MÉXICO EN LO INTERNACIONAL
Los últimos días nuestro país ha tenido un papel protagónico en el campo internacional, refrendando el espíritu tradicional de nuestra política exterior, lo que podría reubicarlo como puntal en la integración de la región, con una postura liberal y progresista.
Ha sido intenso el trabajo, donde el único sesgo negativo es su atención a los miles de migrantes que están en territorio mexicano, ha sido cuestionado su papel al respecto, donde se le endilga que está haciendo el trabajo sucio al gobierno estadounidense, con incluso franca violación de los derechos humanos. Aunque también contrapartida se haya hecho hincapié en su política para atender la migración, atacándola desde la raíz, con inversión y fomento de programas en Centroamérica, como los nacionales de Sembrando vida y Jóvenes construyendo el futuro.
Esta última parte está bien, pero está claro que solo, México no podría atender debidamente la problemática centroamericana ni lograr los resultados esperados, que consiste en evitar que la gente salga de sus lugares de origen, a partir de dotarle actividades productivas con las cuales vivir con cierto decoro. Pero aún la insistencia el gobierno norteamericano hasta ahora no ha hecho eco.
Pero en contrapartida a lo anterior, lo que si ha venido realizándose con efectividad y proyección sobre todo a futuro, son dos hechos recientes, primero, la reunión de la CELAC el fin de semana pasada y segundo, el mensaje dado por el canciller Marcelo Ebrard en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas.
La Cumbre de Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños se logró realizar después de varios intentos fallidos. Se concretó con una asistencia numerosa en representaciones y jefes de Estado. Se pretendía avanzar en la redinamización del organismo, incluso como contrapeso dela desprestigiada OEA. Se esperaba que habría (como lo hubo) voces discordantes, como ocurrió con Uruguay y Paraguay, Colombia mantuvo una postura de bajo perfil y Brasil, desde antes había abandonado este esfuerzo para mantenerse en la lógica de Washington.
Los avances pudieron concretarse en lo que se conocería como Carta de la Ciudad de México. Pero el evento también se caracterizó por la exigencia para concluir con el bloqueo norteamericano hacia Cuba y el cobijo mexicano al gobierno de Maduro. Al respecto, ya semanas antes había trascendido, la realización también en la capital mexicana de la mesa de diálogo entre el gobierno venezolano y la oposición de ese país, la cual, estos días se ha reanudado.
Coincido con la opinión que al respecto tiene Jaime Ornelas Delgado, cuando dice que, “los resultados de la VI Cumbre, son alentadores y cumplirlos significará remover estructuras anquilosadas, pero aún sólidas construidas bajo el neoliberalismo y que, con el ejercicio de su autonomía, resisten el cambio. En esta etapa, que se inicia con la celebración de la VI Cumbre, el proyecto de integración tiene que sustentarse en el respeto a las diferencias y aprender a vivir con ellas, es decir, aprehendiendo de ellas todo lo posible y aprovechar la riqueza que esas diferencias significan; además, es necesaria la creación de mecanismos que permitan un diálogo permanente y la concertación política regional que logre actuar como un solo bloque en defensa de nuestros intereses comunes en todos los foros internacionales, lo que requiere hacer de la CELAC un mecanismo de concertación de acciones, a fin de que la presencia regional tenga mayor peso a nivel global y hacer de la CELAC el mecanismo que fortalezca a la región frente a los desafíos y retos que ofrecerá a nuestra región el mundo postpandemia y postneoliberal, cuyo ciclo está concluyendo”.
El otro aspecto es la cuña que evidentemente la OEA ha recibido y la tendencia a que se busque o una transformación radical o su desaparición, pero no su mantenimiento como brazo político de los intereses de los Estados Unidos y no los de los países miembros. Está claro que siguen aumentando las voces que es intolerante el papel intervencionista del organismo encabezado por Luis Almagro. Ahora hay que esperar la propuesta anunciada por el gobierno mexicano.
El otro hecho es la comparecencia del canciller mexicano en la Asamblea Nacional de Naciones Unidas, donde no sólo reiteró su postura en relación a la distribución de medicamentos contra el Covid, sino el manejo general dado en la pandemia.
También fue destacable su alusión a lo que ya el presidente de la República había insistid en varias reuniones anteriores, de lo cual mencionó que, “resulta impostergable poner fin al bloqueo económico contra Cuba, en lugar de medidas unilaterales debemos poner en marcha medidas de solidaridad y apoyo mutuo para impulsar crecimiento económico y desarrollo«.
Sin duda México empieza a recuperar el lugar perdido durante los gobiernos anteriores, como líder de la región, pero sobre todo, como garante el espíritu de la política exterior que había sido orgullo nuestro.