LA SUERTE DE ROMERO DESCHAMPS

Desde antes que iniciará el presente sexenio y como respuesta a la anunciada lucha contra la corrupción, se vislumbraba que uno de los primeros a quienes se buscaría para aplicarle la ley por todo el historial irregular que había asociado a su persona, era el exlíder de los trabajadores petroleros Carlos Romero Deschamps. Sin embargo, ya casi a la mitad del sexenio ello no ha ocurrido, lo que deja un mal olor en este caso, más con la sucesión de situaciones que se han dado, sin que se actúe realmente a fondo.

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Cuando se inicia el ventilarse públicamente el escándalo de Odebrecht y particularmente de Emilio Lozoya, también se habló de escándalos de corrupción que involucraban a Romero Deschamps, como era el llamado Pemexgate; el enriquecimiento “inexplicable” del dirigente y los escandalosos dispendios de los hijos de éste. No por nada, cuando se reseño la detención del abogado Juan Collado, la expresión que se registró en Carlos Romero (que se encontraba presente), a decir de los cronistas era: ¡también vienen por mi!, lo cual no fue así, de tal manera que dicen, pudo escurrirse del lugar y sólo padecer un buen susto.

De ahí en adelante, por lo menos tres incidentes han sucedido en torno al exlíder petrolero, pero ninguno que haya ido al fondo de las cosas y hacerlo pagar por lo evidente: su riqueza no se debe al fruto de su trabajo y si a las componendas entre las diferentes administraciones de Petróleos Mexicanos y él como dirigente al servicio del grupo en el poder y de los gobiernos defensores del neoliberalismo. No podemos olvidar que con la detención de Joaquín Hernández Galicia, La Quina, en enero de 1989, él se convirtió en la opción del salinismo, lo cual ocurriría hasta 1993, cuando sustituyó a Sebastián Guzmán Cabrera. .

Si bien por lo menos en la forma la nueva administración de Pemex había cambiado su trato con la dirigencia sindical, al grado de no considerarlo en los principales eventos de la empresa, como eran las conmemoraciones de la expropiación petrolera, también es cierto que en los hechos no había sido tocada, ni siquiera cuando en una coyuntura crítica Romero Deschamps tuvo que renunciar a la secretaría general del sindicato a fines del 2019, siendo relevado interinamente por uno de sus incondicionales.

Aún la reforma laboral que por entonces se impulsó, que obligaba a la elección por voto directo, universal y secreto de los miembros del sindicato, hasta ahora no se ha podido llevar a cabo el proceso electivo, presuntamente por la pandemia, en un tiempo donde claramente se puede posibilitar tender mejores mecanismos de control de la base petrolera, más ahora que han surgido varios grupos disidentes en el seno del sindicato, algunos ellos, con posibilidades de disputar la dirección, según ellos mismos mencionan.

Pero también recientemente se han dado dos cuestiones que han salido a la luz, después de sendas investigaciones periodísticas, que para hablar claro, no dejan nada bien a la actual administración, pues en ambas, por lo menos demostraron que hasta ese momento se hicieron de la vista gorda, eso para no hablar de posible colusión con la dirigencia del sindicato.

Lo primero, correspondió a la denuncia que aún el puesto nominal que tenía Carlos Romero Deschamps en la empresa, éste percibía como salario, casi cien mil pesos al mes, es decir, un nivel 41, muy alejado hacia arriba de lo que realmente debía de percibir. Hasta el momento no se en qué terminó esta cuestión y pocos días después se dejó de hablar sobre el tema.

La segunda cuestión era el periodo vacacional acumulado del exdirigente y su permanencia así hasta 2024, bajo la argumentación de que todo su periodo como dirigente sindical nunca tomó vacaciones. El problema es que hasta la denuncia presentada en la conferencia mañanera, se le había aceptado su solicitud, no obstante que aún los términos que hay en el Contrato Colectivo de Trabajo, para aquellos que solicitan vacaciones pasadas (de años anteriores), se le dicen que ya éstas se perdieron y por lo mismo no se autorizan.

En la mañanera del martes 16 de marzo, el Presidente de la República había mencionado que la pretensión de mantener en activo a Romero Deschamps, era para que, habiendo pasado el periodo sexenal actual, pudiese buscar nuevamente la secretaría general del sindicato de trabajadores petroleros. Asimismo señaló que ese mismo día por decisión personal, el exlíder presentaría su renuncia a Pemex, por lo que dejaría de ser trabajador en activo.

Sin duda se ha dado respuesta, casi de inmediato, a las denuncias presentadas, pero sigue sin atenderse las acusaciones de corrupción, enriquecimiento inexplicable, entre otros delitos, los cuales se le imputan a Romero Deschamps. Ni la Fiscalía General de la República, ni Pemex y su director general Octavio Romero Oropeza ni el propio presidente de la República han aludido a esto, no obstante que desde tiempos de la campaña electoral del 2018, el caso de este líder petrolero era emblemático de la corrupción en México.

En lo personal no quisiera que operara aquí lo que ha venido reiterando López Obrador y con lo cual no estoy de acuerdo. Para él si subsiste el perdón, pero no el olvido. Lo explico en su calidad de cristiano practicante, donde sólo le falta decir que después de una cachetada hay que poner la otra, lo cual tampoco acepto. Además, olvida de acuerdo a sus cánones que para perdonar y haya reciprocidad, el perdonado debiera por lo menos aceptar la falta y eso no es así. Son tan cínicos que piensan que no incurrieron en ninguna falta y tenían derecho a actuar como lo hicieron.

Por ahora el exlíder petrolero ha tenido suerte, ahora los mexicanos debemos empujar para que se aplique la ley. Ni perdón ni olvido.