CONJETURAS, PURAS CONJETURAS
Ayer leía en un periódico local unas declaraciones, de quien se identificó como “analista político”, dígase Salvador Farías, que señalaba que “la 4T tiene como objetivo el socialismo”. Bueno fuera, pero lo que más demuestra este personaje, es ignorancia o por lo menos, una errada conclusión de su “sesuda” consideración.
En la nota en cuestión, publicada en Hidrocálido, el referido afirma que, con la conquista del Poder Judicial, por parte de la 4T, tenía como objetivo la creación de una nueva Constitución Socialista, manifestando que, “con esta nueva conformación automáticamente se puede hacer”.
No solo irresponsable en los dichos, sino falto de rigor analítico, sobre todo para cualquier individuo que se precie de haber pasado por las aulas universitarias o haber sido educado en el pensamiento crítico. Acepto que el gobierno de la 4T es diferente en lo político, con respecto a sus antecesores del PRI y del PAN, que bueno que así sea, defendiendo un proyecto distinto de Nación y construyendo un régimen que construye instituciones que nada tienen que ver con las anteriores. Eso es lo que no entiende la derecha, donde se ubica Salvador Farías.
Pero lo anterior no quiere decir, que el gobierno de la 4T y su partido, Morena, sean de izquierda socialista y por ende, no defiende un proceso de transformación radical de la sociedad mexicana, que incluso vaya al socialismo. ¿Cuándo lo han dicho? Nunca, y creo que no lo harán. Otra cosa es que se declaren antineoliberales.
En el gobierno de la 4T y en Morena hay socialistas, si, pero esta particularidad no los caracteriza. Incluso en términos institucionales tampoco lo reivindican. Ellos soportan su base ideológica en el humanismo mexicano (todos los lunes nos chutamos en las Mañaneras, una cápsula al respecto) y programáticamente con el lema “Por el bien de todos, primero los pobres”.
Es un gobierno progresista, keynesiano, liberal en el sentido juarista, pero no de izquierda socialista. Durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y ahora con Claudia Sheinbaum Pardo, no han querido tocar a la oligarquía financiera ni al poder económico, aunque no los involucren en las decisiones fundamentales del país. El Banco central sigue siendo independiente: no se graba al gran capitacon el conflicto con la CNTE. Al respecto hay que analizar a profundidad el Plan México y lo que representa, más allá de la protección a la industria nacional y a la generación de empleos.
Farías habla de una Constitución socialista, pero olvida (o nunca supo) que, en su periodo presidencial, López Obrador nunca planteó la posibilidad de un Constituyente, no obstante que reconociera que las otras tres grandes transformaciones (Independencia, Reforma y Revolución) las hayan tenido. No lo , Ciudad de México, que por cierto, presidiría Alejandro Encinas Rodríguez. Y tenía su lógica, pues el entonces Presidente no quiso incluir a la oposición en los debates de una nueva Constitución, prefirió dar pequeños pasos, que implicaron el Plan A, B y después es el C, con la que se alcanzó la mayoría calificada, en procedimiento que por cierto, él no impuso ni trazó, sino que fue hechura del PRI, con la anuencia del PAN. Pero eso también se le olvida a la oposición.

No venga entonces a asustar con el petate del muerto.

