LA 4T Y LA PEDAGOGIA DEL RESENTIMIENTO. Marx Arriaga en Aguascalientes…
La Nueva Escuela Mexicana (NEM) se presenta como un proyecto educativo “humanista, inclusivo y transformador”. Pero detrás de su discurso de “equidad y justicia” se esconde una filiación ideológica clara: la pedagogía del oprimido de Paulo Freire, el modelo de pensamiento educativo -marxista-que hoy sirve de base filosófica e ideológica a la 4T. En este modelo, bajo la retórica de la “conciencia social” y la “transformación comunitaria”, la NEM reedita el viejo yambiguo ideologismo de que “enseñar es liberar”. Pero ¿liberar de qué, y para qué?
Freire concebía la educación como un acto político (ideológico) en el que el maestro debía “despertar la conciencia crítica del oprimido”. Según él, toda relación educativa reproduce relaciones de poder; por tanto, el objetivo del educador no debía ser transmitir conocimientos, sino revelar la “opresión estructural que mantiene al pueblo en silencio”. Esta visión -aparentemente emancipadora-encierra una premisa ideológica profunda: la presuposición de que la sociedad está dividida entre opresores y oprimidos, y que todo conocimiento “neutral” en realidad perpetúa esadominación.
Trasladada al sistema educativo, esta idea tiene consecuencias graves. Si enseñar es liberar, todo contenido se vuelve moralmente sospechoso; la historia, la ciencia y la literatura dejan de ser vehículos de conocimiento para convertirse en herramientas de “concientización” política. En lugar de formar mentes que comprendan el mundo desde el conocimiento, se moldean conciencias que lo juzgandesde la ideología (en el marxismo tradicional a esto se le llamaba “conciencia de clase”). El resultado no es un ciudadano libre, sino un sujeto ideologizado que interpreta la realidad bajo el prisma del agravio y la culpa.
Así pedagogía de Freire, convertida en doctrina oficial del régimen, no describe la realidad para que la inteligencia pueda pensar en ella: sino que distorsiona la inteligencia para retorcer ideológicamente la percepción de la realidad. Sus categorías fundamentales -opresor, víctima, liberación-no son instrumentos analíticos, sino mitos ideológicos. Mitos que funcionan como una narrativa tribal que separa al mundo en “nosotros” y “ellos”: los buenos, el pueblo oprimido; los malos, las élites opresoras (burgueses y proletarios, por ejemplo). Esa simplificación emocional del mundo humano tiene raíces antropológicas profundas: responde a los instintos tribales de cohesión y hostilidad, hoy reciclados en clave política.
En México, esa visión encuentra terreno fértil en lamezquina e irresponsable ambición de la 4T por deformar laeducación para convertirla en un instrumento para la consolidación cultural de su proyecto político. La NEM es funcional a ese propósito porque adoctrina a los estudiantes en ideologías afines al pensamiento de izquierda, disfrazadaseso si de humanismo popular. Sus libros de texto repiten la narrativa de Freire: el conocimiento técnico o científico se subordina a la “transformación social”, y la reflexión “moral” sustituye a la comprensión objetiva. La prioridad ya no es enseñar a pensar, sino enseñar qué pensar.
Esta visión explica también el por qué los nuevos libros de texto están saturados de referencias al feminismo radical, a la ideología de género, al ambientalismo dogmático y en genera todo el credo “woke”. Porque el conjunto de esos enfoques contribuye a la formación de sujetos que asumen el mundo desde una lógica de agravio y confrontación(opresores y oprimidos), lo que resulta funcional a los intereses ideológicos de la izquierda contemporánea. Están básicamente fabricando a los futuros electores del discurso de morena.
El responsable intelectual de esta deformación es Marx Arriaga, director de materiales educativos de la SEP, quien ha reconocido abiertamente su inspiración en Freire. Arriaga ha impulsado la reescritura de los contenidos escolares desde un marco de “pedagogía crítica” (pedagogía marxista), lo que en la práctica significa ideologizar los libros de texto con una visión maniquea del mundo: pueblo contra poder, víctimas contra privilegiados, política contra conocimiento. Su misión no es mejorar la enseñanza, sino reeducar a la sociedad bajo los conceptos con los que el régimenconstruye su discurso ideológico.
Los nuevos libros de textos de la NEM lo confirman: por eso en ellos la historia se narra como lucha de clases, sexos e identidades; la lengua como instrumento de resistencia y las matemáticas como herramienta comunitaria. El alumno no aprende a dominar los lenguajes del pensamiento, sino a sospechar de ellos (pues son opresivos y deben ser “deconstruidos”). La educación así deja de cultivar inteligencia y se convierte en una terapia de identidad política (de izquierda).
Este sábado 18 de octubre, la senadora Nora Ruvalcaba traerá a Marx Arriaga a Aguascalientes para promover ese modelo. No se trata de una visita académica inocente, sino de un acto de propaganda pedagógica: uno que supone la difusión de una doctrina que reemplaza el conocimientoobjetivo por militancia ideológica. En nombre de la “educación popular”, se siembra desconfianza hacia la ciencia, hacia el mérito y hacia la libertad intelectual.
La pedagogía de Freire dijo querer liberar al hombre, perocuriosamente terminó encadenándolo a una moral ideológica funcional a los regímenes autocráticos. La 4T la ha importado -de Venezuela- porque entiende que una población educada en el resentimiento es más fácil de conducir bajo la demagogia que una educada en la verdad, el conocimiento y el pensamiento libre. Si la educación ha de ser realmente liberadora, debe enseñar a pensar con independencia, no a repetir consignas ideológicas.
¿Entenderá la senadora Nora Ruvalcaba lo que ese adoctrinamiento le está haciendo al desarrollo intelectual de los niños de México?


