Debate por la alcaldía de Aguascalientes 2019
[bctt tweet=» primera ley de la termodinámica política “la demagogia no se crea ni se destruye, sólo se transforma”» username=»crisolhoy»]
Diez candidatos obligados por la Ley Electoral se reunieron para presentar en teoría sus propuestas de gobierno ante la convocatoria del primer debate oficial por la Alcaldía de Aguascalientes en el proceso electoral 2019.
Cada debate que escuchó por el actuar de los aspirantes me convence más que este tipo de espectáculos no se ganan solo se pierden. Que las opiniones y declaraciones vertidas por opinadores públicos suelen ser más atractivas y ricas de contenidos en los pos debates, que lo expuesto por los aspirantes al cargo de elección popular organizado por el Instituto Estatal Electoral de Aguascalientes.
Diez candidatos en una escuadra separados por una presentadora, la mesa parecía ser más alta que ellos, más de uno de los candidato tenía que brincar y subirse a ella para tratar de estar enfocado por las cámaras de RYTA, ante una dirección de cámaras inexistente y audio deficiente se perdía la sincronía entre los labios del candidato con su voz.
Ideas escasas, muchos candidatos; los que no tenían nada que perder y todo por ganar se extraviaron en la música de violines melancólicos de orígenes humildes, vanidades personales y deseos reprimidos por ser “súper reconocidos” por sus esfuerzos personales que a gritos intentaban convencer de las bondades que existirían en esta tierra hidropolitana si la preferencia electoral de los ciudadanos los prefería.
Así podemos realizar artificialmente una división para definir el primer grupo de candidatos. Primero: los que se presentaron porque tenían que hacerlo y sus partidos registraron candidato porque debían hacerlo, eso fue lo que dejaron ver Armando Quezada, Natanael Saucedo y Betty Ortega; si su partido por suerte del destino logran el 3 por ciento deseado, será por estructura de las instituciones políticas y no por lo que sus candidatos puedan sumar a base de gritos, deseos personales de trascendencia, chantajes emocionales y recriminaciones de género desposeído, los cuales no son propuestas de gobierno.
Segundo grupo: los que podían sumar y se esperaba más de ellos, Enrique Rangel, Jaime Durán y Vicente Pérez Almanza. Por momentos brillaron. Si fuera corrida de toros, pudieron haber tenido el reconocimiento del respetable para salir a agradecer un quite pero sin lograr cuajar faena.
Tercer grupo: Los que perdieron, Netzahualcóyotl Ventura e Iván Alejandro Sánchez, fue su oportunidad y como candidatos no lograron despegar su imagen de la marca del partido que los acompaña en las papeletas, lo cual no debiera ser tan malo, pero en este caso PRI y PRD son las dos marcas con más rechazo ante el electorado, por lo que los candidatos lo eran todo para aspirar a una mejor posición. Acartonados y como si estuvieran enojados presentaron las mismas propuestas que sus partidos hacen para cualquier campaña de diputados, alcaldes o gobernadores, sin distinguir funciones del cargo, sus limitaciones o alcances. La falta de interés que mostraron ambos candidatos son prueba evidente de la crisis de valores y propuestas de estas instituciones, que de no ser por sus estructuras estarían si es que no lo hacen ya camino al descenso a las categorías menores del olvido.
El cuarto grupo: los que no perdieron ni ganaron, si no todo lo contrario, Tere Jiménez y Arturo Ávila, claramente los favoritos y los que la mayoría querían contrastar. Ambos se refugiaron en posturas oficiales o en los discursos de sus partidos. Tere logró,demostrar que puede leer las tarjetas que llevo preparadas con pocos problemas buscando el voto porque a su juicio ha cumplido. Arturo tratando de convencer porque cuenta con el padrinazgo y cobijo de la sombra del Caudillo y mesías de la 4T. En momentos pareció Arturo adelantar a Tere, quien a pesar de la juventud no se dejó intimidar y no tropezó con provocaciones que le generarán más memes a los ya conocidos.
Muchos candidatos, pocos votos, menos regidurías. A dos semanas de la elección pareciera que se cierra la contienda por el primer lugar, pero es un espejismo por el aburrimiento que los aspirantes han logrado conservar en el ánimo de un electorado frío, con pocos eventos para contrastar más allá de su ideología y las fobias personales que concitan.
Los grandes males de Aguascalientes sin importar el partido o candidato son los mismos, los remedios ignorados, elementos que permitan contrastar solo la imagen de los candidatos bajo este tipo de formatos es nula, porque es claro que en estos menesteres como le decía a mis alumnos; se aplica la primera ley de la termodinámica política “la demagogia no se crea ni se destruye, sólo se transforma”, ¿quien ganó el debate? no importa, es un diálogo de sordos con discurso para convencidos no para convencer. Donde los candidatos sumaron más que las ideas.