La diplomacia de los aranceles

La diplomacia de los aranceles

El conocido historiador Lorenzo Meyer compara el momento actual con la irrupción violenta en China de las potencias occidentales encabezadas por el Reino Unido durante el siglo XIX para humillarla, obligarla a comprarles opio (Las Guerras del Opio) y abrir sus mercados, época a la que se denominacomo “diplomacia de las cañoneras”. Fue esa misma diplomacia la que también conocimos en el Puerto de Veracruz (al final tres o cuatro veces heróica) a manos de las flotas de guerra de Francia, Estados Unidos, Reino Unido o España en repetidos momentos de la historia patria durante el siglo XIX e inicios del XX. Solo que además de los cañones, cuya amenaza nunca terminó del todo, la cosa va ahora también de aranceles; ya que la nueva amenaza de Donald Trump de imponerlos, no solo esahora contra México o Canadá, sino también contra los BRICs (9 países más otros tantos aun candidatos). 

Como si en verdad pudieran gobernar el mundo, ni el más radical de los críticos anti estadounidenses hubiese pronosticado que el normal proceso de declive del otrora hegemón iba a tener rasgos tan…grotescos, porque la nueva amenaza de Trump desvela al menos una gran ignorancia. Los países BRICs están buscando alternativas al dólar no porque sean antiimperialistas ni antiestadounidenses (y en estos tiempos de estupidez ultra,vale decir que mucho menos «comunistas»), sino porque vivimos en un mundo multipolar. Así, lo que están haciendo estos países es adaptarse a la nueva globalidad para no perder posiciones en el comercio internacional. Por otra parte, una de las causas que ha impulsado la necesidad de desdolarizar, ha sido justamente la imposición de sanciones arbitrarias, donde las crisis desde Estados Unidos podrían convertirse en la norma. Con lo cual, muchos países concluyen que mejor desanclarse del dólar para evitar sanciones de países que no entiendan sus dinámicas ni su historia y que en el futuro los podrían sancionar en clave de política interna norteamericana. Es decir, en suma,que, para poder ser líder político, tanto en el plano interno como externo, hay que dominar, pero no solo por la fuerza bruta. Sobre todo, hay que mostrarse comprensivo de las dinámicas de adversarios y socios. Y con Trump se rompe eso y viene un imperio en franco declive que se rige solo por la fuerza bruta, con el problema de que ya no puede imponerse solo por la fuerza en un mundo cada vez más multipolar.

Y sabemos ya que la anterior presidencia de Trump fue racista, negacionista, anti derechos, anti inmigrante, anti feminista eimperialista. Pero “Sleepy Joe” y el llamado Deep state que gobierna en su nombre mientras el habla con su amigo imaginario o se duerme, no solo ha sido el soporte político y militar de la guerra proxy en Ucrania contra Rusia o del genocidio en Gaza, sino que pone a la humanidad en el caminode una apuesta violenta e irracional, al borde de la escalada y la guerra nuclear. Entonces, al parecer la democracia occidental al estilo made in america, está en crisis porque Biden-Harris o ahora Trump, son las únicas opciones reales que ofrece “el país de las libertades”. Pero es claro que el liderazgo y la llamada “excepcionalidad” estadounidense está en una grave crisis porque cualquiera de esas opciones nos lleva al desastre. Así, presenciamos en tiempo real, pero en cámara lenta o muy lenta, el final de dicha hegemonía como la conocimos. El problema es que el final de una época puede ser también el final del derecho y del sistema internacional y el hundimiento de la humanidad en tiempos aún más oscuros que los actuales. 

Bienvenidos entonces a la nueva edad oscura, donde gobiernan Milei o Meloni, donde la tierra es plana, el capitalismo es una panacea y no hay crisis ambiental. Pero la nueva Edad Media no será gobernada por señores feudales ni por monjes supersticiosos al estilo de El Nombre de la Rosa, sino por el tecnofeudalismo y los magnates anarcocapitalistas. Despeinados, anaranjados o condenados penalmente, da igual. Gerentes del mansplaining, del negado calentamiento global y del machismo patriarcal. Ricos y famosos que se disfrazan de anti sistema y se comen a la democracia de un bocado, con eructos que huele a Big Mac y a Coke y Starbucks. Así que mientras Hillary, Barack, Sleepy Joe y Kamala se preguntan quépasa en Beijing, Moscú o Terán; Trump se despacha con tremendo cucharón y designa a placer un gabinete de cuates, pero diseñado sobre todo para imponer aranceles, recortar impuestos (a los ricos, claro) y terminar con el estado benefactor. O ya puestos, con cualquier tipo de estado, porque estorba. Abarca y contiene derechos para las personas, para los colectivos y límites a las ganancias del capital. Y allá van las hordas de votantes, en su mayoría clase trabajadora, los llamados WASP y Red Necks en EUA, siguiéndolos allá y acuya, porque el fenómeno se exporta: lo mismo en la Madrid de Ayuso que en la Buenos Aires de Milei o en el Río de Bolsonaro. Futuros engendros de la política que compran cuentos y se tragan historias sobre la libertad y el orden. Porque el libre mercado es para los monopolios u oligopolios (como esos tan importantes que hay en México). No para los changarros ni el populacho, la plebe o la chairiza; que son, si acaso, ciudadanas y ciudadanos de tercera. O menos. Gente que no piensa y que se deja comprar (y barato) por la 4T y su segundo piso. Y para los que no quieran lo que se viene, solo hay una receta: garrote, mano dura y represión. O en el caso extremo: desaparición. En ese discurso, hay que condenar a los migrantes, a los pobres, o a los de piel más oscura que la tuya, porque todos esos y otros más, sobran. Mejor asumirlo de una vez, en vez de andar jugando al “progre buena ondita”, al multilateralismo, la cooperación, el orden internacional, los derechos humanos y todas esas pérdidas de tiempo que son medidas hipócritas. Bienvenidos a los tiempos de la humanidad desechable, tal como nos la pinta el cine de Hollywood en muchísimas cintas estrenadas durante los pasados años, donde los violadores, extranjeros, bad hombres, “come gatos”, wokes o «animaleshumanos» (como les llama el ente genocida sionista) pueden ser bombardeados, encarcelados, masacrados, mutilados, reprimidoso deportados mientras occidente y sus parlamentos muydemocráticamente elegidos, aplauden cálidamente y sin ninguna mala conciencia. El autor es jurista. Investigador Nacional (SNIIConahcyt). @efpasillas

Enrique F. Pasillas P.
Enrique F. Pasillas P.

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