LO QUE HAY QUE HACER…MUCHO
Leía una nota en la prensa local, que mostraba la preocupación del diputado Raúl Silva Perezchica, presidente de la Junta de Coordinación Política en el Congreso del Estado (JUCOPO), en torno a la llegada de los suplentes de los legisladores que han pedido licencia para participar como candidatos en el actual proceso electoral. El punto es el corto tiempo de aprendizaje que tendrán, que es reducido para los pendientes relevantes en la 65 Legislatura.
Esto me llevó a pensar en algunas cuestiones de tiempos de mi militancia partidista, que ahora veo muy sesgada e irreal, porque predomina en gran medida el chapulineo y saltimbanquismo y por lo mismo, la imposibilidad de que los recién llegados puedan manejar el programa de su nuevo partido, pero sobre todo crean en él y lo defiendan.
En aquellos tiempos yo era de la idea (lo sigo siendo), que cualquier aspirante a dirigente o candidato a cualquier puesto de elección popular, debía de estar preparado mínimamente para ocupar el puesto a que aspirase. En este sentido concebía a la formación y/o capacitación, no solo como un derecho sino como una obligación. Por lo regular en los Estatutos de los partidos es lo primero pero no lo segundo.
Las cuestiones no ocurrieron así ni han ocurrido, de tal manera que tenemos representantes populares y dirigentes que son unos verdaderos ignorantes, pero con la grandilocuencia que lo saben todo, que nadie hay que les pueda enseñar algo, lo más mínimo. El otro aspecto es que los suplentes, de alguna manera son necesidad para rellenar espacios, los cuales viven a la espera de que se muera su titular (literal) o vaya a una responsabilidad mayor.
Al respecto, el otro día leía un artículo donde se señalaba que algunos suplentes de Senadores de Morena, sabían que más temprano que tarde iban a ocupar la curul, debido a que sus propietarios estaban previstos a ocupar un puesto en el gabinete de la presidenta ganadora. Uno de ellos es García Harfuch, beneficiando al exalcalde de la GAM.
Pero fuera de estas excepciones, que son las menos y contadas, el resto de los suplentes no hacen nada, no tienen ninguna actividad asignada y menos aún alguna remuneración. Algunos de ellos acaban atendiendo las casas de gestión de sus titulares, de tal manera que a veces solamente sirve para engrosar el currículum o como puestos de consolación, como diciendo ¡sigue trabajando, que algún día llegarás!
No debiera ser así. Los partidos políticos tendrían que implementar medidas formativas y de capacitación para su ejército de suplentes, que pudiesen estar en tendencia de renovar cuadros y en su momento acceder al puesto que suplen, de tal manera que se viera la seguridad de continuidad con conocimiento y eficacia del puesto de que se trate. Hay regidores que llegan al cargo, sin conocer a plenitud el artículo 115 Constitucional.
En los agrupamientos políticos de cuadros, esto se facilita, por la cantidad reducida y la prioridad de la calidad de sus miembros. Es más fácil implementar acciones formativas que incluso den la posibilidad de uniformar políticamente a los cuadros, con un bagaje mínimo. En un partido de masas es más difícil y en mucho se vuelve selectivo y por lo mismo no generalizado.
Pero insisto, el problema está en los partidos no solo quienes llegan como suplente, aunque éstos debieran de adoptar algo de su parte.
