La Belleza nos salva: Entrevista con el P. Mario Guillermo Chávez

La Belleza nos salva: Entrevista con el P. Mario Guillermo Chávez

Yolanda Padilla Rangel y Salvador Camacho Sandoval


«“El espectáculo de lo bello, en cualquier forma que se presente, levanta el alma a nobles aspiraciones”.»

— Gustavo Adolfo Bécquer


«“Quitad de los corazones el amor por lo bello, y habréis quitado todo el encanto a la vida”.»

— Jean Jacques Rousseau

Introducción

El P. Mario Guillermo es párroco de El Señor del Encino, y es también nuestro vecino. Somos testigos de que, desde que llegó, ha promovido con dedicación y entusiasmo la cultura, mediante la organización de conferencias, conciertos (facilitados algunos por la reparación del órgano Walker), obras de teatro, mapping, una nueva pintura en el muro interior del templo, una nueva escultura de San Miguel, y de muchas más expresiones artísticas en el templo y en sus alrededores.

Somos testigos también de la edición del libro Un templo blanco para un Cristo Negro. Los tesoros del Encino, editado por la misma parroquia, y podemos dar fe de muchos otros eventos culturales, especialmente los realizados en torno al 170 aniversario de fundación de la parroquia y durante las fiestas patronales. Todo esto además de repiques de campanas, trompetas y tambores, que llaman con sentido de urgencia a los solemnes actos de culto realizados en el templo, rodeados también de arte y belleza.

Católicos y no católicos nos damos cuenta de su esfuerzo por evangelizar a través de la cultura, y esto llamó tanto nuestra atención que decidimos pedirle una entrevista, de la cual presentamos sólo algunos extractos. Estamos en una casa en el centro del bonito barrio de Triana, un lugar atractivo y acogedor para quienes aquí vivimos y para quienes desean pasar un buen momento, solos o en compañía.

Pregunta: ¿Cuál es su nombre completo?

Una parroquia activa

P. Mario Guillermo Chávez González (MGC): Soy Mario Guillermo Chávez González, mejor conocido entre los católicos del barrio como el Padre Mario. Nací el 16 de enero de 1965 en la ciudad de Guanajuato y, desde hace 34 años, estoy aquí en la Diócesis de Aguascalientes, doce años estudiando en el seminario y 32 años de ministerio. He estado en distintas parroquias y ahora estoy aquí en la parroquia de El Señor del Encino, desde el 1 de febrero de 2023.

 Pregunta: Sabemos que tiene un interés especial por promover las artes y la cultura en el barrio y en toda la parroquia. Para empezar, entonces, nos gustaría preguntarle: ¿Está usted de acuerdo, Padre Mario, con las siguientes afirmaciones de Dostoievski: “Es imposible vivir sin la belleza, porque entonces no habría ya nada que hacer en este mundo” y “La belleza nos salva”?

MGC: Sí. Dostoievski lo plantea en el sentido de que el acto de amor más bello en la vida del ser humano es el ofrecimiento de Cristo en la cruz como fruto de gracia, luz y liberación plena del ser humano de todo aquello que lo pueda atar. Para Dostoievski, la belleza fundamental de la que se alimenta todo ser humano es la belleza de la ofrenda, el sacrificio de Cristo por todos. Dostoievski tuvo una experiencia terrible: vivió exiliado, en los fríos de Siberia; eso lo marcó para entender que el sufrimiento tiene un sentido redentor de purificación. Lo único que te sostiene en la prueba es la belleza, que es la esperanza de que siempre va a haber algo nuevo más allá de las pruebas que podamos vivir. Para Dostoievski la belleza es el sacrificio. El ofrecimiento de Cristo, que plantea vencer el mal, vencer la oscuridad y ofrecer una dimensión de luminosidad y de plenitud después de toda prueba.

Pregunta: ¿Usted cree que la belleza nos remite a nuestro origen?

MGC: Sí, porque la belleza es un aspecto del ser originario, fundante y fundacional de todo cuanto existe. Y el fundamento es el hombre, el ser humano pleno. Precisamente, la fuente es el Ser, es el Uno, es la Belleza, es la Verdad y es el Bien. Entonces, la belleza es un aspecto de los que se llaman trascendentales: Uno, Bello, Verdadero y Bueno. Cuando el ser humano vive en la unidad, pues vive la belleza, y la belleza se une a la verdad, y la verdad está unida también al bien. El que vive la belleza es porque tiene como sustento el bien y la verdad, o sea, no se contraponen, sino que son la unificación del ser en el fundamento del primer ser.

La belleza toca las fibras más profundas del ser humano, porque tiene una finalidad, no puede tener otra finalidad que el bien y el bien no se puede expresar sin la verdad, por eso verdad, bien y belleza se unen, son los trascendentales. Se llaman trascendentales porque trascienden y su expresión más importante es el arte, o tecné en griego, que finalmente viene a ser el habitar. En latín se dice íncola, habitante, íncola. Entonces, colo viene de cultivar, cultura, culto. Nos sentimos habitados por el bien, por la verdad y la belleza. Esa es nuestra misión que tenemos como íncolas, como habitantes de esta vida, que es ser habitados por lo trascendente. Si somos llamados a habitar este mundo es porque estamos habitados por el Dios creador. Él nos ha creado y nosotros somos llamados a crear, a procrear.

Somos una extensión de Dios. Dios actúa en cada uno. Yo creo que el artista se siente en diálogo con la trascendencia, con Dios. Quiere expresar esta belleza y se eleva a un rango diferente. Buscando la proporción áurea, buscando lo cromático y buscando la expresión de la divinidad misma y se lanza a una trascendencia. Porque lo material sirve para lo que sirve, nada más, pero no nos regala o no nos da paz, no nos da esa capacidad de maravillarnos con una gota de rocío, con una flor, con la sonrisa de un niño, con ver a una mujer que está esperando un hijo (eso debe ser una cosa maravillosa), con un amanecer, con un abuelito que está sentado, algo tiene de trascendente todo.

Yo creo que lo importante de la belleza es que nos conecta con lo que, a veces, el ruido y el ritmo de vida que el mundo nos propone, nos aleja. Pero si nos sentamos y escuchamos el canto de un pájaro, tiene mucho sentido, ésta es la belleza, la belleza está, pero hay que abrir los ojos. No solamente lo físico, sino ver más allá. Porque a veces el mundo puede ser apariencia. Pero cuando vemos con un sentido de limpieza, de pureza es como la bienaventuranza: “Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios”.

Autores del libro

Pregunta: ¿Y cómo se relacionan los artistas con la belleza?

MGC: San Juan Pablo II, en el año 2000, durante el jubileo de los artistas, les decía: “Ustedes son creadores, son artífices”. Los artistas, decía San Juan Pablo II, “tienen la capacidad de entrar en la dimensión del creador”. Finalmente, el arte es crear, es sacar, sacar de sí. En todo ser humano hay bien, hay bondad, hay belleza. Y el artista tiene la sensibilidad para plasmar, para exteriorizar una obra utilizando la arquitectura, la pintura, la literatura, la poesía, la música. Plasmar la belleza.

Hay un tesoro en cada ser humano, y el artista es el que sabe descubrir ese tesoro. Y ese tesoro es plasmar en colores, en figuras, en formas, en estructuras, en escritos, la belleza. Increíble. Lo que les dice San Juan Pablo II a los artistas es: ustedes dialogan con el Creador. Y ustedes plasman la trascendencia en su obra. Sin duda que están en esa sintonía con el Creador. Dios ya creó, pero ahora a ustedes les toca continuar esa expresión de la belleza en la creación. Y sus obras artísticas tienen ese sentido, el artista lo puede expresar en diferentes formas, en la pintura, en la escritura, en la arquitectura, en la música, en el teatro. Yo creo que todo tiene un sentido de belleza. Y un sentido de creación.

Pregunta: Un pensador, Tropimovik, argumenta que la belleza es esencial para la vida humana, que es algo comparable con el agua y el oxígeno, y que sin belleza la humanidad caería en la desolación y la desesperanza, ¿Usted lo ve así también? ¿Qué es para usted la belleza?

El jardín de la Paz

MGC: Pues es alimento del alma. Nos alimentamos de palabras bellas, verdaderas y buenas. Nos alimentamos de miradas. La mirada tiene que ser como decía la bienaventuranza, limpia de corazón, ver a Dios en todas las cosas. Es maravilloso ver cómo los monjes ascéticos de la antigüedad se alimentaban con un mendrugo y con agua. Y es maravilloso este universo cerebral que se comunica con el área del lenguaje, y como se almacenan en tantos bytes cerebrales, con arreglos neuronales conceptos, palabras, historias. Realmente hay una biblioteca en nosotros. Maravilloso. Qué importantes son las palabras que oímos. El ser humano se alimenta de palabras, de miradas, de voces, de canto, de tacto.

Pregunta: ¿Cree usted que el arte nos sana?

MGC: ¡Claro! Si alguien tiene algún problema, puede pintar, empezar a sacar sus problemas interiores. Puede también escribir. Hasta cultivar. Me encontré un amigo de edad avanzada en un vivero, porque a mí siempre me han gustado las plantas. O sea, donde más me conocen es en las librerías y en los viveros, bueno, en las cafeterías también. Llegué a ese vivero y me encontré a este amigo. “¿Cómo estás? Perdí tu contacto. Ya no supe qué pasó”. “No, pues estuve bien malo, y lo que el cardiólogo me recomendó fue cultivar rosas rojas”. Después fui a su casa y tenía muchas rosas rojas, para sanar el corazón. Y me gustaron muchísimo. Él se murió de otra cosa, no del corazón. Somos íncolas, de ahí viene cultivar, cultura, culto. De cultivar viene cultura y de cultivar viene culto.

Salir al Ruedo

Pregunta: La siguiente frase está en Gaudium et spes: “Es propio de la persona humana el no acceder a su plena y verdadera humanidad sino a través de la cultura”.

MGC: San Ireneo, pensador y obispo del siglo II, dijo: “las semillas del verbo están esparcidas en todas las culturas”. Entonces, quiere decir que todas las culturas se pueden conectar a la fuente. La Gaudium et spes dice que el ser humano tiene el acceso a la vida por la cultura. Es que todo es cultura. Cultura es todo. Como en la vida. Por eso lo que hace la iglesia es inculturarse. Sumergirse en la cultura, y conectar. O sea, yo creo que eso es una propuesta desde hace muchos siglos: la inculturación del Evangelio.

Belleza en la natura y la cultura

El Evangelio se encarna en la cultura, esa es la finalidad. Ireneo tiene mucha razón: las semillas del Verbo, las semillas de Cristo están esparcidas en todas las culturas. Entonces yo creo que lo importante sería descubrir los valores fundamentales de la cultura, para encarnarlos y desarrollar.

El Padre Mario

Pregunta: ¿Usted cree que la cultura es un lugar de encuentro privilegiado con el mensaje de Cristo?

MGC: Sí. Entendamos por cultura todo aquello que ayuda a cultivar la interioridad, la espiritualidad. El ser humano, para trascender, cultiva la belleza, la verdad, el bien, el ser, el uno; si todo esto se conecta con la cultura, adelante. Yo creo que es algo importantísimo, para todas las expresiones: la arquitectura, la música, el teatro, la escritura, el cine. Y aquí es donde tenemos que pensar que son puertas abiertas para trabajar. Veamos qué nivel hay de cultura, de música. Tenemos un cúmulo de cultura sacra profunda, de arquitectura, de pintura, de escritura. Falta movilizar y abrir puertas que nos ayuden a activar estos sentidos de lo trascendente. Creo que hay mucho que explorar en este mundo tan maravilloso de la cultura.

Salvador Camacho Sandoval

Licenciado en Educación por la UAA, Maestro en Ciencias, con especialidad en Educación, por el Departamento de Investigación del Centro de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional y Doctor en Historia de América Latina por la Universidad de Illinois en Chicago; es autor y coautor de varios libros, entre ellos: Controversia educativa: entre la ideología y la fe; Historias Latinoamericanas. Reflexiones desde la otra América; La modernización educativa en México; Educación y alternancia política; La vuelta a Aguascalientes en 80 textos; Vaivenes de Utopía. Historia de la educación en Aguascalientes en el siglo XX; Antenas vivas. Conversaciones con artistas de Aguascalientes, y Bugambilias. 100 años de cultura y arte en Aguascalientes. Es Premio John Nuveen en Chicago y Premio Aguascalientes en Humanidades en 2008. Fue profesor invitado en la Universidad Autónoma de Zacatecas (1999-2010) e investigador en la Universidad de Barcelona, España. Trabajó tres años como Director de Educación Media y Superior en el Instituto de Educación de Aguascalientes y es articulista de temas sobre educación, historia, cultura y política. Actualmente trabaja en la UAA y es Presidente de la Sociedad Mexicana de Historia de la Educación.

Salvador Camacho Sandoval

Licenciado en Educación por la UAA, Maestro en Ciencias, con especialidad en Educación, por el Departamento de Investigación del Centro de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional y Doctor en Historia de América Latina por la Universidad de Illinois en Chicago; es autor y coautor de varios libros, entre ellos: Controversia educativa: entre la ideología y la fe; Historias Latinoamericanas. Reflexiones desde la otra América; La modernización educativa en México; Educación y alternancia política; La vuelta a Aguascalientes en 80 textos; Vaivenes de Utopía. Historia de la educación en Aguascalientes en el siglo XX; Antenas vivas. Conversaciones con artistas de Aguascalientes, y Bugambilias. 100 años de cultura y arte en Aguascalientes. Es Premio John Nuveen en Chicago y Premio Aguascalientes en Humanidades en 2008. Fue profesor invitado en la Universidad Autónoma de Zacatecas (1999-2010) e investigador en la Universidad de Barcelona, España. Trabajó tres años como Director de Educación Media y Superior en el Instituto de Educación de Aguascalientes y es articulista de temas sobre educación, historia, cultura y política. Actualmente trabaja en la UAA y es Presidente de la Sociedad Mexicana de Historia de la Educación.

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