La democracia está en riesgo: Lorenzo Córdova, en el vestíbulo del Congreso del Estado de Aguascalientes

Por invitación de mi amigo Gregorio Zamarripa, presidente del Centro de Conciliación Laboral del Estado de Aguascalientes, acudí, junto con otras y otros ciudadanos, a la conferencia impartida por el Dr. Lorenzo Córdova Vianello, celebrada este 9 de abril de 2025 en el vestíbulo del Congreso del Estado.

La conferencia, titulada «Crisis de la democracia constitucional», abordó un tema de urgente relevancia: la amenaza de la muerte de los regímenes democráticos. El ponente, maestro en Derecho Constitucional y expresidente del Instituto Nacional Electoral (INE), planteó que esta problemática no es exclusiva de México, sino que se extiende a todas las democracias del mundo.

Los puntos centrales de su conferencia pueden resumirse en cuatro pilares fundamentales que, según Córdova, sostienen a la democracia constitucional:
1. Estado de derecho basado en los derechos humanos
La democracia constitucional no se limita al acto del voto. Se construye sobre el respeto y la garantía de los derechos fundamentales: la libertad de expresión, la asociación, la igualdad ante la ley, entre otros.
Una verdadera reforma electoral debería evitar la sobrerrepresentación parlamentaria y buscar un modelo de equilibrio como el alemán, donde las diputaciones se distribuyen proporcionalmente al porcentaje de votos obtenidos. La sobrerrepresentación, como la que se ha dado en México, pone en riesgo la democracia y favorece el ascenso de líderes autocráticos que, en nombre del “pueblo bueno”, atentan contra las instituciones diseñadas para limitar el poder.
2. Separación de poderes
Para evitar la concentración del poder, se requiere un sistema de frenos y contrapesos entre los tres poderes del Estado: Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
Aunque el régimen representado por el PRI y el PAN tuvo múltiples fallas, también impulsó la creación de instituciones que limitaron el poder presidencial. Fue en ese contexto cuando el Poder Legislativo comenzó a asumir su papel autónomo. Sin embargo, no se consolidaron mecanismos suficientes para evitar la tiranía de la mayoría.

3. Supremacía constitucional y sistema de legalidad
Todas las autoridades y la ciudadanía están sometidas a la Constitución. Todo acto del poder público debe sujetarse al marco legal, y deben existir mecanismos judiciales para su control.
No se trata de reinventar el Estado de derecho, sino de perfeccionarlo dentro del marco institucional, no según la voluntad de caudillos o facciones. Es el peso de las instituciones el que debe equilibrar el poder, no el capricho de líderes.
4. Democracia electoral
Este pilar asegura que el poder se obtenga a través de elecciones libres, auténticas y periódicas, organizadas por autoridades independientes e imparciales.
Sí a la participación ciudadana, pero a través de instituciones sólidas, con reglas claras, transparentes y que promuevan la rendición de cuentas.
Durante su intervención, Córdova reiteró lo dicho en diciembre de 2021 en el Seminario Internacional «Corrupción y política en América Latina: pesos sin contrapesos»: la corrupción «socava la confianza ciudadana, desgasta la credibilidad institucional y alienta el desencanto democrático». Subrayó que la corrupción persiste en México, incluso tras la alternancia política de 2000. Aquella promesa de «acabar con la corrupción» hecha por el entonces candidato ganador, sigue sin cumplirse.
La rendición de cuentas implica que los funcionarios y las instituciones deben informar, justificar y asumir responsabilidad ante la ciudadanía. Es un mecanismo contra los abusos de poder, la corrupción y las decisiones arbitrarias.
La transparencia, por su parte, garantiza que la ciudadanía pueda conocer cómo se toman las decisiones y en qué se gasta el dinero público.
Córdova y otros académicos han advertido que el deterioro de estos principios representa una amenaza estructural para la estabilidad política y social. Cuando la ciudadanía deja de creer en la democracia como vía para resolver sus problemas o garantizar sus derechos, se abre la puerta a la apatía, el abstencionismo y, peor aún, al apoyo a opciones autoritarias o populistas.
Este es el momento de defender nuestras instituciones democráticas, de luchar por su fortalecimiento. La democracia, construida con tanto esfuerzo y sacrificio, solo se sostiene si hay respeto a las minorías y si se reconoce la derrota como parte del juego democrático. Esa es su verdadera fortaleza.
Más allá del contenido de la conferencia, me resulta inevitable una reflexión: hace apenas dos décadas, este tipo de eventos eran promovidos por quienes hoy son gobierno —entonces oposición—, representados ahora por Morena. Líderes que antes defendían el pluralismo, hoy, en el ejercicio del poder, se ausentan de estos espacios. Paradójicamente, quienes detentaban el poder hace veinte años, ahora convertidos en oposición, son los que asisten gustosos a las críticas estructurales del sistema político mexicano. ¡Qué vueltas da la vida!

Coincido con Lorenzo Córdova en que es urgente un ejercicio crítico dentro de los partidos de oposición. No todo lo que hizo el PRI fue negativo, ni todo lo que ha tocado el PAN es nefasto. Ambos partidos han tenido aciertos y errores. Nuestra historia reciente merece un análisis serio, desapasionado, que permita conservar lo valioso y transformar lo que sigue reproduciendo pobreza y desigualdad estructural.
Córdova Vianello continúa siendo un académico y conferencista valioso. Las críticas a su actuación como consejero presidente del INE no anulan la profundidad de sus reflexiones. La invitación a seguir participando activamente en el proceso democrático debe mantenerse como una actitud didáctica que fomente el entendimiento entre mayorías y minorías.
Porque no por ganar se tiene derecho a silenciar a las minorías. Al contrario: deben respetarse y garantizarse sus derechos como condición para una convivencia democrática genuina.
Seguiré con gusto aceptando las invitaciones de Gregorio Zamarripa, un político con vocación autocrítica y espíritu democrático, cuya actitud, quizás, no ha sido justamente valorada.

Enhorabuena por seguir leyendo a Lorenzo Córdova, a pesar de las filias y fobias ideológicas. Siempre será preferible el diálogo plural y la construcción institucional a la exaltación de caudillos.
Una democracia que ha tardado más de 200 años en construirse merece ser defendida. Su reconstrucción, si se pierde, podría tomar aún más tiempo. Solo la participación de todas y todos garantizará que ese logro social no se desvanezca.