Crónica de una derrota anunciada. La peor campaña política de la derecha encabezada por Acción Nacional.

Crónica de una derrota anunciada. La peor campaña política de la derecha encabezada por Acción Nacional.

La coalición Fuerza y ​​Corazón por México, integrada por los partidos políticos PAN, PRI y PRD; no sólo terminó por darle la razón histórica al presidente Andrés Manuel López Obrador, de que son y representan lo mismo; sino que ahora, personificados en la figura de Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz, han terminado por desdibujar cualquier pretensión de encabezar los destinos de este país, luego de afrontar, de una manera desestructurada, la campaña presidencial y lo que debería ser el ideario y sus propuestas de nación, acompañado por una serie de pifias y desatinos propiciados, no sólo por los conductores y estrategas de campaña, sino además, por los presidentes de los partidos.

Su exposición gris como candidata, a pesar de la asistencia exterior en al menos uno de los debates, aunado a un formato que, allende de ayudarle, no articuló una posibilidad real de impacto positivo, significó una de las caídas más estrepitosas en las pretensiones de las fuerzas políticas que la acompañan, mismas que, ahora, señalado por algunas fuentes políticas, pretenden, a urgentes cubetadas, sacar el agua que han dejado pasar los enormes escollos generados por los múltiples traspiés de su candidata.

Salvar lo que se pueda en lo local y procurar, en la medida de lo posible, la prerrogativa nacional, parece ser la instrucción general, luego del mayúsculo exabrupto que tuvieron que vivir, consecuente con los resultados del Simulacro Electoral Universitario 2024, realizado el pasado 7 de mayo, en 400 planteles de todo el país, en el que participaron alrededor de 250 mil estudiantes.

La pretensión mediática de ahogar o pasar de largo este ejercicio y seguir presentando a Gálvez como una opción política viable, ha quedado inocua, luego de que obtuviera apenas por arriba del 8%, quedando en tercer lugar en las preferencias estudiantiles, por debajo del candidato a la presidencia de Movimiento Ciudadano, Jorge Álvarez Máynez, quien recibió el 23,1% de los sufragios. Lo anterior, gracias a la difusión que en redes sociales se hizo del propio ejercicio, así como de los resultados, dejando como indiscutible y avasalladora ganadora, a la candidata de Morena, PT y PVEM, que obtuvo el 65% de los votos, Claudia Sheinbaum Pardo.

El resultado por sí mismo también confirma 2 tesis que, en los círculos políticos más especializados de este país se habían manejado:

La primera fue que, la mejor decisión para un partido de oposición era no seguir la inercia de la candidatura femenina que se estableció desde el propio Palacio Nacional, cuando empezó a señalarse la importancia de la participación de las mujeres en la vida política, meses antes del destape de las corcholatas. Esto, estrictamente por un entendido básico de marketing, que reza que se debe desarrollar una propuesta de valor que te diferencie claramente de las demás opciones del mercado, ya que, al haber 3 elementos en concurso, por mera percepción, si uno de ellos es diferente a los otros 2, por sí mismo, lleva un arrastre psicológico hacia su preferencia. Además, se cuestionó la disminución de las preferencias de la derecha en lo general, en la inteligencia de no verse representada bajo una figura femenina.

La segunda y, tal vez la más importante, fue considerar desde el principio como un error, las componendas locales para dejar pasar algunos candidatos de MC en los estados o reforzar esas candidaturas, a través de algunos personajes con la complacencia y apoyo de Acción Nacional, tratando de restarle votos a Morena o a la coalición «Seguimos Haciendo Historia», como lo fue el caso específico de Aguascalientes, en su candidatura a la presidencia municipal. Dado que, resultó contraproducente porque terminó restándole cotos al PAN. En ese contexto, se sumó, además el error estratégico que representaban para la coalición Fuerza y Corazón por México el conjunto de pactos de no agresión, que terminaron por dejar pasar a Jorge Álvarez Máynez, luego de la retrotracción de la candidatura del gobernador fosfo fosfo, Samuel Alejandro García Sepúlveda, quien se tuvo que echar para atrás al ver el enorme agandalle que panistas y priístas pretendían orquestar en Nuevo León, ante su inminente salida.

Ahora bien, la pérdida del target denominado “la cereza del pastel” que representa el espacio etario entre los 18 y los 29 años, es decir, la edad universitaria por antonomasia, que incluye la frescura del nuevo electorado que habrá de votar por primera vez; involucra la nula penetración que han logrado tener los panistas en la juventud mexicana, con su campaña, su organización y, desde luego, su candidata. Evidente también resulta que, aquellos que no han tenido acceso a la educación superior en ese espacio etario, difícilmente habrían de votar por la candidata Gálvez, consecuentemente por su exclusión de todo factor de integración al bienestar durante el periodo neoliberal.

Para colmo de males, apenas hace unas cuantas horas, se hace pública, en rueda de prensa, encabezada por el presidente nacional del PRI, Rafael Alejandro Moreno Cárdenas, apodado «Alito», su solicitud de declinación al candidato Máynez, a favor del voto útil, en apoyo de la candidata Gálvez, ofreciendo a cambio, su renuncia a la presidencia nacional del partido (PRI), así como, su declinación a la candidatura plurinominal al Senado de la República; como si esto pudiera representar ahora algún interés para el candidato de Movimiento Ciudadano, luego como ya dijimos, la paliza a su candidata dentro de los espacios universitarios que, reitero, la posicionó hasta el tercer lugar de las preferencias electorales.

Es claro que el interés priísta ya no se encuentra depositado en el triunfo de su candidata emanada de otra fuerza política(si es que alguna vez lo hubo), puesto que, su presencia partidaria fue por entero disminuida, debido a que, solamente, presentó candidatos con su siglado en los estados de Aguascalientes, Guanajuato y Estado de México y, el resto de sus candidaturas es minoritaria dentro de la propia coalición, dejando entrever que, su preocupación, es justamente el botín que representa la prerrogativa nacional.

Con la claridad y contundencia del resultado del sufragio universitario y, en una pretensión no sistemática, escalándolo a otros sectores etarios, como lo son aquellos que han sido los mayores depositarios de las acciones y programas del Gobierno Federal, parece obvio que quien tendría que estar renunciando a su candidatura es Xóchitl Gálvez, ofreciendo el voto útil en favor de Álvarez Máynez, si su interés de generar una candidatura de oposición fuera genuino.

Además de todo este contexto, también es muy claro que, aún y cuando a nivel local, en algunos estados Morena y sus aliados pudieran haber cometido algunos errores a la hora de determinar candidaturas locales, postulando a personajes indeseables o poco populares, esto resulta irrelevante frente al arrastre de su candidata a la presidencia de la república. Mismo efecto tendría frente a las intenciones de voto diferenciado que pretende difundir ahora la derecha y los conservadores aliados, principalmente del panismo, como un mecanismo de “equilibrio”, que como ya vimos, pretende enmascarar con cara de ciudadanía consciente, el intento por conservar lo más posible de los recursos económicos que se definen por el nivel de la votación para cada partido.

Más allá de la ridiculez que significó la pretensión simbólica del firmado con sangre de un compromiso que descalificó mil veces, de lo asqueroso de los chicles pegados por doquier, de las inconsistencias argumentativas y los errores recurrentes o las malas palabras, lo más significativo que resultó del conjunto de hechos al interior de los eventos y de los actos públicos que realizan los coaligados de corazón, para presentar a su candidata, fue la destacada ausencia de sus propios militantes, que no pudieron, ni siquiera en el arranque, en un lugar cerrado y según ellos bastión primordial del panismo; arropar debidamente a la Sra. Gálvez.

Así, sepultando las aspiraciones de Beatriz Paredes Rangel y, muy probablemente, las condiciones para estructurar una candidatura medianamente seria, arrancaron con la imposibilidad de sacar a la calle, al menos, 2 millones simpatizantes para, desde una tribuna convertida en circo, nombrar mediante un triunvirato de actores deleznables a quien sería su representante y, que luego de 2/3 de campaña electoral, lejos de remontar, sólo ha perdido lo poco que quedaba; convirtiendo su participación, en la crónica de una derrota anunciada. Por cierto, ¿Alguien más, aparte de los roba lonches, queda dentro del PRD?

Sin temor a equivocarme, ésta será recordada como la peor campaña política de la derecha encabezada por Acción Nacional.

Manuel González

Politólogo egresado de la UAA. Maestría en Análisis y Visualización de Datos Masivos por la Universidad Internacional de la Rioja

Manuel González

Politólogo egresado de la UAA. Maestría en Análisis y Visualización de Datos Masivos por la Universidad Internacional de la Rioja

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

error: Content is protected !!