LAS “SEGURIDADES” DEL PRI

Leía recientemente unas declaraciones del líder del PRI estatal, Kendor Macías Martínez, que señalaba que, “el edificio priista está seguro”. Se refería a su estatus legal, que según precisó, ello se resolvió en 2022, cuando asumió la actual dirección. Desarrolló la situación al respecto en los últimos doce años. No dudo de ello.
Desconozco las condiciones legales actuales con las que se rigen los inmuebles de los partidos políticos, pero recuerdo cuando en el primer lustro de los noventas del siglo pasado (93-95), era en lo personal presidente estatal del PRD y al mismo tiempo el diputado local del partido era Antonio Ortega Martínez. Éste me comentó en alguna ocasión que en Congreso del Estado había un proyecto de dictamen donde se trataba de resolver la situación legal del edificio del PRI y para poder sacarlo de manera tersa, se incluía una salida similar el local del entonces PPS y un inmueble con terreno en la colonia Insurgente, que le llamaban La Escuelita, que administraba el compañero Raúl Ruvalcaba Macías.
Toño tenía sus dudas sobre el dictamen. Le comenté que el partido no tenía local propio, hasta ese momento teníamos que pagar renta. Le propuse que como le viera se iba a aprobar el dictamen, que lo votara en contra, pero lo dejara así. Después incluso podríamos hacer un canje por otro inmueble. La salida era obvia, pero salvo el voto, no me hizo caso, al final, la inclusión de La Escuelita salió del documento aprobado por la mayoría priista.
Desde entonces cambió el estatus del edificio del PRI y del PPS. El PRD siguió pagando renta, hasta que en el periodo de Luis Herrera Jiménez como presidente estatal (que llegaría también a ser diputado federal) se logró comprar un inmueble, el mismo que mantiene en el barrio de El Encino, en tanto refrendó su registro legal el año pasado como partido local, ya que nacionalmente lo perdió. Con la desaparición del PPS no se qué fin tuvo su local, que por cierto, su dirigente de entonces ahora es miembro de Morena.
Supongo que la seguridad del edificio del PRI en la avenida López Mateos está asegurada, no así su propia situación como Instituto político, en tanto su situación orgánica y de aceptación ciudadana ha venido disminuyendo, al grado que actualmente solo gobierna dos entidades federativas: Durango y Coahuila, ha bajado su representación en ambas Cámaras federales y por lo mismo su votación, al grado que algunos analistas auguran su desaparición en la cercanía del centenario de su surgimiento como PNR, en marzo de 1929.
Tampoco le ayuda su actual presidente nacional, AlitoMoreno, que se ha encargado de liquidar a su partido, deshaciéndose de cuadros importantes que simplemente no han coincidido con él. No le ha importado las formas, entre ellas, una cuestión que era principista del PRI, la no reelección. Por algo su caso está en la Comisión Instructora en la Cámara de Diputados, donde se ventila la posibilidad de su desafuero.
Para el PRI, hay de seguridades a seguridades.