Los riesgos de MORENA
[bctt tweet=»El principal enemigo de Morena son sus propios dirigentes y representantes populares,» username=»crisolhoy»]
No creo que en Morena se estén dando cuenta del enorme perjuicio que ellos mismos están causando a su partido-movimiento que, siendo hoy la primera fuerza política en el país, pudiese caer a menos y abrir un hoyo en el naciente gobierno, cuando lo que más necesita éste es apoyo y soporte popular para poder impulsar plenamente el proyecto que representa.
Durante mucho tiempo no coincidí en las apreciaciones que señalaban que el PRD acabaría pareciéndose al PRI y que, Morena seguiría el mismo camino, para parecerse al final al partido del sol azteca. Reconozco que mis dudas no eran fundadas, conforme avanza el tiempo pareciera que esta previsión se va a cumplir.
Sin embargo, no me apura lo que pueda pasar con el PRI y con el PRD, partidos que se han ganado a pulso la debacle en el que se encuentran, aún con la llegada de Alito en el primero y el fomento de Futuro 21 con el segundo. Pero si creo que hay que hacer algo para salvar a Morena, sobre todo por los millones de mexicanos que todavía creen en esa opción.
El principal enemigo de Morena son sus propios dirigentes y representantes populares, los cuales llegaron a ese partido junto con sus vicios, deformaciones y lastres políticos que lo tienen cursando una crisis que esperamos no se convierta en insalvable. En ellos no hubo cambio, salvo de siglas, su práctica sigue siendo nefasta, jugando para su santo, como coloquialmente se dice, anteponiendo el interés personal sobre el colectivo. No hay ética en la política que implementan.
En los hechos han privilegiado la lucha por los espacios, que la acción política con las masas, a las cuales sólo acuden (como todos de los demás partidos) cuando hay elecciones, siguiendo la parábola del nopal (sólo lo van a ver, cuando tiene tunas).
Si ya era cuestionable la actitud adoptada por Morena en los casos de la ampliación del periodo del gobernador en Baja California o la promulgación de la Ley Garrote en Tabasco, ahora hay dos hechos más que no ayudan nada a este partido y si y tienden un tapete de desprestigio y alejamiento de los reales impulsores del cambio y de los procesos democráticos.
El primero corresponde al desplazamiento de Martí Batres en su pretensión de reelegirse como Presidente de la Mesa Directiva del Senado, a partir de una maniobra impulsada por Ricardo Monreal, quien recurrió al PES para asegurar una votación mayoritaria, sin incluir al PT.
El segundo corresponde a la lucha interna en la dirigencia nacional de Morena, donde inicialmente fue en torno al Instituto de Formación Política, concretamente entre El Fisgón y la propia Yeykol Polenvski y después por la disputa por la dirección, en proceso que aún no ha concluido, quizá en esa etapa hasta que se realice el congreso nacional, programado para antes que termine el presente año.
Da la impresión que no comprenden la magnitud de su valía como organismo político de acompañamiento de la administración encabezada por López Obrador, sin que ello implique la supeditación servil al Ejecutivo federal, pero si como soporte social a un proyecto donde van todos juntos, más cuando se requiere una correlación acorde con los objetivos planteados por la llamada Cuarta Transformación.
También debieran ser un contrapeso cuando las cosas no vayan conduciéndose por el camino adecuado, aunque en los hechos ellos mismos han servido para sesgar negativamente el proceso, en claro antecedente negativo para la debida conducción de un proceso demasiado sinuoso.
Otro problema es que el sector que dentro de Morena se reivindica de izquierda, algunos de ellos incluso socialista, se mantienen desunidos y descoordinados, sin influir en nada en la reconducción del partido hacia un camino con propuesta política de ese carácter, donde prive el interés colectivo y con clara diferenciación en relación al resto de los partidos políticos.
Aún es tiempo para reencauzar a este partido, so pena que se convierta en un peso muerto incluso para el gobierno que sin duda requiere todo su apoyo. En él también está la posibilidad que se refrende la mayoría en las Cámaras, condición indispensable para dar gobernabilidad en el país y estabilidad en los proyectos que impulsa la actual administración.
Los rasgos de crisis ahora manifiestos son eso apenas, llamadas de atención que hay que atender con toda responsabilidad, si no, se habrá perdido la oportunidad y los mexicanos podrán voltear los ojos a algún Bolsonaro local.
