¿Para qué querían llegar al poder?
¿Para qué querían llegar al poder?, fue una pregunta que lanzó firme el periodista Ciro Gómez Leyva al ex ministro de la Corte, Arturo Zaldívar; para hablar del tema de la violencia que se vive en el país actualmente y de la fallida estrategia que se ha seguido en este sexenio. La pregunta hace mucho sentido.
Y es que no hay excusa que pueda justificar la falta de resultados en este terreno. Los homicidios dolosos se encuentran en su punto más alto, durante los últimos treinta años. Pero el diagnóstico cuatroteísta, así se le puede llamar, es el mismo: es culpa de la «guerra de Calderón», haciendo alusión al periodo y estrategia seguida hace prácticamente doce años. Lo cual, por cierto, es un absurdo.
Sin embargo, lo de culpar al pasado es un exceso, transcurridos ya seis años del gobierno actual de López Obrador. Lo único cierto es que esta administración ha sido incapaz de hacer prevalecer el Estado de Derecho y de contener el avance de las operaciones, control territorial y poder financiero de los grupos de la delincuencia organizada.
No hay justificación, ni pero que valga la pena. AMLO tuvo su oportunidad y la dejó pasar. Efectivamente, ¿para eso querían llegar al poder? Ni siquiera manteniendo a las Fuerzas Armadas en las calles, contrario a lo prometido en campaña, se ha logrado reducir la tasa de homicidios (44.4 por cada 100 mil habitantes) y el índice de letalidad por arma de fuego (9.7%).
México es uno de los países más violentos en América Latina, contrario a lo que sostienen las voces del oficialismo. De acuerdo con el Informe Internacional de Estudios Estratégicos (IISS) de Londres, México fue el país más violento en América Latina en 2023 y sus niveles se comparan con la violencia que se vive en la Franja de Gaza, Ucrania, Nigeria y Somalia.
En el actual contexto político-electoral, la violencia es el tema (o al menos debiera ser) más importante en la agenda de las y los candidatos a la Presidencia de la República. Pero seguir culpando al pasado, bajo ese mismo contexto, es un sinsentido y una ofensa a la inteligencia del electorado. Urgen propuestas y soluciones.
La Guardia Nacional (GN), ese cuerpo conformado durante este sexenio y que se prometió, tendría mando civil, ha sido inservible para contener las ejecuciones, el tráfico de drogas, el cobro de piso, los «levantones», etcétera. ¡Vaya!, hasta entre los cuerpos de seguridad pública se dice, a modo de mofa, que se han pasado seis años turisteando por el país. Y es que entre todos los cuerpos de seguridad, la GN tiene el índice más bajo de detenciones e intervenciones en operativos especiales.
Desafortunadamente, las cifras (oficiales por cierto) están ahí. Tan solo del año 2000 a 2023 se registraron 34 mil homicidios dolosos. Se trata del periodo más violento registrado en un sexenio. Por si esto fuera poco, la percepción de inseguridad a nivel nacional se encuentra por arriba del sesenta por ciento (y en algunas entidades alcanza incluso el noventa por ciento) y por lo menos tenemos dos de las ciudades más peligrosas del mundo, Tijuana y Acapulco, de acuerdo con el World Population Review 2024.
Culpar al pasado en este punto del sexenio, simple y sencillamente, es un argumento demencial. La pregunta lanzada a Zaldívar rondará la historia de este sexenio, como el mismo concepto de «guerra» sigue rondando a Calderón a doce años de su partida.
