LA CARA INMORAL DE ZEDILLO

Expresidente Ernesto Zedillo se ha vuelto en uno de los furibundos críticos del actual régimen, el de la 4T, en su periodo de continuidad con Claudia Sheinbaum a la cabeza. Desde su residencia norteamericana o en algunas visitas recientes al país, se ha encargado de criticar la presunta violación al Estado de Derecho, a la República, las instituciones y a la democracia mexicana. Asuntos por demás cuestionables, pero no tiene cara para hablar de ello y no de su entreguismo al imperio, que hoy lo tiene cobijado.
Pero quien lo ha evidenciado es su propio excorreligionario el sinaloense Francisco Labastida Ochoa, en su libro recién publicado, La duda sistemática, autobiografía política, donde entre otras cosas relata el papel jugado por Zedillo en la alternancia con el PAN en las elecciones del 2000, donde el autor fungió como candidato presidencial del PRI, perdiendo con Vicente Fox Quezada.
En una parte del texto, Labastida afirma que el entonces Presidente Zedillo, negoció de manera personal con su homólogo norteamericano Bill Clinton, un préstamo por 40 mil millones de dólares para amainar los efectos negativos de la debacle financiera de diciembre de 1994. Lo que México entregaría era la presidencia de la República al candidato del PAN, personaje muy a modo con Washington como lo demostraría poco después con el incidente de “comes y te vas”, irrespetuosa actitud hacia Cuba y Fidel Castro, además de rastrera y entreguista hacia Estados Unidos.
Zedillo y Fox mostraron lo que son, manteniéndose a la cola del imperio, poniéndose de tapete con el gobierno de Washington. Por algo ninguno de los dos ha abierto la boca para criticar las bravatas de Donald Trump y sus pretensiones por afectar la soberanía del país.
De qué entonces y ahora hablaba Zedillo, defendiendo la presunta democracia en México, que él había impulsado en su periodo, pero con la mano norteamericana metida hasta el fondo, a qué estado de Derecho se refería cuando cambió la cúpula del Poder Judicial a modo como quiso y dispuso.
Si es esa la democracia y el Estado de Derecho de sus tiempos y los de los regímenes del PRIAN, que ahora persisten en defender, entonces en lo personal no estoy de acuerdo, que bueno que hayan terminado, para dar paso a un nuevo camino, que veo como transicional, si miras a volver atrás.
Hoy, ante las amenazas de Trump, para el país y el mundo, se requiere cerrar filas, poner en el centro lo fundamental que es la defensa de nuestra soberanía y derecho a la autodeterminación, de nuestros connacionales en los Estados Unidos, de desplegar políticas solidarias con los pueblos contra la guerra y por la paz.
De ello, qué ha hablado y dicho Ernesto Zedillo. Nada. Pareciera que no ocurre ni ha ocurrido para él. Sigue siendo un personaje de doble moral contradictorio e incongruente. Se ha sumado a los detractores del camino que se sigue actualmente, pero no propone nada y menos aún reconoce sus errores cometidos en el pasado.
Afortunadamente la mayoría de los mexicanos sabemos quién es y qué representa.