Entre la transformación y los retos del mañana

Entre la transformación y los retos del mañana

No quisiera glosar el Cuarto Informe de Gobierno de López Obrador, porque al final de cuentas el saldo es positivo, más allá de lo que se dijo, refrenda la enorme popularidad y aval alcanzado por el Presidente de la República, en una inercia que le va dar el peso suficiente para que su proyecto y partido ganen indiscutiblemente las elecciones del 2024, salvo se presente alguna cuestión extraordinaria, radical y sumamente grave.

Pero otra cosa es si realmente durante este tiempo que queda, cuatro años muy complicados y azarosos, es suficiente para alcanzar la transformación tan largamente planteada en lo que correspondía a la 4T y reiterada todos los días por AMLO. Hay que recordar que desde el principio se señalaba que al final del sexenio prevalecería un estado de bienestar para los mexicanos.

En lo personal pienso que no ha sido así ni lo será, independientemente de la afirmación del Presidente que el saldo es a favor, se ha podido registrar una revolución de las consciencias y por ende, mayor grado de politización de los mexicanos, como necesario motor transformador.

Efectivamente corresponde a un régimen que ha ido cambiando, donde el peso decisorio del poder económico y financiero se ha ido acotando, pero también no se ha tocado sustantivamente. Podrán ya no tener privilegios fiscales, pero tampoco se les ha gravado su capital. Su palabra ya no será ley, pero siguen siendo los mandamases en sus ámbitos, si no, veamos a personajes como Larrea y Salinas Pliego o el mismo Claudio X. González, puntal de la oposición más radical en la derecha mexicana. Los tres siguen impunes en las irregularidades que han cometido.

Y así como se va y se ve, es muy difícil pensar que en dos años vendrá una transformación como se planteó desde un principio del sexenio, por lo que se requiere continuidad en el proyecto, más allá del presente periodo, por lo que el relevo debe garantizar que se seguirá el mismo camino o de plano, se profundizará con posturas de izquierda, que buena falta hacen.

Sin embargo, el trabajo debe empezarse desde ahora, pasar por la consolidación de las instituciones y los poderes, que sean expresión del nuevo régimen, pues hasta ahora persisten los mismos elefantes blancos, plagados de tortuguismo y corrupción. Además se requiere nivelar los poderes y hacer que unos respeten a los otros, cuestión esta última que preocupa, por las fricciones y discordancias que se han dado recientemente con motivo de la detención preventiva y de la postura intervencionista del Poder Judicial ante una resolución del Legislativo y la crítica al primero por parte del Ejecutivo. Este es un tema que deberá trabajarse más.

De esta manera podemos afirmar que la transformación va, pero no ha concluido ni creo que ello pasará al fin del presente sexenio. Faltó tiempo, pero también voluntad política para hacerlo. No era cuestión de discursos y/o decretos, sino de disposiciones reales que fueran viéndose expresadas en medidas y políticas precisas. Pongo un ejemplo de varios, el anuncio al inicio de la actual administración de que se había acabado con el neoliberalismo. Nadie duda de la postura política que al respecto profesa el presidente de la República, otra cosa es lo que se ha hecho en la práctica, donde el manejo de la política económica todavía tiene muchos rasgos del modelo criticado.

Por otra parte, el columnista José Blanco afirma una cuestión con la cual coincido. Dice: “Los años que quedan de este sexenio, y los del próximo, serán cruciales: el sentido de poder colectivo –poder sobre el presente y sobre el futuro, poder sobre el gobierno elegido– puede prefigurar otro país, y debe ser consolidado. Falta agregar organización territorial y sectorial a los más.”

Al respecto, su propio líder, dígase AMLO, no ha podido trasmitir a sus correligionarios de Morena esa particularidad de trabajo político a ras de piso. Tampoco a sus posibles relevos, ninguno de los autodestapados hasta ahora mantiene esa particularidad.

Y cuando hablábamos de inercia como elemento garantizador del posible triunfo en las elecciones federales, también se puede convertir en fuente de la propia finitud, por lo que requiere mayor empuje cuando desaparezca el impulso dado por la gestión de un líder ya ido a Tabasco, donde la continuidad del proyecto implicaría formas propias pero igualmente efectivas.

Más cuando tengamos que considerar que la derecha conservadora no se convencerá que está derrotada y al contrario, crea que puede recuperar terreno, con la simple estrategia de cambiar la percepción de la gente, aunque ello implique trucar la realidad, mentir, fomentar el odio y el miedo, siguiendo los pasos de Gene Sharp en las llamadas revoluciones blandas.

No hay que confiarse ni apostarle a las buenas calificaciones populares de ahora. No es suficiente, menos garantía de que se mantendrá por siempre. Hay que adelantarse al conservadurismo, combatirlo de tu a tú, no igual, pues una cosa que distingue al progresismo y la izquierda, es el uso de la verdad como premisa. El otro elemento que va coaligado a lo anterior es la transparencia, para no dejar cuestiones a dudas e interpretaciones. Hay que gobernar en casa de cristal.

También se requiere seguir depurando el aparato del Estado, en un objetivo todavía no alcanzado. De los niveles medios hasta debajo de la estructura decisoria del gobierno, se mantienen los viejos cuadros del PRIAN, que les siguen siendo fieles y actúan en consecuencia de ello, en actividades de zapa que tiende a inculcar la percepción de todos, los anteriores y los de ahora son iguales, aunque López Obrador replique hasta el cansancio de que “no somos iguales”.

Queda entonces mucho por hacer, entonces, ¡a la tarea!

Daniel Carlos García

Aguascalentense de nacimiento, comunista por convicción y médico por estudios en la UNAM. Militante activo de la izquierda marxista desde la década de los 70’s; fue miembro y dirigente de los partidos: PCM, MAUS, PSUM, PMS Y PRD. Periodista por vocación y colaborador de diversas publicaciones. Ha escrito diversos libros, entre ellos: “Fulgor rebelde. La guerrilla en Aguascalientes”, “El perredismo en Aguascalientes” y el “Diccionario de la Izquierda en Aguascalientes”, “Historia y situación del cooperativismo en el DF” y “Las mujeres en la Revolución Mexicana”. Fue Director de Capacitación para el Empleo del Gobierno del Distrito Federal (2000-2005); asesor del Srio. de Gobierno del GDF y Director de Estudios y Estadísticas del Trabajo (GDF 2007-2012). Actualmente es Gerente de Saludo en CENFES, AC, así como organizador y dirigente del Movimiento Comunista Mexicano (MCM). Trabajó en Comunicación social de Pemex; en el Sistema Estatal de Telecomunicaciones de Puebla; publicó otro libro: Zapata en la Mixteca poblana; se tiituló en 2023 de Licenciado en Ciencias de la Comunicación y actualmente es Coordinador de Proyecto de lo Contencioso, Fiscalización y Partidos Políticos en la Coordinación de Comunicación Social del INE.

Daniel Carlos García

Aguascalentense de nacimiento, comunista por convicción y médico por estudios en la UNAM. Militante activo de la izquierda marxista desde la década de los 70’s; fue miembro y dirigente de los partidos: PCM, MAUS, PSUM, PMS Y PRD. Periodista por vocación y colaborador de diversas publicaciones. Ha escrito diversos libros, entre ellos: “Fulgor rebelde. La guerrilla en Aguascalientes”, “El perredismo en Aguascalientes” y el “Diccionario de la Izquierda en Aguascalientes”, “Historia y situación del cooperativismo en el DF” y “Las mujeres en la Revolución Mexicana”. Fue Director de Capacitación para el Empleo del Gobierno del Distrito Federal (2000-2005); asesor del Srio. de Gobierno del GDF y Director de Estudios y Estadísticas del Trabajo (GDF 2007-2012). Actualmente es Gerente de Saludo en CENFES, AC, así como organizador y dirigente del Movimiento Comunista Mexicano (MCM). Trabajó en Comunicación social de Pemex; en el Sistema Estatal de Telecomunicaciones de Puebla; publicó otro libro: Zapata en la Mixteca poblana; se tiituló en 2023 de Licenciado en Ciencias de la Comunicación y actualmente es Coordinador de Proyecto de lo Contencioso, Fiscalización y Partidos Políticos en la Coordinación de Comunicación Social del INE.

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