¿Cómo incidir en el nuevo escenario político?

Partamos de analizar rápidamente lo sucedido en la Cámara de Diputados federal el pasado 17 de abril, a partir de las grandes lecciones dadas, pero además, por los retos planteados, en el ánimo de tener claro lo que se tendría que hacer en lo sucesivo.

Las primeras observaciones que en lo personal puedo hacer son las siguientes: a) No se puede ver el resultado de manera maniquea, de tal manera de que no hubo triunfador ni vencedor en términos generales; b) La oposición pudo contener la presentación de una mayoría calificada, lo que no tiene que decir que ganó la votación, al contrario, refrendó su debilidad; c) el presidente no alcanzó la reforma constitucional, pero parte de los objetivos se cumplieron con la nacionalización del litio, en lo que él mismo llamó como plan B; realizado un día después, d) En todo caso, si podemos afirmar que hubo perdedores, estos fueron Morena y el líder de su grupo parlamentario Ignacio Mier, ambos han demostrado que son un estorbo para López Obrador; e) Casual o no, a los pocos días del evento, el Presidente de la República se ubica con 71% de preferencias, el dato más alto del sexenio.

En cuanto a los retos planteados, podemos señalar los siguientes: a) El país sigue polarizado, con la confrontación de dos proyectos alternativo de nación, aunque el identificado con el progresismo que representa López Obrador, requiere una más activa corriente de izquierda, más activa desde dentro y desde fuera; b) A la guerra sucia no se le puede responder conforme la tercera ley de Newton ni con actitudes revanchistas; c) El nivel político de los políticos es muy bajo, en consecuencia debe haber más lucha y debate; no se vislumbra nuevamente hacia 2024, un referente político de la izquierda socialista, el candidato postulado por Morena y aliados, no necesariamente pudiese tener ese perfil.

Con los anteriores elementos, el escenario político para los siguientes meses y años no pareciera construirse de manera fácil y tersa, es factible que se encone aún más la confrontación de las diferencias fuerzas, se intensifique la lucha de clases, aunque no lo reconozcan como tal las dos fuerzas predominantes, dígase la derecha conservadora y la 4T. La guerra sucia de ambos lados, pareciera ser una nefasta constante.

Lo que se vislumbra para lo que resta del sexenio es la reacción opositora ante dos proyectos icónicos, como son el Tren Maya y la Refinería de Dos Bocas. Aunque tampoco podemos dejar a un lado a que, sobre todo en el ámbito del movimiento social, hay varios pendientes que le pueden hacer agua al gobierno de AMLO: el esclarecimiento del caso de los 43 normalistas de Ayotzinapa; la política sin suficientes resultados seguida con los desaparecidos; el tratamiento dado a los periodistas y luchadores sociales agredidos o de plano asesinados; el no haber tocado ni procesado realmente a ningún pez grande en la lucha contra la corrupción o seguir tolerando personajes como Alejandro Gertz Manero. Estos son puntos débiles del actual gobierno.

Hasta ahora, la izquierda socialista no ha incidido determinantemente en el proceso, aunque tenga posición y propuesta alternativa. El punto es que no tiene hasta ahora capital social que le garantice cómo impulsar sus alternativas e influir en el escenario antes descrito.

Ha perdido mucho tiempo en recomponerse, pero lo ha hecho a partir de los grupos existentes, cientos diría, pero no del movimiento de masas, organizado o no. Durante años también le apostó a alternativas políticas con registro legal, como fue el PRD y Morena. Ya vimos en que acabó el primero y hacia donde va el segundo. Aunque conozco compañeros que provienen de la izquierda socialista en el primero, no se si ahora se reivindican como tal. Y de ser así, no entendería como defenderían su maridaje con el PAN y el PRI.

En Morena si hay una corriente que como tal se reivindica, pero que en los hechos no ha podido o querido incidir en la necesaria radicalización de ese partido, que sigue consumiéndose en su jugo de la lucha interna y su divorcio del movimiento social. No quieren entender que existen gracias al Presidente de la República, al cual cada día le estorban más. Reiteremos sobre el deficitario papel jugado en la aprobación de la reforma eléctrica. Morena no ve lo que no quiere, hasta que su destino los alcance.

El peso fundamental de la izquierda socialista política y social, apoya al gobierno de la 4T, aunque tiene clara su caracterización del mismo. Lo hace de alguna manera como señala el Movimiento Comunista Mexicano, a partir de un acompañamiento crítico Y de avanzar en un peldaño de profundización de la democratización de la sociedad, hacia su radicalización. Hay quienes no coinciden en el etapismo. Pero también, aunque haya condiciones objetivas para el cambio, no las hay subjetivas, aunque ellos piensen lo contrario, al autonombrarse vanguardia del proletariado, para plantear como única alternativa para el aquí y ahora el socialismo. Mientras, la mayoría de los mexicanos ni los conoce

Pocos son los grupos que se oponen abiertamente, recuerdo algunos de ellos: Rumbo Proletario (que sabrá en que quede con la muerte de su líder Armando Martínez Verdugo); uno de los dos Partidos de los Comunistas mexicanos (el que fue dirigido hasta su muerte por Salvador Castañeda O’Conor. El otro con el mismo nombre es el que ahora dirige Armando Ibarra, pertenece a Unidad Comunista y si apoya al gobierno de AMLO); el Partido Comunista de México (lombardistas que se creen herederos del PCM, cuando no tienen ningún tronco de procedencia del mismo, como si lo tiene el MCM); creo que también se incluye aquí al partido comunista de corte maoísta fundado desde los sesentas por Camilo Chávez. Y evidentemente el EZLN.

Hay un reto grande para la izquierda socialista, cuyas tareas ya las dibujaba hace muchos años Antonio Gramsci. Hay un cartel recientemente publicado por el MCM en su órgano Tribuna Comunista que lo señala y ahora reproduzco:

Instrúyanse, porque tendremos necesidad de toda nuestra inteligencia.

Agítense, porque tendremos necesidad de todo vuestro entusiasmo.

Organícense, porque tendremos necesidad de toda nuestra fuerza.

A estas tres grandes tareas se suma una consigna central:

Rebasemos por la izquierda.