El obispo Espinoza pone los dedos en las llagas
Espantado por los chismes y rumores que le llegan hasta el cielo, Dios le encargó a San Juan la carpeta con información actualizada de los signos vitales del estado de Aguascalientes. A los escasos minutos, el apóstol puso en la mesa del patrón la engrosada carpeta que contiene los datos difundidos por diversas dependencias del gobierno, como el INEGI, la SEP, el IMSS, y el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), entre otras.
Después de darle un sorbo al té de tila, Dios empezó a leer, con ojos de asombro, los papeles que contienen los vergonzosos datos duros, medibles y tangibles, del desmadre que se cargan los gobiernos estatal y municipal panista; por ejemplo, el desmesurado crecimiento en la victimización y percepción de inseguridad de 2022 a 2024, en lo que se refiere a prevalencia delictiva en hogares (de 30.2% a 34%), en personas (de 25 mil 541 a 29 mil 473), en delitos por cada 100 mil habitantes (de 26 mil 305 a 33 mil 960) y el porcentaje de preocupación por escasez de agua (de 20.8 a 32.79), de acuerdo a la Encuesta de Victimización y Percepción de Inseguridad del INEGI, septiembre de 2025; también se dispararon las denuncias por robos en todas sus modalidades en el mes de septiembre, según el SESNSP.
En cuanto a educación, los alumnos de Aguascalientes resultaron casi reprobados en la segunda evaluación en los 4 campos formativos al obtener en promedio 11.13 puntos de un total de 20, según la Evaluación Diagnóstica 2025.
La economía baja por el elevador. En las administraciones que antecedieron al Gigante de México, las tasas anuales promedio fueron de 5.2%. De 2022 a 2024 apenas escaló a 2%. En el segundo trimestre de 2025 carga en su raído morral el misero porcentaje de 0.9 anualizado, muy lejos 4.1 deseable.
La generación de empleo formal al tercer trimestre de 2025 camina por debajo del 75% de su meta, porque apenas alcanza el acumulado de 57.7%, registra el IMSS.
Y bueno, el desastre total se ve reflejado en las problemáticas urbanas en la ciudad de Aguascalientes (INEGI/junio de 2025), donde Leonardo Montañez Castro refleja el total abandono sus obligaciones constitucionales por estar pensando en la candidatura del PAN al gobierno estatal: para el 78.6% de la población mayor de 18 años y más, el principal problema son las fallas en el suministro de agua potable, seguido de baches en calles y avenidas (78.6%), y hospitales saturados o con servicio deficiente (66.1%).
La ENSU/INEGI, julio-septiembre de 2025, señala que la percepción de efectividad del gobierno de Montañez Castro es de 44.3% de efectividad ante la deficiente prestación de los servicios públicos, su único motivo de existir; dicho en cristiano, el edil, regidores y síndicos, y funcionarios públicos del ayuntamiento capitalino están más que reprobados. Al decidirse la nominación azul para la gubernatura, Montañez Castro asistirá al funeral de sus sueños electorales.
Atormentado por los daños causados, aquella mañana de hace tres meses, Dios le pidió a San Pedro que le comunicara con el obispo de Aguascalientes, Juan Espinoza Jiménez, quién le saludo de manera humilde y respetuosa al escucharle extremadamente enojado —en mi elegante francés, diría encabronado—, como si alguna tormenta se avecinara.
Sin preámbulo, el Creador le puso una fuerte regañada y le ordenó intervenir para recomponer el panorama dañado por el nulo interés del gobierno para resolver los problemas que padece la comunidad, empezando por el Estado de derecho, fallido por el narcotráfico. Terminada la breve plática despidió con dureza al obispo, quién a su regreso a Aguascalientes instruyó al acólito para que sacara del armario la fusta de cuero.
A partir del 28 de julio, Espinoza Jiménez empezó la andanada de chicotazos en homilías dominicales y conferencias de prensa:
“El crimen organizado es un gigante, lo más triste es que están coludidas personas del gobierno”.
“Aquí (Aguascalientes) nos dicen que no pasa nada, pero hay violencia, inseguridad y empleo mal pagado”.
“Da miedo salir a la calle en la noche o en ciertos momentos en la ciudad”.
“Hace tres años salía uno a la calle con mucha confianza, porque sabías que aquí no había inseguridad”.
Y el domingo 19 de este mes, el prelado critica “el derroche de recursos destinados a espectáculos, como los destinados a la celebración del 450 aniversario de la ciudad, que bien podrían emplearse para fortalecer áreas prioritarias como la limpieza, la infraestructura educativa y de salud, y la seguridad pública”.
Aguascalientes vive momentos muy complicados. Las cifras oficiales son para reflexionar, para actuar en consecuencia, no para combatirlas con publicidad engaña bobos.
Porque alguien debe de escribirlo: Hasta la próxima.
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