de junio votaré por Claudia Sheinbaum.
