Librar la batalla por cada uno y por todos

Librar la batalla por cada uno y por todos

LA VIDA BREVE

«Es una situación de emergencia y alarma y hay que actuar en consecuencia. Es obligado que vivamos de otro modo, hoy y mañana».

[bctt tweet=»Nos queda actuar solidariamente o seguirnos perdiendo en el abismo del individualismo y la negligencia en donde al final, más temprano que tarde nadie podrá salvarse» username=»crisolhoy»]

El Coronavirus  ha venido siendo y es hoy por hoy bastante más contagioso que la gripe, entre otras cosas quizás porque mal que bien contra la gripe tenemos algo de inmunidad pasada, pero frente a este virus estamos totalmente inermes. Todo se ha desenvuelto en apenas unas cuantas semanas y desde entonces la sociedad mexicana en su mayoría  apenas le había dado seriedad al hecho. 

Hace apenas un par de días que la situación de los contagios del Covid-19 llegó al tope en Milán, Italia, colapsando los servicios médicos, y la situación en la región de Lombardía se ha extendido a otras regiones del norte de la península, mientras en el epicentro del brote, la ciudad de Whuan en China, se daba el alta al último de los enfermos tocados por la pandemia.

Luego siguieron España, de manera severísima y en el resto de Europa aunque el avance es lento no deja de preocurar su progresión. En Corea del Sur se avanza en el control de la enfermedad pero ya los contagios han llegado a nuestro continente, comenzando por golpear a los Estados Unidos al tiempo que los primeros casos se confirman en México. 

El panorama de un nuevo desastre está frente a nosotros, pone en entredicho al sistema de salud pública  y devela esas peregrinas afirmaciones de que somos una gran nación capaz de soportar hasta lo indecible. Mito tras mito vemos caer nuestros vacíos orgullos junto a las presunciones de fortaleza moral y singularidad que todavía atosigan nuestras cabezas. Que no nos llegue la lumbre a los aparejos y entre drama y drama no tengan pronto que decidir con urgencia nuestros médicos quién respira y quien no. Es una situación de emergencia y alarma y hay que actuar en consecuencia. Es obligado que vivamos de otro modo, hoy y mañana.

No habrá quien pueda enfrentar el riesgo por nosotros si no nos comportamos como una sociedad madura, -aunque no lo seamos- e intentamos con decisión y solidaridad el librar la batalla por cada uno y por todos.

Los días por venir están ya frente a nosotros, el impacto de la epidemia sobre el sistema sanitario puede ser muy relevante por razones diversas: el periodo de incubación en que las personas son contagiosas es de cinco días; el número de casos es exponencial; un porcentaje elevado requerirá hospitalización bien sea por su situación clínica, vigilancia o aislamiento.  

Por eso hay que respetar todas las medidas de contención, el aislamiento que nos recomiendan las autoridades sanitarias, a sabiendas de que aún haciéndolo, y estando más preparados que nunca en la historia para combatir una pandemia, es verdad también que vivimos  globalizados, de lleno inmersos en esa otra pandemia contemporánea que solo ha globalizado la pobreza del lado más extenso mientras las miserias acumuladas sirven de carne para alimentar al monstruoso aparato de la acumulación de capital y explotación de personas y recursos, las naciones industrializadas. 

La globalización ha transformado la relación entre humanos y virus, donde lo local es global y lo global es local. Muchos países no tienen sistemas de salud pública efectivos para hacer frente a los retos que se plantean, ni existe tampoco un sistema de salud pública global apropiado. Todo parece indicar que esta epidemia representa una ocasión ideal para justificar la recesión económica del sistema capitalista que se acerca. ¿Ahora cuántos y que tan valiosos serán los platos rotos que debamos pagar? 

El éxito de China en frenar el virus, o en Corea del Sur y otros países desarrollados nos pone frente a la situación bien diferente que parece llegar para muchos países pobres como México, con sistemas sanitarios muy débiles y con determinantes sociales de salud muy deficientes; pobreza, hacinamiento urbano, sistemas de agua residuales defectuosos o inexistentes, negligencia de la industria farmacéutica, dietas alimentarias deplorables, etc, etc,. Es el caso también de muchos países africanos, donde el riesgo de que la epidemia cause daños severos o incluso extremos es elevado.  

Pero además, se acumulan de manera amenazante para los menos favorecidos;  el cambio climático, la deforestación y modificación de los patrones de distribución de especies, inducida, sobre todo, por actividades humanas, entre las muchas causas de algunas de las enfermedades emergentes que en los pasados años se han convertido en epidemias y pandemias, de acuerdo con especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Se ha insistido además que el uso desmedido de antibióticos es otro factor propicio para  que diversos agentes patógenos desarrollen resistencia a ellos, cambien sus factores de virulencia y ocasionen enfermedades emergentes o remergentes en distintas poblaciones humanas. 

Nos queda actuar solidariamente o seguirnos perdiendo en el abismo del individualismo y la negligencia en donde al final, más temprano que tarde nadie podrá salvarse.

Publicado en “Hidrocálido”.  / 18.03.2020

Armando Alonso de Alba

Poeta y periodista hidrocálido.

Armando Alonso de Alba

Poeta y periodista hidrocálido.

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