William Foote Whyte y la Sociología de las Esquinas: Un Análisis de su Impacto y Relevancia
“Un sistema orgánico es como una fuente en equilibrio sobre una pirámide de fuentes”.
— William Foote Whyte
Introducción
William Foote Whyte (1914-2000); sociólogo nacido en Massachusetts, desarrolló importantes contribuciones para las ciencias sociales y en especial la sociología norteamericana, que han dejado una amplia huella en la sociología de su país. Pionero de la investigación participante, es autor del libro La sociedad de las esquinas (“Street Corner Society”) (1955), obra que se considera un clásico dentro de las ciencias sociales, no sólo por lo novedoso en su momento de la aplicación de la técnica de investigación participante, si no que además, en dicho libro se ofrece una visión detallada y matizada de las dinámicas sociales en entornos urbanos marginales, referente obligado dentro de la sociología urbana, del trabajo y en los estudios de poder en condiciones informales urbanas. En dicha obra, William Foote Whyte realiza etnografías tomando como objeto de estudio a la comunidad italoamericana en el North End de Boston, examinando la vida pública y privada de sus participantes, detallando tanto las relaciones formales como informales de poder, desarrolladas por los individuos y grupos en la vida diaria, como parte activa de los sujetos, para alcanzar el reconocimiento social.
En La sociedad de las esquinas, Whyte revela cómo los residentes del barrio crean y mantienen su realidad social a través de sus interacciones y prácticas cotidianas. Al mostrar cómo los individuos en contextos marginales negocian su identidad y ajustan su comportamiento en función de las normas informales, Whyte proporciona una ilustración de cómo la realidad social es construida y sostenida a través de procesos de interacción y comunicación. Nuestro autor combina su perspectiva empírica con una comprensión crítica de las estructuras sociales, lo que le permite ofrecer un análisis multifacético y no reduccionista de las comunidades que estudia.
Este enfoque análisis es conocido por el uso de la observación participante, una metodología que implica una inmersión profunda en el grupo o comunidad que se estudia. La inmersión en la vida de los residentes y su atención al detalle en las interacciones diarias reflejan una aproximación empírica que resuena con el enfoque cualitativo próximo al interaccionismo simbólico.
Paréntesis: El análisis de los temas urbano y grupos de poder de William Foote Whyte posee puntos de concordanci con trabajo del antropólogo Oscar Lewis (1914-1970), este último, clasificado dentro de la antropología cultural, interesado principalmente en la cotidianidad de la vida, dentro de ambientes urbanos y rurales marginados, más reconocido por su obra Antropología de la pobreza: cinco familias (1963). Ambas obras basadas en la investigación participativa son referencias históricas para los trabajos de campo, como ya se ha dicho, sobre todo en entornos urbanos y de pobreza.
“La estructura de pandillas de esquina surge de la asociación habitual de los miembros durante un largo período de tiempo. Los núcleos de la mayoría de las pandillas se remontan a la primera infancia, cuando vivir cerca unos de otros proporcionaba las primeras oportunidades de contactos sociales… Las pandillas crecieron en la esquina y permanecieron allí con notable persistencia desde la primera infancia hasta que los miembros alcanzaron los veintitantos o los treinta y pocos años. Con el transcurso de los años, algunos grupos se disolvieron debido al traslado de familias que se alejaban de Cornerville, y los miembros restantes se fusionaron con pandillas de esquinas cercanas; pero con frecuencia el traslado fuera del distrito no aleja al chico de la esquina de su esquina. Cualquier noche, en casi cualquier esquina, uno encuentra chicos de la esquina que han venido de otras partes de la ciudad o de los suburbios para estar con sus viejos amigos…”
— William Foote Whyte
La Escuela de Chicago
William Foote Whyte debe en mucho el desarrollo de sus métodos y estrategias de investigación participante a los postulados desarrollados en la primera mitad del siglo XX por la Escuela de Chicago (1915-1940), formada por sociólogos y criminólogos de la Universidad de Chicago que crearon en su momento, un enfoque innovador para estudiar la vida urbana y los problemas sociales, poniendo: énfasis en la investigación empírica y cualitativa, utilizando métodos como la observación participante y los estudios de caso[1]. Esta escuela de pensamiento sociológico tiene su origen o epicentro, valga la redundancia, en el primer departamento de sociología fundado en América en el año de 1892, en la Universidad de Chicago, el cual fue encabezado por el sociólogo Albion Woodbury Small (1854-1926), fundador y editor del American Journal of Sociology y a quien se le reconoce el mérito de ser el primer académico en Estados Unidos, en darle a la Sociología un reconocimiento de ciencia social, en mucho por su trabajo en el libro “Introduction to the Study of Society” (1894), coescrito con George E. Vincent, siendo uno de los primeros textos que intentó sistematizar el estudio de la sociología. (Ver Ritzer, George. (2011))[2]
Siguiendo a George Ritzer en Sociología Contemporánea: La Escuela de Chicago tuvo varios representantes destacados que contribuyeron significativamente al desarrollo de la sociología y la criminología. Destaca dentro de esta corriente de la sociología autores como: Robert E. Park (1864-1944): Considerado uno de los fundadores de la Escuela de Chicago, Park se centró en la ecología urbana y el estudio de la vida en la ciudad. Ernest W. Burgess (1886-1966): Colaborador cercano de Park, Burgess es conocido por su trabajo en la teoría de la zona concéntrica, que describe cómo las ciudades se desarrollan en anillos concéntricos. George Herbert Mead (1863-1931): Aunque no fue un miembro formal de la Escuela de Chicago, si fue uno de los pensadores más influyentes en su momento, que basó en mucho su trabajo desarrollado en los trabajos del Departamento de Chicago para el desarrollo del método de análisis llamado interaccionismo simbólico (sobre el Interaccionismo simbólico ver: Erving Goffman y la microsociología para estudiar las interacciones cara a cara). Clifford Shaw (1895-1957): Conocido por su trabajo en criminología, desarrolló junto con Henry McKay, la teoría de la desorganización social, que explica cómo el entorno urbano puede influir en la delincuencia. Henry McKay (1899-1980): Colaborador de Clifford Shaw, juntos desarrollaron la teoría de la desorganización social. Y William I. Thomas (1863-1947): Conocido por su trabajo en la sociología del conocimiento y el teorema de Thomas. Todos estos exponentes de la sociología en Norte América, conocidos por su énfasis metodológico sustentado en la investigación empírica y cualitativa, que utilizan diferentes métodos de observación y estudio de caso, para elaborar sus etnografías y etnología[3].
Whyte, encuentra cómo los residentes de un barrio marginal regulan su comportamiento a través de normas informales, investigando cómo los significados y las reglas sociales son compartidos y mantenidos dentro de una comunidad. Para Whyte las normas y valores no son simplemente impuestos externamente, sino que son el resultado de procesos sociales dinámicos y de interacción entre los miembros de la comunidad.
En términos de William Foote Whyte, los significados se construyen y se negocian a través de la interacción social en los grupos humanos que él analizó mediante su enfoque de “etnografía profunda”. Por ejemplo, los roles y las jerarquías dentro del grupo se establecen y se mantienen mediante interacciones constantes, donde los miembros negocian su posición y su identidad dentro de la pandilla. Las normas y valores del grupo también se construían a través de estas interacciones, ya que los individuos aprendían y adaptan su comportamiento en función de las respuestas y expectativas de los demás[4].
Sin embargo, a William Foote Whyte se le suele clasificar dentro de los autores de la sociología urbana y la investigación comunitaria, especialmente a través de la etnografía. Su enfoque estaba en la observación participante y el estudio detallado de las interacciones y redes sociales dentro de comunidades urbanas específicas. Esto lo ubica dentro de una tradición sociológica que se centra en el análisis de las estructuras sociales informales y las relaciones de poder dentro de contextos urbanos.
“Se pueden generalizar estos procesos en términos de equilibrio grupal. Se puede decir que el grupo está en equilibrio cuando las interacciones de sus miembros siguen el patrón habitual a través del cual se organizan y se han organizado las actividades grupales. El patrón de interacciones puede sufrir ciertas modificaciones sin alterar el equilibrio grupal, pero los cambios abruptos y drásticos destruyen el equilibrio”.
— William Foote Whyte
El Clásico de la Sociología Norteamericana
El enfoque de Whyte se alejaba de los estudios sociológicos que predominaban en su momento, los cuales a menudo se concentraban en construir elaborados sistemas teóricos abstractos, sin una base empírica sólida. En contraste, el trabajo de Whyte proporcionó una visión detallada y matizada de la vida en los barrios marginales, mostrando cómo las interacciones sociales y las estructuras informales influyen en el comportamiento de los individuos.
La metodología de Whyte en La sociedad de las esquinas es un aspecto crucial de su trabajo: el concepto clave es: Observación Participante: técnica que le permitió integrarse en la comunidad que estudiaba y obtener una comprensión profunda de sus dinámicas internas. Esta metodología le permitió capturar la vida cotidiana y las interacciones sociales de manera más auténtica que los enfoques más distantes o abstractos. No contento con la descripción densa y rica de detalles, Whyte también explora los significados y las motivaciones subyacentes de los actores sociales.
La sociedad de las esquinas es considerada un clásico por varias razones. El libro se basa en un estudio de campo llevado a cabo en el barrio italiano de Boston. Whyte empleó la observación participante para explorar la vida cotidiana de los jóvenes en este contexto, revelando cómo las normas y valores informales regulan su comportamiento y sus relaciones sociales. Su análisis de la dinámica de grupo, el liderazgo y la estructura social en contextos urbanos marginales ofreció nuevas perspectivas sobre cómo se forman y mantienen las comunidades en condiciones de desventaja económica. Proporcionando una representación detallada de la vida en los barrios marginados, desafiando los estereotipos y ofreciendo una visión compleja de los mecanismos sociales en juego. Whyte mostró que los comportamientos desviados no eran simplemente el resultado de factores individuales o culturales, sino que estaban profundamente enraizados en las estructuras sociales y las interacciones dentro de la comunidad.
La influencia teórica de Whyte se encuentra en su capacidad para aplicar conceptos sociológicos a contextos concretos. Su enfoque pragmático y su énfasis en la observación participante resonaron con la tradición del interaccionismo simbólico, una corriente teórica que subraya la importancia de las interacciones sociales y los significados compartidos en la construcción de la realidad social. Aunque Whyte no se alineó explícitamente con esta corriente, su trabajo reflejó muchos de sus principios.
El libro de Whyte también tuvo un impacto en la formulación de políticas públicas y en el diseño de intervenciones sociales. Al proporcionar una comprensión profunda de las dinámicas sociales en los barrios marginales, Whyte ofreció a los planificadores y a los responsables de políticas una base más sólida para desarrollar programas destinados a abordar la pobreza y la marginalidad.
Estructura Social de las Pandillas: Se han mapeado las complejas redes sociales de las pandillas callejeras y las pandillas callejeras, lo que muestra que los barrios pobres no están necesariamente desordenados.
Observación Participante: Utiliza la observación participante para sumergirse en las comunidades y obtener una comprensión más profunda de la dinámica social desde adentro.
Relaciones de Poder y Liderazgo: Analiza cómo se forman y mantienen las relaciones de poder y liderazgo en pandillas y comunidades, enfatizando la importancia de los líderes informales.
Interacción social: su trabajo muestra cómo las interacciones cotidianas y las relaciones personales dan forma a la vida comunitaria y las posibilidades personales, con fuertes componentes de lealtad y reciprocidad.
La importancia del contexto local: White enfatiza la importancia de comprender el contexto local y las características culturales para comprender la dinámica social de cualquier sociedad.
La interacción de tipos
— William Foote Whyte
importantes, intermediarios y tipos
insignificantes, construyen una jerarquía de
relaciones personales basada en un sistema de
obligaciones recíprocas.
Jerarquías y liderazgo en la movilización electoral y la Termodinámica política
El liderazgo de Cornerville se basó en un sistema de reciprocidad similar a lo que sociólogos como George Homans (1910-1989), describieron como «intercambio social». Los líderes brindan a sus seguidores recursos y apoyo, y los seguidores brindan a cambio lealtad política, creando un circuito de retroalimentación que refuerza el sistema de clases establecido.
En los últimos capítulos de La sociedad de las esquinas nuestro autor se concentra en los procesos electorales de “representantes distritales”, “consejeros” y hasta “jueces”, enfocando su análisis al funcionamiento de el liderazgo en de Cornerville, la cual se articula a través de una jerarquía claramente definida, con «hombres de la esquina» ocupando las posiciones más altas. Estos líderes tienen el poder no sólo de movilizar a los votantes, sino también de influir en el proceso de toma de decisiones en sus comunidades y en los detalles de la vida cotidiana. Pero es a través de la movilización electoral, que estos los líderes consolidan sus posiciones con el intercambio de favores, creando una relación simbiótica entre el poder político y social. A su vez, los seguidores de estos líderes callejeros brindan apoyo electoral a cambio de beneficios o recompensas tangibles (dinero, despensas), aumentando así la autoridad del líder en la sociedad. Esto recuerda una vieja idea ya expuesta en otros trabajos de mi autoría sobre la “Termodinámica política”: En cualquier proceso espontáneo, la entropía (medida del desorden o la aleatoriedad de un sistema) siempre aumenta. Para dirigir esa energía, se requiere de un catalizador que facilite el encauzamiento de la demanda y dirija esa energía con el efecto deseado, ese canalizador en las democracias suele ser expresado en dinero o despensas, o en su defecto que el favor potencial se pueda expresar económicamente en favor del elector en un plazo de tiempo razonable para él.
El liderazgo no es estático, ya que los líderes deben demostrar constantemente la capacidad de obtener recursos y cumplir con las expectativas de los seguidores. Por ello estos líderes se ven obligados a buscar controlar los recursos, para conservar su liderazgo, y como en todo proceso en donde se involucra la entropía, existe pérdida de energía que es aprovechada por otros.
La necesidad de controlar los recursos que observa William Foote Whyte, no es propia de Street Corner Society, esté tipo de liderazgos se produce en cualquier organización. El fenómeno ha sido ampliamente analizado en la antropología por pensadores como Marcel Mauss (1872-1950) y Bronisław Kasper Malinowski (1884-1940), por citar a los más representativos.
Marcel Mauss, en su famoso ensayo “Ensayo sobre el don” (capítulo publicado en el libro “Antropología y Sociología” (1971)), explora la importancia del intercambio en las sociedades tribales, lo que se conoce en antropología como “El Don”. Mauss describe las funciones sociales de las fiestas rituales llamadas “Potlach”, practicadas por grupos indígenas de Norte América y el Pacífico, en donde los líderes organizan la economía del grupo y sus relaciones días en base a la festividad ritual “Potlach”. En estas fiestas el jefe pide a sus colaboradores cooperar e intervenir en la realización de ella en distintas formas, no participar en ellas, o no colaborar con el jefe para la realización de la fiesta, significa una humillación social, por lo que el infractor se verá sancionado con la práctica del ostracismo social. Además estas fiestas se realizan con la intención de obligar a otro jefe a entrar a un círculo de intercambio de bienes “El Don”, dando, recibiendo y reciprocando. Es en esta parte del dar, recibir y reciprocar que entra Bronisław Kasper Malinowski autor de “Los argonautas del Pacífico Occidental” (1922), estudio sobre los Trobriand, describe este mismo fenómeno de intercambio de objetos (dones en Mauss), el cual tiene el nombre de Kula, en este sistema la comunidad dirigida por algun lider participa de festividades ceremoniales, para ganar prestigio y autoridad, donde a mayor generosidad al distribuir estos bienes, los participantes adquieren más prestigio e influencia social entre la comunidad. Al obtener prestigio la comunidad acepta que el líder debe mantener el control sobre los recursos, para garantizar la lealtad de los “votantes”. Actualizando la 2 ley de la termo dinámica política: Político pobre es un pobre político, que no será capaz de evitar la entropía por falta de canalizadores que dirijan el flujo de la preferencia a su favor.
En otra ocasión presentaremos a Edward Evan Evans-Pritchard (1902 -1973), en especial con sus libros los “Nuer” (1940) y “Sistemas políticos africanos” (1940), en especial el concepto de el “Big Man”, y estos sistemas de reciprocidad en la política.
La estructura jerárquica de Cornerville, basada en el liderazgo local, influye significativamente en el proceso de toma de decisiones de la comunidad. White describe cómo los líderes locales manejan las preferencias políticas de sus seguidores no sólo en términos de qué apoyar, sino también en términos de qué temas se consideran prioridades comunitarias. Este proceso refuerza el poder de las «personas de la esquina» que actúan como «guardianes» de la participación política, decidiendo quién tiene acceso a los recursos y las oportunidades políticas. Esta influencia en la toma de decisiones también está relacionada con la teoría del «poder descentralizado» de Michel Foucault, es decir, el poder no existe sólo en instituciones formales, sino que se distribuye a través de redes de relaciones sociales. En Cornerville, el poder de los líderes locales no era sólo político, sino que estaba relacionado con la organización social y económica de la comunidad,permitiéndoles mantener el control a través de mecanismos informales de influencia.
“La observación participante a tiempo completo durante un período prolongado de tiempo tiende a ser un fenómeno que va de la mano de la edad. Es más probable que estos estudios los realizan personas jóvenes, en nuestros años de estudiante. Cuando somos profesionales establecidos, con responsabilidades docentes u otras responsabilidades profesionales, es poco probable que tengamos el tiempo y la motivación para asumir un compromiso tan pleno”.
— William Foote Whyte
Políticas públicas de seguridad que utilizan como referencia el libro de William Foote Whyte
El trabajo de William Foote Whyte, ha influido en diversas políticas públicas de seguridad, particularmente en áreas relacionadas con el control de pandillas, la prevención del crimen y la cohesión comunitaria en zonas urbanas marginadas. Algunos ejemplos de políticas que han utilizado elementos similares a los expuestos por Whyte incluyen:
Programas de intervención comunitaria: A partir de una comprensión más profunda de la dinámica social de las comunidades marginadas, se desarrollaron varios programas para involucrar a líderes informales y miembros de pandillas en la prevención del delito. Un ejemplo es el programa Cure Violence de Chicago[5], que llama a los líderes comunitarios a intervenir y mediar antes de que los conflictos se vuelvan violentos, y reconoce que las redes sociales informales son fundamentales para regular el comportamiento colectivo.
Policía de desarrollo comunitaria (Community Policing):[6] Este enfoque de seguridad pública, que se ha implementado en varias ciudades de los Estados Unidos y otros países, se centra en mejorar las relaciones entre la policía y la comunidad mediante la construcción de vínculos sólidos con los líderes locales y la integración de la policía en las actividades comunitarias cotidianas. La idea de una participación profunda en la vida comunitaria es fundamental para la metodología de White y un aspecto clave de la vigilancia comunitaria.
Prevención de la desorganización social:[7] Siguiendo la lógica de White de cómo las normas informales y las estructuras de liderazgo mantienen cierto orden en las comunidades pobres, se han desarrollado programas para prevenir la desorganización social y fortalecer las relaciones comunitarias. Un ejemplo es el Plan Nacional de Prevención del Delito de México[8], que se centra en aumentar la cohesión social y reducir la violencia en zonas vulnerables mediante la promoción de la participación comunitaria y el fortalecimiento del tejido social.
Programas de Intervención Juvenil y/o pandillas juveniles: White muestra cómo las pandillas no operan en el vacío, sino que están integradas a la vida social de las comunidades. Las políticas del estado de Los Ángeles, como el Programa de Reducción de Pandillas y Desarrollo Juvenil (GRYD)[9], utilizan este entendimiento para desarrollar programas que intervienen directamente en las pandillas, trabajando con los jóvenes y sus familias para brindarles alternativas de empleo, educación y participación comunitaria. Reduciendo la necesidad de recurrir a conductas delictivas.[10] Esto se alinea con la observación de Whyte sobre los “corner boys” y la necesidad de ofrecer alternativas constructivas
Programas de Vigilancia Vecinal: Sustentado en la idea de fomentar la cooperación entre vecinos y autoridades para mejorar la seguridad local, es similar a la observación participante de White, donde la comunidad participa activamente en la vigilancia y la prevención del delito.[11]
En todos estos casos, la política estuvo influenciada por el reconocimiento de que las dinámicas sociales informales son la base de la organización social, como las exploradas por White, eran fundamentales para abordar los desafíos de seguridad en las comunidades urbanas marginadas.
Como se puede observar, estos programas que han sido exitosos para disminuir la violencia y la delincuencia en ambientes urbanos, en poco se parecen a los programas estrellas del Estado y Municipio de Aguascalientes, donde sus brillantes secretarios de seguridad pública y de comunicación, no se cansan de anunciar día tras días las acciones de vigilancia de las patrullas estatales y municipales que tienen como objetivo aplicar la “ley de San Andrés” (el que parece es), deteniendo a todo aquel que parezca sospechoso por el simple delito de “portación de cara”, diría él ex presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Aguascalientes, Jesús Eduardo Martín Jauregui (que por cierto, aún quedan pendiente las investigaciones por tortura y tratos crueles provenientes de las administraciones municipales de Teresa Jiménez) , ya que al final de cuentas para estas autoridades, creen que es por boletines y cifras de detenidos como se “solucionan los problemas de seguridad pública”, sin darse cuenta que su operativo “barretodo” por los mismos principios de solidaridad informal que observa William Foote Whyte, está generando una respuesta más peligrosa por parte de las bandas de jóvenes, que en un principio se reúnen por entretenimiento y reconocimiento, y gracias la estigmatización que genera la violencia pública del Estado y Municipio de Aguascalientes, acusados del “delito de portación de cara”, produce que estos jóvenes reproducen por reciprocidad patrones de violencia más peligros y organizados en su defensa contra la amenaza de la autoridad que interrumpe la vida cotidiana sin cuidado.
Este tipo de consecuencias no deseadas o profecías autocumplidas fue descrito también por otro sociólogo, Robert K. Merton, quien demostró que, en la medida en la que se estigmatizaba determinados grupos sociales, éstos terminaban mimetizándose en el rol que la sociedad, al parecer, había definido para ellos. Creando de esta manera, las mismas amenazas a las que les estaban temiendo. Sin duda, un rasgo que comparten las políticas de tipo conservador y reaccionario (es decir, que solo buscan reaccionar ante los hechos delictivos, en lugar de buscar prevenirlos), es la facilidad con la que caen en los estereotipos sociales y la frecuencia con la que recurren al profiling criminal[12] en sus intentos por mantener la seguridad. Esto parte, primero, de una comprensión muy pobre de lo que implica la seguridad, que para las autoridades panistas solamente implica quietud y ausencia de hechos violentos, al menos explícitos, es decir, una visión negativa de la seguridad, a partir de lo que no quieren que haya: no se quiere que los jóvenes anden “vagando”, no se quiere que existan “bandas” o “pandillas”, etc.., en lugar de darle un acercamiento positivo al concepto de seguridad como la existencia de confianza y cuidados entre vecinos, la posibilidad de establecer lazos de solidaridad, como los que reseñó Foote Whyte, que ayuden a cuidar entre todos a la gente.
Y la segunda parte por la vena autoritaria que brinca a la menor provocación en los espíritus conservadores, para quienes el “orden” es la más alta demanda a la que debe aspirar una sociedad. Orden entendido como uniformidad bajo una opinión hegemónica. Por eso solamente son considerados “peligros a la sociedad”, las personas que residen en la parte más baja de la pirámide socioeconómica, por eso sobre ellos se ceban los locutores de radio y los periódicos que reciben saludables dosis de propaganda oficial, a pesar de que, casi siempre, los delincuentes de arriba suelen ser los que más caros le salen a la sociedad, en todos los sentidos.
Esta visión errada de la seguridad pública genera que, a pesar de los millones de pesos gastados en iniciativas puramente reaccionarias, como el ya comentado operativo barretodo, la delincuencia en general, y los homicidios en particular no hayan hecho sino aumentar durante todo el sexenio actual, al punto de que es poca o nula la diferencia con estados como Jalisco o incluso Guanajuato, el Estado más peligroso del país y que también es gobernado por el PAN, en términos de tasas por cien mil habitantes. Mientras el gobierno siga viendo en sus propios ciudadanos a enemigos potenciales, en lugar de verlos como comunidades en urgencia de recuperar la cohesión social que ha deshecho el crecimiento anárquico de la ciudad y el modelo económico actual, los números tenderán a seguir empeorando, sin importar con cuánta fuerza salgan los voceros a decir a través de sus ya conocidos shows mediáticos (única área en la que al parecer se especializa este gobierno) que somos algo así como un gigante que sólo sabe comprar patrullas, cámaras y armamento (y ni hablar de la falta de transparencia de esas compras que dejan el sabor en la boca de corrupción).
Conclusión
El libro de William Foote White, La sociedad de las esquinas (“Street Corner Society”) (1955), se ha convertido no sólo en un clásico de la sociología urbana, sino también en una referencia para la investigación cualitativa que utiliza la observación participante. Su enfoque empírico y profundo le permitió explorar la complejidad de las relaciones sociales en entornos marginados, desafiando las simplificaciones teóricas dominantes de la época. White muestra que la vida en los barrios marginales se caracteriza no sólo por el caos, sino también por normas y jerarquías sutiles construidas en la interacción social cotidiana. Su legado teórico continúa influyendo en el estudio del urbanismo, el poder informal y el desarrollo de políticas públicas que abordan la marginalidad y la pobreza.
Bibliografía y citas:
Fernando Azpurua. (2005). La Escuela de Chicago. Sus aportes para la investigación en ciencias sociales. Revista Venezolana de Ciencias Sociales, 9(2), 45-60. http://ve.scielo.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1317-58152005000200003 ↑
Ritzer, G. (2011). Teoría Sociológica Clásica (3ª ed.). McGraw-Hill Interamericana Editores. ↑
La etnología es una ciencia social que estudia la diversidad cultural de los seres humanos, analizando sus manifestaciones culturales y creaciones. Esta disciplina se enfoca en comprender las similitudes y diferencias entre las sociedades, examinando aspectos como la lengua, la religión, la organización social y las costumbres (Escuela Nacional de Antropología e Historia. (s.f.). La etnología. ENAH. https://www.enah.edu.mx/index.php/pres-etn-lic#:~:text=La%20etnolog%C3%ADa%2C%20como%20ciencia%20de,humana%20y%20las%20formas%20materiales). ↑
Guzmán Martínez, G. (2018, mayo 2). Interaccionismo simbólico: qué es, desarrollo histórico y autores. Psicología y Mente. Recuperado de https://psicologiaymente.com/social/interaccionismo-simbolico. ↑
https://cvg.org/ ↑
https://portal.cops.usdoj.gov/resourcecenter/RIC/Publications/cops-p157-pub.pdf ↑
https://www.dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5673254&fecha=05/12/2022#gsc.tab=0 ↑
- https://cpd.edomex.gob.mx/programa_nacional#:~:text=Es%20el%20instrumento%20rector%20que,el%20fortalecimiento%20de%20la%20cohesi%C3%B3n ↑
https://www.ace4change.org/es/programs/grydintervention/ ↑
https://www.gob.mx/segob/prensa/jovenes-centro-de-los-programas-de-prevencion-de-la-violencia-y-la-delincuencia-subsecretario-campa-cifrian ↑
https://tubienestar.cdmx.gob.mx/detalle_publico/resumen/accion/509/02CD16_004_ACCIONSOCIAL ↑
Profiling criminal: En criminología, se refiere a la creación de un perfil de un delincuente basado en patrones de comportamiento, características psicológicas y otros datos recopilados de la escena del crimen, testigos o antecedentes criminales. Es utilizado por las fuerzas del orden para intentar predecir el tipo de persona que podría haber cometido un crimen y, en algunos casos, prevenir futuros delitos. Lo cual dudo que la autoridad actual lo esté practicando, solo hay que ver sus pobres resultados en materia de seguridad pública, la cual se basa en alterar y manipular la percepción en base a boletines y slogan publicitarios. ↑
Merton, R. K. (1964). Teoría y estructura sociales (2.ª ed.). Fondo de Cultura Económica.
Whyte, W. F. (1943). La sociedad de las esquinas. (Nombre del Traductor, Trad.). Editorial (Año de publicación). (Trabajo original publicado en 1943).