LA IZQUIERDA HACIA EL 2021
Poco menos de mes y medio queda para que concluya el año y como van las cosas, proseguirá la crisis pandémica y los problemas económicos. Pero a esto se le agregará una campaña electoral crucial, pues aunque corresponda a comicios intermedios, la disputa de la derecha no sólo estará en recuperar el terreno perdido, sino en lograr cambiar la correlación en la Cámara de Diputados y así obstaculizar más aún la gestión del gobierno federal, creándole un contrapeso legislativo, donde toda iniciativa presidencial sea obstaculizada, No nos espera un año fácil.
Y aunque FRENA se haya dividido y cansado de estar en el Zócalo casi de manera simbólica, para retirarse sin pena ni gloria, pues no cumplieron su objetivo de que el Presidente saliera antes del 30 de noviembre, no quiere decir que la derecha (y sus aliados como el PRD) cejará sus acciones de seguir en su pretensión de tumbar al gobierno de AMLO. Buscarán otras alternativas, como lo han hecho recientemente con su alianza antinatura de SI Por México. Al respecto, bien dice José Blanco que, “los neoliberales de todas partes han construido relatos mendaces con imposturas y farsas; inventar mentiras convincentes y saber venderlas es su vocación dogmática”.
Esta es una cuestión que hay que considerar y no olvidar, porque si no se combate frontalmente, puede hacer mella sobre todo en sectores dúctiles como la clase media, caracterizada por su incultura política o por su afán de ser más de lo que realmente son. La derecha podrá hacer lo suyo, no necesita ni nos está pidiendo permiso, pero nosotros si tenemos la obligación de actuar en consecuencia, contundentemente para cerrarles el paso, no dejar que regrese el pasado ni que se afiance el conservadurismo. No sólo sería México, abriría un camino peligroso para toda América Latina.
López Obrador y su concesión de Cuarta Transformación está haciendo lo suyo, va tendido como caballo lechero, no ve ni escucha a nadie, como si no hubiese más salida más que esa. Su debilidad son las incidencias como la pandemia o una crisis económica heredada por factores externos, pero donde la derecha no discrimina y los mete en el mismo saco, en su afán no de hablar con la verdad y objetividad, sino para minar como sea. No importa los medios para alcanzar el fin que desean. El otro elemento es que el Presidente no puede hacerlo todo sólo. Su partido, sin seguidismos debiera jugar un papel de acompañamiento a partir de acciones políticas. Sin embargo, hace exactamente lo contrario, no ayuda, incluso estorba. Esto es importante señalarlo porque puede ser un factor para los resultados que puedan darse en las elecciones del 2021.
En cuanto a la izquierda socialista tampoco “cantamos mal las rancheras”. Seguimos en la marginalidad y en la postración, sin incidir determinantemente ni influir en la agenda nacional. Tan es así, que de nueva cuenta no tenemos un referente propio para las elecciones del año entrante. Tendríamos que hacerlo a partir de candidatos y propuestas, pues hacerlo en bloque haca un partido tendría sus asegunes, Pongo el caso de San Luis, donde Morena pretende postular a la gubernatura a un cuestionado personaje, sólo por su alianza con el Verde.
La izquierda socialista tiene dos defectos que es necesario corregir de inmediato. Lo primero es su desunión y divorcio con el movimiento social y de masas. Hay muchas expresiones sociales sueltas, que luchan por sus propias reivindicaciones, sin darles sentido político integral y ello se debe en gran medida por la poca incidencia en ellos de la izquierda. Esto es algo que se debe atender y hacer nutrir en nuestras mismas organizaciones, las cuales prefieren vivir en sus pequeños cotos que en luchar verdaderamente por la unidad.
Lo segundo es la falta de propuesta política para el aquí y ahora. No me refiero únicamente para cuestiones de coyuntura sino a mediano y largo plazo. Es tiempo de sistematizar el estudio, el debate y la elaboración política. Incluso en la campaña venidera ello serviría como alternativa programática. Hay entonces mucho por hacer.
