La otra izquierda II

La disyuntiva para después del 1 de julio no es poder popular o violencia como lo señala Guillermo Almeyra. El año pasado en algún artículo plateaba que la contradicción correspondía al autoritarismo exacerbado o apertura democratizadora. Hay entonces un gran trecho diferencial entre ambas disyuntivas, y de la última más objetividad desde mi punto de vista, aunque ambos elementos que la componen, se den en el marco de un estado y gobierno capitalista.

En el fondo implica abordar las cosas que se desprenden del escenario político imperante con mayor congruencia, a sabiendas de que una cosa es lo deseable y otra lo posible. Además, debemos ser más autocríticos (cuestión que en nada se encuentra en el artículo de Almeyra), aceptando que en mucho, la situación actual no sólo se debe a las acciones de la derecha y el capitalismo para mantener su hegemonía, sino a la insuficiencia de acciones de la izquierda.

Expliquemos un poco más esta cuestión. Bueno fuera que las cosas se dieran como señala Almeyra, pero no dejan de ser meros buenos deseos. Los magros resultados en la campaña por alcanzar los casi 900 mil apoyos ciudadanos de parte de Mary Chuy demostraron el insuficiente soporte para poder sustentar el contrapeso que implicaría el poder popular, que como discurso suena atractivo y revolucionario, pero que en la realidad expresa otro sentimiento de los trabajadores y explotados mexicanos, en mucho permeados por las medidas hegemónicas desplegadas por el grupo en el poder.

Pero también por otra parte, el manifiesto enojo e indignación de la mayoría de los mexicanos ve otras opciones, que no necesariamente corresponden a lo que desearíamos los revolucionarios y hombres de izquierda. El zapatismo también debe reconocer que no pudo influir en el resto del espectro de ese cuño ideológico, como para tener una opción socialista en estas elecciones. No se requerían sólo alternativas morales y de denuncia, también son tiempo de competir realmente por el gobierno y sacar al binomio PRIAN.

En estas condiciones, qué caso tiene defender “orgullosamente” la independencia del zapatismo y de quienes apoyaron a Mary Chuy, para argumentar su postura de la abstención y/o el voto nulo, cuando ello en nada obstaculizaría el triunfo de la derecha, en tanto ponen en el mismo saco a MORENA y su candidato, que el PRIAN. Y con ello ya creen que resuelven su preocupación purista.

Reitero lo que decía hace algunos meses: “la izquierda, los sectores democráticos y progresistas debemos apostarle a la ruptura hacia un cambio con cambio. Esperemos que sea pacífica la transición, esto dependerá de que el pueblo y el movimiento social en lucha obligue a la derecha a ceder lo que hasta ahora ha sido un mal gobierno, que por ello tiene hundido a México en una crisis profunda”.

Esto no lo garantiza el triunfo de AMLO (también hay que decirlo con claridad), pero si lo posibilitaría, no por la decisión del tabasqueño ni por las fuerzas conservadoras que lo apoyan, depende si la izquierda pasa a la ofensiva, construye un contrapeso democrático a la gestión de MORENA y sus aliados, con el fortalecimiento del movimiento de masas en esa dualidad de organización y lucha permanente.

El problema es que el zapatismo y otros grupos políticos de izquierda que lo apoyan, borran de un plumazo el etapismo y la transición, para ellos la alternativa hoy son la revolución y el poder popular. Visto así es apostarle a retrasar lo que ellos pregonan, pero sobre todo dar oportunidad a que la derecha se recupere y recomponga, que es lo que no podemos permitir.

Estas son las bases por las cuales actuamos la izquierda que ha decidido coadyuvar al triunfo de López Obrador, como ocurre con el naciente Frente Democrático de Izquierda, que en los próximos días es espera crezca con otras agrupaciones más.

Esta es la tarea de hoy, después del 1 de julio debemos analizar los resultados y los nuevos escenarios, para actuar en consecuencia. Al respecto, reitero otro planteamiento hecho hace tiempo por parte del C. Marcos Leonel Posadas, que define lo que tendremos que hacer. Dice: “La línea precisa la fase que se transita, define objetivos, mide fuerzas, organiza y hace alianzas”.