La Comuna de París (6) La guerra civil
El 2 de diciembre de 1851, Napoleón III, quien llegó a la presidencia mediante el voto popular, dio un Golpe de Estado para crear el Imperio. En plebiscito de 22 y 23 de diciembre de 1851 –en votación fraudulenta— fue aprobado con el 92% de los votos. El 14 de enero de 1852 se promulgó la nueva Constitución, que fue reformada el 7 de noviembre para restablecer el imperio mediante otro plebiscito asaz tramposo con el 97% de los votos. El Segundo Imperio se proclamó el 2 de diciembre de 1852, y el 25 del mismo mes se promulgó la Constitución Imperial. (https://en.wikipedia.org› French_Constitution_of_1852). Marx expone y analiza ampliamente las falaces maniobras del sobrino de Napoleón I en “El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte”.
Europa se vio convulsionada –1848 y 1875– por “guerras, breves pero muy sangrientas (murieron 600 mil personas sólo en la de Crimea), que tuvieron por objeto reordenar el mapa del viejo continente … el complicado sistema de alianzas que comenzó a aplicarse; el fortalecimiento de los ejércitos y del ideal ‘nacional’, y la disputa por los mercados y la competencia imperialista, prepararon el terreno para la gran guerra” [Francia-Prusia en 1870 y la “Primera Guerra Mundial” en 1914] (https://elhistoriador.com.ar El Mundo Contemporáneo, Buenos Aires, 2000).
La guerra franco-prusiana fue instigada por Prusia, pero la habilidad de Bismarck lo hizo parecer como agresión de Francia. En agosto 4, 1870, Prusia invadió Francia. El 7, “ya no hubo más remedio que confesar los desastres”. El emperador y la burguesía pro-monarquía están “más preocupados ante la idea de un golpe de Estado [urdido tanto por la burguesía republicana como por el proletariado], que ante las victorias prusianas”. “El temor a la revolución es para las Tullerías obsesión mayor que el miedo a Prusia” (Lissagaray, Op. Cit., pp. 48-49).
Desbandado, el ejército francés se ubica en la hondonada de Sedán, donde se ven rodeados “por 200 mil alemanes y 700 cañones. Napoleón III sólo acierta a desenvainar su espada para entregársela al rey de Prusia. El día 2 de septiembre todo el ejército cae prisionero” … Así, París y toda Francia queda bajo el control de Bismarck. “El pueblo demanda la paz, pero también la República” (Loc. Cit. P. 50).
En el Hôtel-de-Ville “doce ciudadanos entraron en posesión de Francia. Se declararon legitimados por aclamación popular. Tomaron el nombre de Gobierno de Defensa Nacional” (Loc. Cit. P. 51).
A fin de centralizar la defensa de la República, el partido de acción (Comuna) convocó, el 5 de septiembre, a los alcaldes de París a constituir un comité central de los 20 distritos de París. “Esta forma de elección tumultuaria dio como resultado un comité de obreros, de empleados, de escritores conocidos en los movimientos revolucionarios y en las reuniones de los últimos años” (Loc. Cit. Pp. 52-53).
Marx enfatiza, en torno a la Comuna, que no era solamente el desafío entre un aguerrido grupo proletario [elegido democráticamente al ayuntamiento (comuna) de París] y la gran burguesía, sino una total guerra civil en la cual se confrontaron republicanos moderados y radicales, así como tres partidos monárquicos (los vinculados al tercer Imperio, los nostálgicos del último rey de Francia Luis Felipe III de la dinastía de Orleans, y el propio Napoleón III). Dentro del complejo escenario de la derrota de Francia ante Prusia, lo crucial, en opinión de Marx, fue la lucha por el poder del Estado entre la clase de los trabajadores y la de los propietarios. Esta fue la gran importancia de la Comuna.
Al respecto, en la introducción de la Guerra civil en Francia, Engels explica: “gracias al desarrollo económico y político de Francia a partir de 1789, la situación en París desde hace cincuenta años ha sido tal que no podía estallar allí ninguna revolución que no asumiese carácter proletario … [éste] había pagado la victoria con su sangre [1789, 1830, 1848], presenta sus propias reivindicaciones después del triunfo conseguido … pero la reivindicación misma encerraba ya una amenaza al orden social … De aquí que después de cada revolución ganada por los obreros estalle una nueva lucha, que termina con la derrota de éstos” (La guerra civil en Francia, C. Marx, F. Engels, Obras Escogidas, Ediciones de cultura popular, sin fecha de publicación, p. 257).
Añade: “así sucedió por primera vez en 1848 … pero detrás de las capas de la burguesía y la pequeña burguesía, estaban los obreros revolucionarios, que desde 1830 habían adquirido mucha más independencia política de lo que los burgueses e incluso los republicanos se imaginaban …” (Op. Cit. P. 258)
En la Introducción a “Las luchas de clases en Francia de 1848 y 1850”, Engels advirtió que, después de las experiencias de 1830 y 1848, la burguesía se fortaleció como clase dominante, por lo cual la clase de los trabajadores debía evolucionar, igualmente, para pretender llevar a cabo exitosamente la revolución social (Pp. 686 y ss).
Al establecerse la Segunda República, los obreros la calificaban de “república social”, sin saber a ciencia cierta unos y otros qué significaba.
Consecuencia trascendente de la revolución de 1830 fue que los capitalistas asumieron plenamente el poder del Estado, relegando a la aristocracia terrateniente. Esto es, observó Marx, el poder político “fue transferido de los enemigos más remotos a los enemigos más directos de la clase obrera. Los republicanos burgueses, que se adueñaron del poder del Estado en nombre de la revolución de febrero”, provocaron las masacres “de junio para probar a la clase obrera que la república ‘social’ era la república que aseguraba la sumisión proletaria, y para convencer a la masa monárquica de burgueses y terratenientes que podían dejar sin peligro los cuidados y los gajes del gobierno a los ‘republicanos’ burgueses…” (La Guerra Civil en Francia, p. 296).
(*) Una pausa. Reanudaré el segundo fin de semana de enero.
