Notas acerca de las ideas políticas XLV Hegel 3/6. La historia, progreso de la libertad
Hegel, al igual que Kant, admiró la Revolución Francesa, la cual representó “la decisión de poner la razón como fundamento del Estado. Es el advenimiento … de los principios de libertad, igualdad y los derechos del hombre y del ciudadano”. Pero cuestiona que, a pesar de corresponder “a la esencia misma del Estado moderno”, a causa de su “forma abstracta e individualista”, da lugar al “terror indefinido”. “El liberalismo revolucionario está condenado a encontrase siempre en oposición… perpetua oposición de estadistas a hombres de principios, y del gobierno al pueblo”. (Filosofía del Derecho, Parágrafos 189 y ss).
Estas ideas constituyen en Alemania la culminación de la ideología surgida de la Revolución Francesa. El pensamiento hegeliano sobre historia universal, derecho y Estado toma como “punto de referencia” la Revolución Francesa y “proyecta hacia adelante su reflexión sobre el Estado moderno”. (Jean Touchard, Historia de las ideas políticas, p. 385) Para Hegel no basta considerar Estados o instituciones particulares, sino que, para ello es menester saber qué es el Estado como concepto o modelo universal y abstracto. Así, como Platón, crear un modelo ideal ante el cual evaluar la república real. Incidentalmente, destaca la “coincidencia histórica entre el Estado prusiano y el Estado ideal y racional” (P. 387)
En la crítica a la idea de Estado de Rousseau y de la Revolución Francesa, Hegel acotó que el Estado es un contrato que tiene como base arbitrio, opinión y consentimiento discrecionales (pensado según su forma, ya sea instinto de sociabilidad o la autoridad divina, y la voluntad comunitaria), lo cual “destruye lo divino existente en sí y para sí” … produce “el primer espectáculo prodigioso de empezar completamente desde el principio la constitución de un gran Estado real … y querer darle como base simplemente lo racional imaginado … puesto que sólo son abstracciones sin ideas, ellas han transformado el intento en el acontecimiento más terrible y cruel” (parágrafo 258<<6). [Se refiere a los episodios de la Revolución Francesa conocidos como “el reinado del terror” impuesto por Robespierre, habiendo ejecutado a miles, sospechosos de ser “contrarrevolucionarios”].
Según Hegel “la filosofía de la Revolución era fundamentalmente falsa en dos aspectos. No reconocía que la personalidad de ciudadano es ser social que exige como condición para su significación moral un papel que desempeñar en la vida de la sociedad civil y no reconocía que las instituciones de la sociedad civil son órganos de la nación, que deben encarnar en una autoridad pública consecuente con la significación moral de la nación … atribuía valor más alto a los propios fines colectivos y con una ética que cada vez cobraba más conciencia de los conflictos entre los valores individuales y los sociales … Así planteó el problema central de la ciencia social y la ética social” (Sabine, Historia de la teoría política, pp. 492-493)
Al cuestionar el individualismo propuesto por los pensadores ingleses y franceses, la dialéctica hegeliana propone la compleja interrelación individuo-libertad-autoridad-Estado bajo la tutela de la voluntad divina: el Estado “es la voluntad divina en cuanto Espíritu presente en la tierra, que se despliega para convertirse en la forma y organización de un mundo” (Filosofía del derecho, p. 698).
“La Razón es la substancia de la Historia … la Razón interviene progresivamente en los acontecimientos [humanos y de la naturaleza] … Si la Lógica de Hegel es ‘histórica’, inversamente su Historia es una historia de la Razón … ‘el tribunal supremo’ es la Historia universal, [por lo cual] el filósofo se limita a buscar la ‘razón’ de los acontecimientos” (Touchard, 386). Así, postula: “lo que es racional es real, y lo que es real es racional” (Filosofía del Derecho, p. 57)
“Toda la Historia traza el progreso de la libertad en las conciencias. La Historia es la historia del Espíritu … ‘una representación’ del Espíritu que muestra a los hombres cómo éste se esfuerza en elevarse al conocimiento de lo que es en sí” [el Ser absoluto que se materializa en la naturaleza, la sociedad y la historia] … “La Razón que actúa en la Historia” se aprovecha del interés que persiguen los individuos, pero al hacerlo producen algo que no estaba en su conciencia ni en su intención … “Este fin lejano es la realización y la toma de conciencia de la naturaleza más peculiar del Espíritu: la libertad” (Touchard, p. 386). Estas reflexiones provienen de Kant.
Ahora bien, “el Espíritu que actúa en la Historia no es un espíritu individual, sino el espíritu de un pueblo”. Eso es, “el espíritu nacional” que “se despliega en la religión, la ciencia, las artes, los destinos y los acontecimientos” (Touchard, p. 387).
En Enciclopedia de las Ciencias Filosóficas (parágrafo 537), Hegel enfatiza que “la esencia del Estado es lo universal en sí y por sí, la racionalidad del querer … Su obra en general … consiste en una noble función. Por una parte, debe mantener [a los individuos] como personas y, por consecuencia, hacer del derecho una realidad necesaria, y luego promover su bien, que primero cada uno cuida por sí, pero que tiene un lado universal: proteger la familia y guiar la sociedad civil”. A la vez, el individuo sólo puede comprender su existencia como miembro de la sociedad [idea de Aristóteles del hombre como ser social, “animal político”], y además como un ser libre integrante del Estado. (Filosofía del Derecho, parágrafo 258 <<2, <<3, p. 679)
Por lo cual “sólo existe libertad en el Estado, si dos condiciones se encuentran realizadas:
“a) si el ciudadano razonable puede encontrar ahí la satisfacción de los deseos y de los intereses razonables que, en tanto en ser pensante, puede justificar ante sí mismo;
b) si las leyes del Estado pueden ser reconocidas como justas … [en vista de que] el hombre natural no es realmente libre, y que sólo el ser razonable y universal puede serlo”. (Touchard, p. 390)