El Leviatán Climático o el Nuevo Despertar

El Leviatán Climático o el Nuevo Despertar

Vivimos atravesando las consecuencias negativas que un sistema como este ha procreado en los últimos siglos. Ahora ningún gatopardismo funcionaría ya, o se cambia de modelo de vida, o se cambia el modelo de relaciones sociales, o lo que falta por venir será mucho peor. Esperar a que el estado de las cosas toque fondo, solo contribuirá a precipitar la catástrofe. Algo con consecuencias seguro muchísimo más graves que las de las dos guerras mundiales, como lo acaba de decir una estadista europea. Más graves y también imprevisibles.

Es lamentable, cala en lo hondo, es desesperanzador, y no se le puede encontrar alarmismo o exageración a lo que desde el razonamiento de la actual situación global se predice. O se cambia ya, o se confirma con certeza, amarga certeza, que el escenario que veremos en los próximos años bien podrá estar habitado por frecuentes cuarentenas globales, fronteras clausuradas o a medio cerrar, controles internos cada día más severos, y un permanente estado de peligro, zozobra y duelo. Se cosecha lo que se siembra, dice la acertada sentencia. Será el Leviatán climático, aunque también en su antítesis, pudiera ser el nuevo despertar.

La gravedad del momento va muy en serio, y en términos históricos “momento” puede ser solo el inicio de una Edad que está por dejar cambios siniestros para el presente y el devenir de la humanidad con sus cientos de millones de depauperados, enfermos, hambrientos, sin empleo o con empleos miserables. La disparidad Norte-Sur toca en sus contradicciones más alarmantes, como lo había figurado Aldous Huxley en su “Mundo feliz”. La sociedad de consumo revienta las entrañas a sus fieles, se come a sus hijos que en masa claman por volver a la “normalidad”, sin que al parecer hayan adquirido un gramo de conciencia de lo que pasa y de lo que puede estar por venir si en realidad el mercado salvaje sigue imperando sobre los verdaderos valores del bienestar común, la igualdad, la justicia y la justicia social, la dignidad misma del ser humano. El tener por sobre el ser, la avaricia y la comodidad por sobre la salud del planeta. En tanto el avance tecnológico moldea el campo de batalla presente y futuro, como lo hanseñalado Maciek Wisniewski/, analizando las relaciones sociales, desde Engels hasta Foucault:

Como Biopolítica: Las potencias, los Estados Unidos sobre todo, ante la superoridad perdida, plantea sustituir el terrorismo por una amenaza médica que despolitice y paralice.

Como Racismo; El racismo sistémico continúa, sobre todo luego de la absolución a Donald Trump, lo que vigoriza los movimientos supremacistas violentos. Asimismo, la discriminación y el racismo se imponen cuando la mayoría de las víctimas de la pandemia son han sido y seguirán siendo los pobres.

Como Colonialismo; El que el virus nos “igualaría” por su peligrosidad resultó una falacia más; los sub alimentados, los desposeídos que han vivido en la marginación, los refugiados, los condenados de la tierra -decía Fanon., son los más vulnerables. . Hay cuerpos blancos y cuerpos colonizados u “ocupados”.

Como movimiento reivindicatorio; las estatuas tiradas de los antiguos opresores esclavistas, como metáfora de un ¡Basta!, a los nuevos genocidas y a la vez la recuperación del espacio público. La historia contada desde el lado de las víctimas de ayer, -memoria histórica-, pero sobre todo contada por las víctimas de hoy.

Tomo nota también de que, en la lectura de estos escenarios -”a la luz de la historia”- no son pocos los filósofos, sociólogos e incluso economistas y científicos (médicos y no médicos), que prevén algo como un “renacimiento” de la sociedad humana, ante el horizonte, próximo, palpable y amenazante, de peores calamidades; desastres naturales, nuevos virus, creciente desertificación, hambrunas, levantamientos sociales, crimen organizado y mafias privadas contra el Estado, o peor aún dentro del Estado, Totalitarismos, etc. Digamos, hay quienes también plantean con lucidez, la llegada de un nuevo orden, así venga doloroso y lento, como los partos. Es una entre las muchas abrumadoras expectativas, pero lo es, también tiene peso y está igual hoy frente a nosotros, como un razonada esperanza. Es por supuesto lo que quisiéramos ver. Un recomenzar, un renacer de entre la tierra enferma y casi baldía. El hombre como centro verdadero de la vida. He ahí la cuestión.

Esta madrugada de miércoles murió el poeta Joan Margrite. Reproduzco aquí un poema suyo, como homenaje al poeta que honró la vida y soportó golpes tremendos -”por momentos la vida no le fue buena ni sagrada”-, pero que en todo momento evitó hacer de la tristeza una norma. La tierra le sea leve.

CONOCIMIENTO

Cavar entre las piedras, los terrones, / las raíces que nunca arrancarás.
Es el precio que tiene lo profundo. / Cavar es religioso.
Es una forma de bondad. / Cavar de noche. Luego arrodillarse
y alzar los ojos hacia el firmamento / sin olvidar que todo ha de buscarse en tierra:
cómo alzar una casa, o escribir poesía. / Incluso desde dónde poder volver a amar
en este temporal de la memoria.

Armando Alonso de Alba

Poeta y periodista hidrocálido.

Armando Alonso de Alba

Poeta y periodista hidrocálido.

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