¡No más cigarros! Philip Morris deja el negocio
Philip Morris: compañía internacional de cigarros, dueña de la marca Marlboro y Chesterfield, principal introductor en el mercado formal de tabaco y proveedor involuntario de cáncer; mantienen las esperanzas de conservarse como empresa productiva para las siguientes generaciones, eliminando de sus listas de productos ofertados los cigarros, cambiando de giro hacia los consumibles de tabaco libre de humo.
Todos tranquilos, no salgan corriendo al oxxo a hacer compras de pánico. Conscientes de que la decisión representa una brecha entre generaciones consumidoras, la compañía la cual ya ha invertido cerca de 5 mil millones de dólares, en investigación y sabiendo de las cualidades adictivas del tabaco, espera ejecutar su plan a largo plazo.
De forma elegante Gonzalo Salafranca representante de Philip Morris, paraForber México:
“Anunciamos el compromiso de un día dejar de vender cigarros, para dedicarnos a comercializar productos sin humo, que son aquellos que no tienen combustión. Hay un consenso de que el humo del cigarro, fruto de esa combustión de quemar el tabaco, es la principal causa de las enfermedades asociadas con fumar… Aunque la manera de reducir de forma total el riesgo es dejar completamente ese hábito”. Así al darse cuenta de estar pasando por una fase decreciente de rendimientos sin retorno, aahora buscan otros productos.
La legislaciones y la estigamtización social han cobrado facturas. Consideremos que las encuestas que miden el consumo de drogas a nivel nacional e internacional, siguen demostrando que el consumo de tabaco es alto, pero pierde terreno frente el uso de otras sustancias como la mariguana que ya es legal su producción, distribución y venta en estados de la Unión Americana, como por ejemplo California.
Es ahí donde se observa como las políticas populistas de salud, que supuestamente trataron de evitar el consumo del tabaco generando impuestos con la intención de encarecer el producto para el consumidor, fracasaron en su objetivo pues claramente el consumo no ha descendido. Lo que si ha disminuido son las marcas de cigarro mexicanos como Delicados que dejan el mercado (Forbes: Adiós a Delicados, la penúltima marca mexicana de cigarros), y las compañías en el mercado formal, que es donde se paga impuestos, han visto reducir su participación en la economía, siendo sustituidos por productos provenientes del mercado informal, lo cual debilita y lastima las cadenas productivas formales. Simplemente, parece que los adictos no disminuyen, aun que si las compañías legales.
A lo anterior no extraña que empresas como Philip Morris, antes de que se vean obligados cerrar y sus fuentes de empleo formal se extinguen, prefieren invertir sumas millonarias de sus ganancias para buscar una alternativa en el mercado de las drogas recreativas, deben de reinventarse para mantenerse frente al incremento del uso de drogas como la mariguana, entre otras, en un proceso de endoculturación promovido por los cambios de paradigmas y nuevas formas de intensificar rendimientos de placer.
Dejar de producir cigarros para una empresa del tamaño de Philip Morris, representa un cambio generacional que involucra una trasformación cultural, haciendo que para cuando la empresa tabaquera cambie definitivamente de producto, las generaciones siguientes verán con extrañeza esos artículos consumibles de fuego y humo que por su sabor y olor varios individuos estaban dispuestos a morir para satisfacer su adicción.