LA INTENSA COYUNTURA SEMANAL
Esta semana que acaba de concluir fue intensa en cuanto a los acontecimientos de relevancia política, de tal manera que no se puede hablar de uno solo sino de varios, en tanto, influirán todos ellos en lo que se desprenda en las semanas siguientes y en general, en la situación política nacional. Son de coyuntura pero de repercusiones aún no medidas. A ello nos queremos referir ahora.
Lo primero tiene que ver con una cuestión concatenada, porque de alguna manera viene de la misma fuente, me refiero a la decisión de los partidos de oposición (dígase PRI, PAN y PRD), para acudir ante la OEA para que intervenga, con la presunta acusación de incidencia del narco en las elecciones del pasado julio. Y en ese sentido, la decisión del excandidato presidencial Ricardo Anaya, de salir del país, por la presunta persecución política por parte del actual gobierno federal.
En memes de redes sociales ha empezado a circular a los dirigentes de marras, a la par de una imagen de los mexicanos que fueron en el siglo XIX a ofrecerle a Maximiliano el imperio mexicano, lo cual quizá desviaría las cosas, aunque en realidad lo que se quiere subrayar es la postura entreguista de estos personajes, más cuando acuden a un organismo que, sobradamente se sabe que es un cipayo del imperialismo norteamericano, que opera según el interés del vecino gobierno y no de manera imparcial y antiintervencionista, que es como debiera de operar, aunque está lejos de que ello ocurra. En el caso del queretano, que tiene problemas hasta con sus propios correligionarios, ha trascendido que las investigaciones parten de Javier Lozano y Emilio Lozoya, que no se pueden considerar como manipulables por el gobierno actual.
Ambos casos hieden demasiado por su grado de politización, donde sólo prevalece jalar agua al molino de sus promovientes, que aquí es claro que corresponde a la derecha y a quienes se han cargado a ese lado, como es el patético PRD, que sigue hundiéndose en el fango del desprestigio.
El segundo tema a señalar es la casi conclusión del plazo para ponerse a operar la normatividad en torno al outsourcing, proceso cuyos defensores de la figura de la tercerización, siguen resistiéndose, cuando el propio gobierno les ha abierto la puerta, escuchado sus posturas o incluso (diría yo) cedido a algunas de sus planteamientos, de tal manera que en los hechos, sólo se ha considerado la no fuga de recursos a entregar al fisco, cuando la alternativa real es la desaparición de esa figura, no la de su reglamentación.
Incluso también habría que cuestionar la política gubernamental de los tres niveles, para seguir aplicando en su seno la subcontratación, tal como sucede por ejemplo con el servicio de limpia en las oficinas públicas, donde persisten los contratos con empresas de ese tipo. El gobierno no puede ser candil de la calle y oscuridad de la casa. La desaparición del outsourcing seguirá siendo una demanda de la izquierda mexicana y una diferencia con respecto a la 4T.
El tercer tema es el regreso a las clases presenciales, programadas para este treinta de agosto, punto en el cual, en lo personal estoy de acuerdo, aunque si creo que no se ha explicado debidamente, sobre todo a aquellos sectores de mexicanos que tienen dudas o están francamente en desacuerdo. En la mañanera de la semana pasada se argumentó ampliamente sobre algunos aspectos reales y atendibles, ligados a los efectos psicológicos del confinamiento, como el incremento de la violencia intrafamiliar, los embarazos en menores de edad, las deficiencias en la atención educativa y el aprendizaje, entre otros elementos.
Pero no ha sido suficiente la información sobre las condiciones sanitarias, de control y prevención de contagios, más en un momento que aunque se mencione que la tercera ola va a la baja, por lo menos hace días, 7 estados estaban en rojo y 17 en naranja, algunos de los cuales con registros altos de hospitalizaciones, aunque es cierto que van bajando los índices de decesos, en gran medida gracias al proceso de vacunación, que ya vimos que no es infalible pero si ayuda y amaina la enfermedad y su drasticidad en los inoculados.
Tampoco se ha mencionado las repercusiones económicas en el caso de seguir manteniendo el confinamiento, quizá por posibles reacciones sesgadas sobre todo de la oposición, aunque lo que debiera imperar por sobre todo es la verdad, claridad en el manejo de la información, como expresión de la realidad. Las semanas siguientes nos podrán mostrar la pertinencia o no de las medidas del gobierno.
Otro punto, exacerbado por hechos dados en el mes de agosto, fueron los nuevos acomodos en el Congreso de la Unión y en Morena, como partido predominante en los tiempos actuales. La permanente evidenció lo que será el próximo periodo de sesiones de ambas Cámaras, la dificultad para llegar a acuerdos y la dificultad para la coalición mayoritaria para apoyar lo que se necesite para dar continuidad al gobierno en la segunda parte del sexenio, que es la más difícil.
Lo anterior no es una cuestión menor, más si consideramos que Morena debería adecuarse a esa circunstancia y al parecer está haciendo todo lo contrario. Bajo el pretexto de que tienen que priorizar su participación en la consulta por la revocación de mandato (que por cierto aún no está determinada), ha pospuesto nuevamente hasta mediados del año entrante a la renovación de sus dirigencias estatales, cuando está claro que eso es parte de la crisis interna que lo caracteriza. Siguen dándole la vuelta a las cosas, sin afrontarlas y prepararse realmente para acompañar a un gobierno que es de su cuño.
También han desconsiderado al movimiento social y de masas y a la izquierda que coincide en algunos aspectos con la 4T y en otros tiene francas diferencias y que al paso del tiempo, pudiese tomar otro camino, más cuando no siente en Morena un referente político, menos aún ideológico. Como van, Morena se puede convertir en una rémora para el proyecto que representa el actual gobierno.
Estos son algunos de los puntos que incidirán en la vida política nacional de las próximas semanas.