CONTRA EL INTERVENCIONISMO

Me indigna que habiendo graves intentonas intervencionistas norteamericanas, de su desquiciado presidente, haya quienes mejor prefieren voltear la vista hacia el proceso electoral del 2027, preparándose para refrendar triunfos, aunque la vida e integridad internacional esté en entredicho y acabe afectándonos también a nosotros. No son congruentes, ni progresistas ni humanistas como se reivindican, menos aún revolucionarios.
Y no porque no debamos preocuparnos por nuestros problemas directos ni la situación que priva en el país, hay que atenderlos sin duda, pero también tener claro que no podemos considerarnos que vivimos en una isla aislada de todo, donde nada más debe importar nuestras propias cosas. Lo que pasa en otras latitudes nos afecta.
Me encrespa el desdén con que se ve el genocidio en Gaza y la agresión constante al pueblo palestino; la guerra en Ucrania; el olvido que prácticamente se tiene al pueblo saharaui y a su pleno derecho a la autodeterminación; a la guerra arancelaria que ha trastocado la estabilidad internacional: el sobajamiento de los derechos humanos de nuestros compatriotas en Estados Unidos, latinos y no, migrantes que solo buscan mejorar la calidad de sus vidas.
Ahora Trump amenaza intervenir en Venezuela, inventando causales como lo ha anunciado Pamela Bondi, fiscal general de Estados Unidos. Los cínicos no es la primera vez que lo hacen, ya vimos el caso de Irak y otros países donde han intervenido impunemente, autoasignándose la calidad de gendarmes del mundo, responsabilidad que nadie les ha otorgado.
En Venezuela Trump no va por su democratización, sino por sus riquezas, entre ellas el petróleo, como en Bolivia por el litio o Chile por el cobre. Pretextos hay de sobra, lo importante es reverdecer la Doctrina Monroe y el Destino Manifiesto. Si se ataca a Latinoamérica, se agrede a México.
Estados Unidos presuntamente lucha contra eel país vecinol narcotráfico y los cárteles, quiere actuar con ese pretexto en otros países, incluido el nuestro, donde últimamente han aumentado las intentonas intervencionistas, la última de ellas en voz de la DEA, pero no se conoce que hayan actuado en su propio territorio, al contrario, se sabe que han llegado a acuerdos con caos mexicanos, actualmente detenidos en el país vecino.
Como sucede ahora con Venezuela, no olvidemos que México también está en la mira. Podremos ser su principal socio comercial. Para el imperio es mejor que seamos parte de ellos o hagamos las cosas conforme a sus designios e intereses, que no son los de los mexicanos.
Pero aquí se aprovecha el tiempo para determinar la prolongación de direcciones estatales partidistas en vías de las elecciones del 2027, como si en el mundo no pasara nada ni fuera a afectar a México o que por lo menos requiriese la manifestación solidaria a los pueblos y países afectados por el intervencionismo norteamericano.
Allá ellos, tarde o temprano se les pasará la factura por su despreocupación, no todo es votar y refrendar el gobierno. Son tiempos de denuncia, de solidaridad con nuestros pueblos hermanos y de acción, sin aceptar la menor intención intervencionista.