La alta burguesía mexicana se la pasa en la hamaca
En México, el sector más poderoso de la burguesía es rentista, poco productivo, saqueador y especulador. Cómo decía el emblemático vocero empresarial Juan Sánchez Navarro: “Nosotros no trabajamos, claro que que no, ¡qué aburrido!, nosotros solo hacemos negocios, hacemos lo que nos gusta y sabemos hacer”.
Las economías rentistas son un freno al desarrollo integral de la sociedad, y enriquecen aún más a los más ricos, quienes no compiten ni innovan, ni producen ni tecnifican, sino que únicamente disfrutan de privilegios y de dados cargados, para quedarse con mercados de consumo y con utilidades sin trabajar.
En cambio, el pequeño patrón tiene que trabajar de sol a sol, con sus obreros profesionales, y a diario pelear y capacitar a sus obreros menos calificados.
México tendría otro panorama si estas 20 ó 30 familias de la cúpula, fueran empresarios dinámicos que arriesgan sus capitales con una visión estratégica de largo plazo. Pero no. Nunca destinan su fortuna a trascendentes proyectos industriales que transformen nuestra realidad, ni aportan para el desarrollo nacional. Son mediocres, poco preparados y demasiado simples, pero mañosos y amafiadas.
Este tipo de burguesía, según decía André Gunder Frank desde los años 1960: “Solo va a obstruir al desarrollo de América Latina”, y la calificó como “Lumpen burguesía”.
Burgueses rentistas como Salinas Pliego o Slim, orientan su capital a actividades improductivas que les otorgan ingresos en “rentas” seguras y fáciles como: alquileres, dividendos, intereses y regalías. O en negocios rápidos y sin riesgo basados en el tráfico de influencias políticas. Y por supuesto, les fascina la especulación y toda intermediación con privilegios. Por eso se les aplica el dicho popular: “Vive de sus rentas”, o que “Tiene un negocio de viudas”, que les garantizan mantener la permanente revaluación de sus propiedades, y el seguir cobrando sus rentas, sin trabajar.
No realizan inversiones que generen empleos de alta calificación para las y los jóvenes, pues solo pagan bajos y precarios salarios. Las actividades en las que se desenvuelven son los servicios como el comercio, o aquellos business que les permite quedarse con la renta de la tierra y de la madre naturaleza, y así han logrado obtener grandes fortunas en el corto plazo y con poco trabajo. Y no por la cultura del esfuerzo como lo pretenden publicitar.
Estos empresarios lograron su capital original a partir de las tranzas con políticos, y del saqueo al erario público, como fue el caso de las ventajosas privatizaciones, y como siempre ha sucedido, con asignaciones “arregladas” de contratos gubernamentales.
Para darse una idea de la magnitud de los negocios de viudas, bastaría revisar al registro de la propiedad de plazas comerciales y de los que invierten en las bolsas de valores nacional y extranjeras. Es el caso de los negocios rentistas instalados en terrenos propiedad del gobierno cedidos en comodato a privados en las plazas comerciales de los Cetram’s de la zona metropolitana del Valle de México
Si México les ha hecho multimillonarios, por ética elemental, debieran por lo menos impulsar inversiones generadoras de empleo e ingresos. Pero seguramente seguirán haciendo solo “negocios de viudas”, y se seguirán enriqueciendo a costa de ver sumido a México en el atraso y el subdesarrollo.
Alguno de ellos se ha vuelto tema nacional por negarse a pagar impuestos, pero no los del año pasado ni los del actual, sino que los deben de toda la vida: impuestos al valor agregado (iva’s) y los impuestos sobre producción y servicios (iep’s), que retienen a sus compradores pero sin trasladarles del todo a Hacienda. Esos también se los roban al SAT. Y no tienen llenadera, y se han enriquecido de los más pobres, quienes son los clientes favoritos de sus tiendas comerciales, negocios y bancos.
Es increíble que el desarrollo y el futuro de nuestra economía y de nuestro país dependan de banqueros y mercaderes improductivos y parásitos. No podemos esperar modificaciones a sus prácticas y comportamiento, ni una mejora en sus prácticas perversas. Debemos tener entendido que son ricos no por inteligentes ni por trabajadores, sino por ser parte y consentidos de las poderes facticos.
Para superar esta condición , que nos tiene en el subdesarrollo, es urgente que el Gobierno de México se aplique en desarrollar al país con propuestas de inversión social, pública y privada bajo la rectoría económica del Estado en proyectos de macro cooperativas de tipo estatal, que permitan genera empleos e ingresos para los mexicanos como está previsto en los artículos 30 y 32 de la Ley General de Sociedades Cooperativas.
Se deben de planificar centralmente, y fomentar, las áreas industriales de seguridad nacional, y determinar las prioridades sectoriales y regionales para las inversiones privadas que si beneficien al desarrollo de toda la nación, y no las de lucro y enriquecimiento personal.
Ya es tiempo de que el gobierno mexicano, y el sector social de la economía: ejidatarios, comuneros, cooperativas y pequeñas empresas; nos unamos en un gran frente de resistencia y de producción, para enfrentar a la aristocracia, a las transnacionales y a la alta lumpen burguesía.
No tenemos muchas opciones, y es urgente construir ya un gran acuerdo para echar a andar a nuestra gran nación.
velagj@economía.unam.mx

