El Embate y Combate a la CORRUPCIÓN
[bctt tweet=»No es suficiente cerrarles la llave de su enriquecimiento al amparo del poder» username=»crisolhoy»]
No espero que los antiguos apoyadores de las posturas neoliberales como Enrique Krauze o Aguilar Camín, acepten autocríticamente que se equivocaron y que las cosas están cambiando, aun cuando no se han cumplido los primeros cien días de gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Para ellos es errático y esquizofrénico el arranque de la actual administración. Allá ellos que sigan pensando lo que quieran.
Para mi, lo más resaltable en este periodo es la lucha frontal contra la corrupción, en acciones completamente alejadas de las cuestiones retóricas, que se habían convertido en algo presente, con respuestas tan disparatadas como la dicha por el peñismo, en el sentido que correspondía a una manifestación de la cultura de los mexicanos y que por lo mismo no se podría combatir ni erradicar, Falso por cualquiera lado que se le vea.
Por lo menos ha habido hasta ahora consecuencia por parte del Presidente de la República al convertir en acciones los planteamientos que al respecto hiciera durante la campaña electoral. Y empezó nada menos que en un área (de muchas) plagada de corrupción, que estaba lesionando sensiblemente a las arcas del país. Me refiero a Pemex y al robo descarado de combustible, cuyo problema ya vimos poco después, no era expresión única de los llamados huachicoleros, sino de una sofisticada red que había desde la estructura de la paraestatal, de los cual ya hay varios indiciados y un funcionario bajo proceso.
A los detractores como los periodistas arriba señalados, les importó más la escasez y problemas de abasto que el combate contra los huachicoleros provocaron, que los efectos positivos del combate contra la corrupción en Pemex. Así han seguido en esto y en otros asuntos, en realidad le apuestan al fracaso del nuevo gobierno y le prenden su veladora a que vuelva el pasado neoliberal, del cual ellos siempre se vieron beneficiados.
Ya avanzado en este punto, el gobierno federal ha proseguido con su plan para sanear Pemex, pero ahora retomando las cosas en la Comisión Federal de Electricidad, organismo que ahora sabemos, proporciona sólo el cincuenta por ciento de la energía eléctrica que requiere el país, así como la creciente tendencia privatizadora en este campo. Hasta ahora López Obrador no ha aludido al cierre de la Comisión de Luz y Fuerza del Centro y el despido de 44 mil trabajadores afiliados al SME, expresión de esa política privatizadora de los gobiernos del PRIAN. Lo que si destapó una larga lista de altos funcionarios pasados asociados a este ramo, que ahora son directivos y/o asesores de empresas privadas dedicadas a la explotación de la energía eléctrica.
El tercer aspecto corresponde a las medidas adoptadas hacia la ministración recursos a organizaciones sociales y a las estancias infantiles. Ambas concitaron cierta reacción, más mediática que realmente soportada con argumentaciones sólidas para mantener la situación como en el pasado. La decisión de la actual administración es evitar el intermediarismo, permitir que los recursos lleguen directamente a los beneficiarios y completos. Situación similar se aplica en las estancias, pues a decir de López Obrador, se detectaron malos manejos lo cual se tiene debidamente documentado.
A la par de todo lo anterior no podemos olvidar las iniciales medidas de austeridad y limitación salarial en los funcionarios de alto nivel, lo cual evidentemente tiene que ver con una concepción nueva de gobernar, que acerque los niveles entre los que menos ganan y los que ganan más.
Por lo menos es mi opinión que, los efectos positivos con estas iniciales acciones contra la corrupción y la impunidad se irán viendo poco a poco. Pero también cuando nos demos cuenta que los principales corruptos no quedan exonerado, aplicándose la ley sobre ellos. La situación del líder petrolero que describe fehacientemente la revista Proceso de esta semana no puede quedar sólo en el tema semanal de una publicación como la señalada.
No es suficiente cerrarles la llave de su enriquecimiento al amparo del poder, el cinismo con que se conducen bajo la protección que les proporciona la impunidad, hay que denunciarlos, ponerlos en el lugar que les corresponde, que es la prisión y el desprecio de la gente.
Este sería un primer paso, pero como ha prendido la corrupción a todos los niveles, hay que preocuparnos de predicar con el ejemplo, insistir en la necesidad de actuar de manera correcta, sin beneficios especiales ni más allá que los propios derechos nos proporcionan.
Será un proceso largo, sin duda, avanzaremos poco a poco, pero deberemos ir in crecendo hasta garantizar que las cosas se den por buen camino, sin subterfugios ni liviandades morales, que si son parte característica del viejo régimen, el cual hay que dejar atrás. Para siempre.
