¿LA OPOCISIÓN O LAS OPOSICIONES?
El proceso federal electoral que inició este mes de septiembre presenta un escenario inédito en la historia moderna de nuestro país.
Los dos partidos de los denominados grandes y que históricamente eran rivales en la disputa por la captación de votos en las urnas, ahora se han coaligado junto con el PRD, para enfrentar a un partido recientemente formado y que a raíz de su triunfo en los comicios federales de 2018 se ha consolidado como la primera fuerza electoral de México con 200 diputados federales, 59 senadores y con 21 estados gobernados por MORENA y dos más por sus aliados del PVEM en San Luis Potosí y PES en Morelos.
En la mayoría de las encuestas MORENA tiene una preferencia de intención del voto del 41%, PRI Y PAN del 18% cada uno, Movimiento Ciudadano del 6%, PRD del 3%, mismos valores para el PVEM y PT. En ese sentido MORENA y sus partidos aliados, PVEM y PT estarían acumulando el 47% del mercado electoral en tanto que el Frente Amplio por México tendría 39% integrado por el PAN, PRI y PRD. Sin bien es cierto que de cara al proceso electoral del próximo año este escenario pareciera competido, teniendo en cuenta que hasta el mes de julio del corriente todo pareciera estar definido a favor del bloque oficial, con la candidata Xóchitl Gálvez del FAM que ha generado un revulsivo y ocupado la atención de todos los medios de comunicación, la competencia electoral empezó a emparejarse. A primera vista bajo las condiciones actuales hacen ver que el Partido Movimiento Ciudadano podría tener en sus manos un rol importantísimo para empezar a decantar la balanza del oficialismo o de la oposición, sin embargo las recientes declaraciones del gobernador del Estado de Jalisco Enrique Alfaro y el respaldo de todo el emecismo jalisciense en el sentido de no compartir y no entender
un proyecto de partido que se construye y toma decisiones, bajo su perspectiva, desde la Ciudad de México, y toma el riesgo de aislarse al tomar decisiones equivocadas en base a información poco creíble, pues es sabido que el Gobernador de Jalisco considera que MC debe unirse al FAM de cara al proceso electoral del 2024. No es cosa menor que el principal bastión de MC se deslinde de su dirigencia nacional, pues en 2021 los únicos 7 distritos federales electorales que ganó ese partido, están en Jalisco, es en el único estado en donde su votación superó el 30%, además de que es el único congreso estatal en donde es mayoría.
Los votos de Movimiento Ciudadano en Jalisco representan poco más del 27% del total nacional de ese partido.
Dante Delgado ha manifestado públicamente no estar de acuerdo con la dirección que lleva el país bajo las riendas de Andrés Manuel López Obrador, pese a ser un político experimentado el dirigente de MC no tiene intención de sumare al FAM, a pesar de que sabe que en los hechos medibles de cara a la elección presidencial del próximo año las posibilidades de obtener el triunfo electoral son nulas para ese partido. En ese sentido al parecer el Senador Delgado está cuidando más sus intereses personales o de partido con una vinculación con el oficialismo, pues los 6 puntos porcentuales que representa su partido en la intención del voto nacional, en las condiciones actuales pueden significar una suma importante para el FAM.
La misma reflexión aplica para líderes si no de partido, si de la opinión pública como Marcelo Ebrard, Miguel Osorio, Claudia Ruiz Massieu, Eduardo Verastegui o, Gilberto Lozano, líder de FRENA, que son severos juzgadores del partido en el gobierno ó de las acciones de la actual administración pública federal encabezada por el Presidente de la República, pero que no se han pronunciado de forma amplia y pública en favor de una oposición unida, sólida y potente, como se empieza a observar en el FAM.
¿Como juzgará la historia a estos personajes? Como líderes con altura de miras y supieron ser congruentes con su pensamiento expresado públicamente, superando diferencias entre quienes se oponen a la forma de gobernar del Presidente de la República o como esquiroles que sólo vieron por sus intereses personales o de grupo.
Poco vivirá el que no lo vea.