Una investigación Educativa: Jóvenes pobres llegan a ser profesionistas
“Es a través de la educación que la hija de un campesino puede llegar a ser médico, que el hijo de un minero puede llegar a ser cabeza de la mina, que el descendiente de unos labriegos puede llegar a ser el presidente de una gran nación”.
— Nelson Mandela.
Introducción: el poder de la educación
“Con la educación la infancia no es destino”; en otras palabras, las personas que asisten a la escuela tienen más probabilidades de tener un mejor futuro, y no únicamente en términos económicos sino sociales y culturales. La escuela, dicen especialistas, es un medio de movilidad social, especialmente para jóvenes de bajos recursos: si logran llegar a la educación superior pueden obtener un mejor trabajo, a diferencia de quienes sólo cursaron la educación básica. Con educación se abren puertas en el mundo laboral y se mejoran los niveles de vida: así, quienes nacen pobres pueden dejar de serlo
Esta visión optimista, sin embargo, puede refutarse con datos que nos refieren a que en la actualidad un porcentaje alto de personas egresadas de las instituciones de educación superior tienen dificultades para encontrar trabajo en las áreas en las que fueron formadas. Aun así, la educación sigue siendo un medio y un fin por los cuales las personas tienen la oportunidad de ser mejores en lo individual y con potencialidad para contribuir a un mejoramiento colectivo. Vale decir, entonces, que nada más valioso que el hecho de que los jóvenes tengan acceso al conocimiento especializado y al desarrollo de habilidades críticas y creadoras.
Esto viene a cuento porque en la Universidad Autónoma de Aguascalientes UAA), una estudiante de la Maestría en Investigación Educativa de nombre Yadira de Lira Gómez realizó un estudio muy importante sobre estudiantes de bajos recursos económicos que entraron a la universidad y lograron vencer no pocos obstáculos para llegar a ser profesionistas. Los resultados de esta investigación bien se pueden aplicar a jóvenes de otras instituciones de educación superior del país. El título de la tesis es: ¿Cómo permanecieron en la universidad?: trayectorias educativas de egresados de la UAA provenientes de contextos de pobreza, cohortes generacionales del 2013 al 2021.
Elegir un tema desde la historia de vida
Ante una serie de preguntas en una entrevista virtual, Yadira nos comenta sobre los motivos personales por los cuales eligió este tema: “La elección de esta temática de investigación se remonta a mi origen social e historia de vida. Provengo de una familia que encierra un contexto muy particular en el que se combinan estilos de vida del área rural y urbana”. Los padres de Yadira crecieron y se criaron en un ambiente rural: su madre, Ofelia, es de Crisóstomo, Zacatecas, cuyos padres José y Adela se dedicaban a la siembra y cosecha del campo, de ahí pudieron vivir sus 11 hijos. En el caso de su papá, Pedro, él es de Lázaro Cárdenas, una comunidad que pertenece al municipio de Asientos, Aguascalientes; de igual manera, sus padres Jesús y Martina trabajaban sus tierras para poder sacar adelante a sus 16 hijos.
Yadira comenta que cuando sus papás se casaron empezaron prácticamente de cero y que sólo tuvieron acceso a la educación básica: “mi padre se dedica a la música y mi madre es ama de casa; en sus primeros años de matrimonio ellos vivieron en esta última comunidad rural, ya que pudieron habitar una pequeña casa de adobe ubicada junto a las tierras de mis abuelos paternos”. Al vivir en el monte, muchas veces no tenían servicios básicos de agua potable, luz y servicios médicos. La familia batalló, además, porque el papá viajaba a la ciudad de Aguascalientes para trabajar como músico.
Llegó un momento en que su mamá pensó que todos debían mudarse a la ciudad para tener mejores condiciones de vida. Vivir en el “rancho” haría imposible que las y los hijos tuvieran un mejor futuro, sobre todo porque, además, Yadira tiene muchos hermanos: tres hermanos Cornelio, Efraín y Pedro y cuatro hermanas Clara, Olga, Erika y Pamela. Ella recuerda una experiencia de infancia:
al ser pequeña, en el patio de la casa, mis padres habían hecho corrales para tener gallinas, conejos, un guajolote, hasta una vez mi papá quería comprar una vaca, pero al vivir en la ciudad eso no era posible; además, teníamos árboles frutales de plátano, de manzanas, higos y duraznos, con estos recursos complementábamos nuestra alimentación, pero aun así, era difícil atender otras necesidades como la vestimenta, servicios de salud, de educación y ni hablar de cuestiones de esparcimiento, como salir a comer a un restaurante o ir al cine, eso era prácticamente imposible en ese tiempo.
Según Yadira, los padres salieron del rancho, pero el rancho no salió de ellos ni de sus hijos, un aspecto del que ella está muy orgullosa, porque su estilo de vida fue único y especial. Llegar a la ciudad tampoco fue fácil. Vivían en una casa con muchas carencias: “por mucho tiempo los cuartos en donde dormíamos mis hermanos y hermanas -comenta Yadira- tenían techos de lámina y piso de tierra, lo que reflejaba carencias de vivienda que noté a corta edad”.
Fue en esa etapa cuando Yadira se dio cuenta de que tenían muchas privaciones económicas. Textualmente lo dice: “éramos pobres, tal y como algunos compañeros me decían despectivamente en la escuela”. También fue en esa época cuando para todos los miembros de la familia tuvieron sentido las palabras de su mamá al decirles con insistencia que “la educación era la única herencia que nos podrían dejar”. Esas palabras tuvieron un gran impacto en Yadira: “se insertaron tanto en mi mente que en la secundaria fue cuando decidí conscientemente ver en la educación el medio a través del cual podría proveer a mi familia de todas esas cosas que en su momento no tuvimos”.
Algunos de sus hermanos llegaron a la educación superior y uno de ellos, que estudiaba Ingeniería Civil en la UAA, la invitó al campus universitario y la exhortó a ingresar a esa institución. En ese momento, Yadira dijo: “yo no voy a entrar en la UAA, no creo encajar aquí, es demasiado fresa para mí”, a lo que su hermano respondió: “pues ya lo veremos, a ver qué pasa en el futuro”. Y el futuro llegó y Yadira se inscribió y terminó la licenciatura en Sociología, para lo cual tuvo que trabajar y conseguir beca, porque su papá les había advertido que si querían ir a la escuela debían ver la manera de cómo hacerlo.
Esta carrera la sensibilizó para analizar y comprender las problemáticas sociales. Yadira ahora podía “ver más allá de la realidad”, una frase que tanto maestros como compañeros utilizaban para describir el quehacer sociológico: “tomé tan en serio este lema que me propuse elegir temáticas que resonaran con mi realidad”. Y lo hizo en la licenciatura y en la maestría: “Por esta razón decidí investigar las trayectorias educativas de egresados universitarios con un origen socioeconómico de pobreza, igual al mío”.
Preguntas y objetivos de investigación
El estudio estuvo centrado en detectar las características socioeconómicas que son parte de un estudiante universitario con un origen de pobreza, debido a que son pocos los estudiantes que con esta condición logran llegar a la universidad. Otro aspecto de importancia era saber ¿qué prácticas o acciones fueron las que realizaron para ingresar, permanecer y egresar de la UAA? Finalmente, se indagó ¿cómo intervinieron los distintos actores educativos en los procesos de integración social y académica que experimentaron al pasar por la universidad?, volviéndose pertinente al comprender que todo estudiante debe contar con un adecuado acompañamiento para poder finalizar los estudios, sobre todo si se es vulnerable.
En general, el objetivo de la investigación fue identificar, describir y comprender estos procesos de integración social y académica que los egresados de la UAA con un origen socioeconómico precario llevaron a cabo para poder permanecer en la universidad y lograr obtener un título profesional que posiblemente los llevará a buscar mecanismos de movilidad social ascendente, es decir, tener acceso a mejores condiciones de vida.
La metodología y la voz de los datos
Para responder a estas interrogantes se decidió utilizar un enfoque mixto, el cual consiste en incorporar el enfoque cuantitativo y cualitativo: en la parte cuantitativa se consultó bases de datos sobre el carácter socioeconómico de los estudiantes de la universidad del 2013 al 2021. Con esta información se logró hacer un análisis estadístico que mostró de manera descriptiva y generalizada las características socioeconómicas de estos estudiantes.
El abordaje cualitativo implicó realizar entrevistas semiestructuradas a 12 egresados de la institución, quienes a partir de sus testimonios narraron las dinámicas realizadas para lograr integrarse social y académicamente a la institución, externando los principales desafíos en el proceso.
Al analizar la información estadística de 2,530 egresados de la UAA y retomar aspectos como la educación, ocupación y las condiciones de la vivienda de estos participantes en la investigación, se encontró que el máximo grado de estudios del padre y la madre se ubicaron en niveles de licenciatura, preparatoria y secundaria. Por otra parte, al retomar la ocupación de los padres se detectó que en mayor medida fueron desempeñándose como empleados y profesionistas, aunque también el 49.3% de las madres de familia refirieron dedicarse al hogar.
Por último, al contemplar las variables en torno a las características de la vivienda de estos egresados, se descubrió que 168 (6.6%) de ellos señalaron vivir en un espacio que contaba con materiales frágiles o un tanto deficientes y que 2,276 (93.4%) vivieron en un espacio con materiales resistentes, indicando que existe una gran diferencia entre aquellos egresados que tenían una vivienda digna en contraste con aquellos que, por su origen socioeconómico de pobreza, habitan espacios habitacionales con carencias de ciertos servicios o poseían una construcción irregular.
Estos datos nos hablan de que la mayoría de los egresados en este periodo fueron personas que poseían un origen social característico de la clase media y alta, y también que un grupo minoritario de egresados tuvieron una situación de pobreza o precariedad económica, lo que refuerza el planteamiento teórico entorno a que existe una baja representación de la población con un origen social de pobreza estudiando la educación superior.
Los resultados de este análisis muestran que lamentablemente la educación superior sigue siendo un privilegio para unos cuantos; aspecto que dista de una visión de integración e inclusión de la población más vulnerable al sector educativo y que se está lejos de cumplir con el discurso de autoridades del gobierno (”Primero los pobres”) y de las propias leyes nacionales que refieren a los derechos a la educación de todas y todos los mexicanos (artículo 3° constitucional y Ley General de Educación).
Testimonios de “jóvenes guerrer@s”
Desde el enfoque cualitativo, a través de las narrativas de 12 estudiantes, se detectó un bajo nivel de estudios de los padres, procesos de transformación de las familias, impedimentos para la satisfacción de necesidades fisiológicas básicas, inestabilidad laboral de sus integrantes. En palabras de especialistas, estos rasgos son elementos característicos de hogares en situación de pobreza. Y esto se vio claro en las palabras de uno joven de Filosofía que fue entrevistado por Yadira:
Pues eso, básicamente mi mamá es ama de casa, todos apoyábamos en la panadería, no había como un ingreso externo de ningún hermano y ya cada uno hizo lo que pudo, en lo que había y mi papá sigue todavía en eso, pero sí, en efecto había muchas carencias […] ¡hambre pasábamos!, ya no era ya nada más que se alcanzara para comer, a veces no había ni para eso.
Además de las carencias en el hogar, uno de los retos manifestados por los egresados fue el sufragar los gastos correspondientes al pago de colegiaturas y materiales para seguir en la universidad. En este sentido, la investigadora Langa Rosado plantea que las universidades han hecho transformaciones en su sistema financiero para que el costo de la educación superior recaiga en los estudiantes y sus familias, volviendo así más “eficiente” el sistema económico de las instituciones; sin embargo, esta situación plantea una verdadera crisis financiera para estudiantes con vulnerabilidad económica, tal y como lo señala un alumnos de Administración que Yadira entrevistó:
La universidad me parecía cara, siempre solicitaba prórroga, pagaba con la tarjeta de crédito hasta meses sin intereses, con un costo de ahí del banco; luego por estar pagando eso, me atrasaba en la universidad […] luego entraba a E-SIIMA (plataforma de la UAA) y veía lo que debía y te juro que yo decía: nunca he visto ese dinero en mi vida, ¿cómo quieren que pague eso?
En torno a las dinámicas de integración académica que los egresados afrontaron durante sus estudios se tiene evidencia de que su rendimiento académico fue en la mayoría de los casos regular y con altos desempeños; no obstante, en palabras de los autores Izar Landeta, Ynzunza Cortés y López Gama, son varios los factores sociológicos que están directamente relacionados con el rendimiento académico: la posición económica de la familia, su escolaridad, la ocupación de los padres y el ambiente familiar que rodea al estudiante. Dichos factores pueden intervenir de manera positiva o negativa en las actividades escolares. Según testimonio de un estudiante de la carrera de Cultura física, su experiencia fue la siguiente:
Te podría decir que sí tienes que realizar otras actividades para conseguir dinero, entonces de repente sí puede llegar a mermar tus notas, porque pues dices, tengo cuatro o cinco exámenes la semana que viene y tengo que entregar proyectos finales, tengo que hacer esto, aquello, pero al mismo tiempo tienes que trabajar para poder costear tus estudios, pues por más que quieras, el tiempo no te da, […] sí me llegó a pasar que reprobé dos materias por esa misma situación.
Las personas entrevistadas señalaron que a edad temprana reconocieron sus contextos familiares de precariedad, tal como ocurrió con Yadira. Fue entonces que se convirtieron en actores sociales que se movilizaron y actuaron ante las dificultades a través de la responsabilidad y el trabajo. En otros términos, estas y estos alumnos se convirtieron en agentes de cambio preocupados por ser estudiantes con altos desempeños académicos. Algunos buscaban compartir sus aprendizajes con sus compañeros, poseían un elevado nivel de compromiso por querer aprender los contenidos de sus carreras profesionales y tenían una capacidad enorme de resiliencia ante las dificultades. La experiencia de un estudiante de Contabilidad es muy clara al respecto:
Era una persona que se exigía muchísimo, […] la única persona que se estaba exigiendo a sacar buenas notas, a ser responsable, a que le echara todas las ganas del mundo, era yo; porque vamos a ser claros, de repente en la universidad, sacar un 7 te puede llegar a saber a un 10, ya aprobaste […] Siempre tuve ese compromiso de sacar la carrera y tarde o temprano tener mi título universitario.
En síntesis
En síntesis, los procesos de integración académica y social asumidos por estos egresados de la universidad fueron: reajustar sus aprendizajes, administrar sus tiempos entre estudiar y trabajar, concentrarse principalmente en su formación profesional, atender su rendimiento académico con la intención de tener calificaciones altas para solicitar beca, el comprar materiales necesarios para su carrera aunque esto implicara malpasarse en cuestiones de alimento o transporte; si tenían notas bajas o reprobatorias se esforzaban por seguir intentando pasar sus materias, buscaban asesorías para comprender ciertos contenidos temáticos con maestros, compañeros o familiares; es decir, éstas son solo algunas de las prácticas que un estudiante con antecedentes de pobreza debe enfrentar para lograr ingresar, permanecer y egresar de la educación superior en México.