LA LUCHA POR LA DEMOCRACIA

LA LUCHA POR LA DEMOCRACIA

Hablábamos en mi anterior colaboración la búsqueda de la gobernabilidad y de ahí la necesidad de impulsar el objetivo de conseguir la mayoría calificada en la Cámara de Diputados federal y situación similar en los congresos estatales, en tanto ello es una condición indispensable para sortear los retos en la segunda parte del sexenio y sentar las bases para la continuidad después del 2024.

[bctt tweet=»Con la alternancia en el año 2000 se esperaba se abriera un proceso de transición democrática el cual nunca llegó» username=»»]

No es entonces la intención de ganar por ganar, menos aún a costo de lo que fuera, aunque ello pudiese poner en entredicho el objetivo final o las consecuencias al final no fueran las esperadas, pues el pragmatismo prevaleciente por si mismo no daría paso a que se sigan las cosas conforme el espíritu de lo que se defiende como la Cuarta Transformación, de tal manera que pudiesen darse casos similares a Lily Téllez.

Pero el asunto no es reiterar el tema abordado ya antes, sino abrir otro que es fundamental y que incluso, la derecha hoy lo ha puesto en centro del debate, a partir de una profusa campaña expresada sobre todo en redes sociales. Me refiero a la democracia. Dicen que antes había democracia y votar por ya saben quien es sufragar por una dictadura. Ejemplifican la no democracia con Cuba, Venezuela y Nicaragua, para al contrario, llamar a volver al pasado, a los gobiernos del PRIAN.

Es un insulto para la gente pensante, una loa a la desmemoria. Para ellos la democracia es la prevalencia de la lógica del mercado, de la libre competencia, del sálvense quien pueda, de la explotación de unos cuantos sobre la mayoría y curiosamente, quienes defienden esta postura no están en los menos. En todo caso aspiran a ser algo que nunca lo serán. Eso es todo menos democracia. Esa fue la característica de los gobiernos anteriores ¡o de plano no se acuerdan!

Con la alternancia en el año 2000 se esperaba se abriera un proceso de transición democrática el cual nunca llegó, al contrario, con formas particulares se convirtió en continuidad del modelo neoliberal impuesto desde el sexenio de Miguel de la Madrid.

Con la llegada de López Obrador tenemos la oportunidad de contar con nuestro Kerenski mexicano y con ello nuestra revolución de febrero, pero debemos de tener claro que, como bien dice el columnista José Blanco, “la democracia es un proyecto incumplido, con dos siglos y medio de existencia” (La Jornada, martes 18 de mayo del 2021).

De esta manera tenemos en estas elecciones la disyuntiva de dos democracias distintas y yo diría, antípodas. También es claro que lo que vivimos en la actualidad no es el estadio que queremos, pero si lo concebimos como paso necesario para dar otro cualitativamente mejor, pero definitivamente esto no quiere decir volver al pasado. Por ahí no está la salida.

La democracia no se dicta, es un proceso que por mismo, debe ser trabajada, no sólo en las elecciones sino en los movimientos sociales y el desenvolvimiento que esté tomando la sociedad. Va a la par de las reivindicaciones inmediatas de los ciudadanos, pero también de las aspiraciones políticas, en una mancomunión de decir, decidir, hacer, tomar en sus manos las cosas.

Hace algunos días citaba una apreciación del compañero Marcos Leonel Posadas, que creo pertinente para esta cuestión, más cuando le da u sentido clasista y lo une con la búsqueda del socialismo, cuestión que está claro, no encontraremos en el actual gobierno, menos aún en la derecha. Dice: “la lucha por la democracia está enfilada contra la política de la gran burguesía y del imperialismo, adquiere hoy un amplio sentido anticapitalista, entronca con la lucha por el socialismo. La lucha por la democracia en todos sus aspectos (político, económico, educativo, etc.) es parte integrante de a lucha por la Revolución Democrática, Popular y Antimperialista. La lucha por la democracia es etapa preparatoria de la lucha por la Revolución”.

Aunque corresponde a un texto escrito hace años, sigue siendo vigente. Aunque no se logra únicamente con el triunfo en junio venidero, pero si hay que considerarla en la táctica a seguir pues un escenario adverso, retardaría su realización. Es decir, aquí tampoco es suficiente ganar, sino determinar y poner en práctica qué camino habría que seguirse para ahora si, entrar a un proceso de transición democrática.

Sobra decir los acontecimientos que determinan lo revuelto que se encuentra el equilibrio de los tres poderes; las cabezas de instituciones del Estado mexicano se han convertido en francos opositores del gobierno actual; hay una acentuada crisis del sistema de partidos y las cúpulas de éstos se han descompuesto en un desdén al sentido ético en su actuación. A esto le podemos sumar el divorcio del movimiento social con respecto a las estructuras estatales, sin que esto se haya transformado en un contrapeso renovador, que buena falta hace.

Para después de las elecciones se abre un camino intenso de lucha de clases, aunque López Obrador no quiera reconocer ésta, donde la disyuntiva será reventar como se pueda a la actual administración y por la otra, la radicalización del proceso denominado 4T, donde la concreción de medidas concretas en sentido democrático, tendrían que ir más allá de parchados parciales.

Ello implica, porqué no, con la suscripción de un nuevo pacto federal a través de la convocatoria de un Constituyente, que incluya una reforma global de derechos generales de libertad política, que vaya mucho más allá de la reconstitución de todo lo que esté asociado a la materia electoral, con iniciativas de carácter autogestivas y de gobierno popular. Para ello se requiere una gran fuerza de izquierda.

Daniel Carlos García

Aguascalentense de nacimiento, comunista por convicción y médico por estudios en la UNAM. Militante activo de la izquierda marxista desde la década de los 70’s; fue miembro y dirigente de los partidos: PCM, MAUS, PSUM, PMS Y PRD. Periodista por vocación y colaborador de diversas publicaciones. Ha escrito diversos libros, entre ellos: “Fulgor rebelde. La guerrilla en Aguascalientes”, “El perredismo en Aguascalientes” y el “Diccionario de la Izquierda en Aguascalientes”, “Historia y situación del cooperativismo en el DF” y “Las mujeres en la Revolución Mexicana”. Fue Director de Capacitación para el Empleo del Gobierno del Distrito Federal (2000-2005); asesor del Srio. de Gobierno del GDF y Director de Estudios y Estadísticas del Trabajo (GDF 2007-2012). Actualmente es Gerente de Saludo en CENFES, AC, así como organizador y dirigente del Movimiento Comunista Mexicano (MCM).

Daniel Carlos García

Aguascalentense de nacimiento, comunista por convicción y médico por estudios en la UNAM. Militante activo de la izquierda marxista desde la década de los 70’s; fue miembro y dirigente de los partidos: PCM, MAUS, PSUM, PMS Y PRD. Periodista por vocación y colaborador de diversas publicaciones. Ha escrito diversos libros, entre ellos: “Fulgor rebelde. La guerrilla en Aguascalientes”, “El perredismo en Aguascalientes” y el “Diccionario de la Izquierda en Aguascalientes”, “Historia y situación del cooperativismo en el DF” y “Las mujeres en la Revolución Mexicana”. Fue Director de Capacitación para el Empleo del Gobierno del Distrito Federal (2000-2005); asesor del Srio. de Gobierno del GDF y Director de Estudios y Estadísticas del Trabajo (GDF 2007-2012). Actualmente es Gerente de Saludo en CENFES, AC, así como organizador y dirigente del Movimiento Comunista Mexicano (MCM).

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