LA NATURALIDAD EN LAS CAMPAÑAS
La antes he escrito sobre la importancia de la imagen pública en una figura política, pero ¿cómo debe manejar un político su imagen?
Lo primero que debe hacerse es encontrar su esencia ¿qué causas le mueven? ¿cuáles son sus intereses? ¿cómo es verdaderamente su personalidad y en qué cree, más allá de lo que en público manifiesta? Éstas, entre otras, son preguntas esenciales para generar una imagen pública humanizada, con liderazgo y, sobre todo, con credibilidad.
La credibilidad es un pilar fundamental. Se puede fingir un poco, pero debe ser en menor medida y no en temas que contravengan tu personalidad ni tus cimientos ideológicos; ésa es la fórmula que recomiendo, de lo contrario, comenzarán los problemas.
Claudia Sheinbaum protagonizó uno de los episodios más vergonzosos e incongruentes de las últimas semanas. Se dice que la señora Sheinbaum es judía, pero en sus declaraciones ella sólo ha manifestado “cercanía” con la religión judía; se dice también que es atea, aunque realmente lo desconozco (no encontré información suficiente en internet para afirmar una u otra); el punto es que la señora Sheinbaum no es católica, entonces ¿qué carajos hace una persona no católica solicitando audiencia con el Papa?
Incongruencia y poca credibilidad fue el único resultado de la visita de Claudia al Papa. Que Xóchitl Gálvez se reuniera con el Papa Francisco tiene sentido, ella se declara católica y es la candidata del partido conservador en México, tiene mucha congruencia su encuentro ¿y Claudia Sheinbaum? ¿qué hace la candidata de la izquierda, auto declarada como alguien que no cree en la fe católica, vistiendo la imagen de la virgen de Guadalupe y presumiendo su foto con el máximo jerarca de la iglesia católica?
No todo lo que hace la competencia debe copiarse, porque lo que haga cada candidata debe estar alineado con la imagen pública que pretende proyectar, misma que debe mantener una mayor congruencia con su ideología; si esta regla no se respeta, la credibilidad sufrirá mucho daño. El Mensaje que Xóchitl mandó fue “soy católica”, evidentemente para congraciarse con el electorado conservador que no termina de arroparla como suya. Si Claudia no es católica y lo ha dicho públicamente, lejos de congraciarse con los creyentes de esta fe, se siente más como un escupitajo portar la imagen de la virgen de Guadalupe (en la que no cree) y reunirse con el Papa; el Mensaje es “todo por los votos”. Mejor habría sido no hacer ni una ni otra, al menos no habría lucido como una hipócrita.