Por una verdadera Reforma Política
Reforma Política
[bctt tweet=»Ya no son tiempos de reformas a medias tintas, de parches que acaban de ser superadas por la realidad a los pocos años. Una cuestionable política de los gobiernos del Prian» username=»crisolhoy»]
La semana pasada trascendieron propuestas de reformas legislativas que, serían presentadas por la fracción parlamentaria de Morena en materia político electoral. Entre éstas se encuentran hacer desaparecer los organismos electorales locales; disminuir los consejeros electorales, además del número de legisladores; reducir el cincuenta por ciento de las prerrogativas a los partidos, así como incluir ciudadanos en la Comisión de vigilancia del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Todas partieron del mismo partido pero de distintos legisladores, lo cual puede decirnos que no inciden en una sola estrategia integral de lo que podría ser una reforma electoral integral. Creo que no es por ahí, con lo que mostraría de entrada una notoria deficiencia y sobre todo, provocaría atenciones particulares, reformas de la ley a la manera de meros parches, con lo que no se pudiese garantizar la previsión política para las siguientes decenas de años. Ya legisladores de este partido, por su propio crecimiento desmedido y falta de uniformidad política de sus miembros, han anunciado iniciativas cuestionables no compartidas por sus propios compañeros, es el caso de aquella para limitar la función de las calificadoras.
Asimismo, el propio titular del Instituto Nacional Electoral, Lorenzo Córdoba, ha señalado que para qué tales propuestas, cuando ya fueron consideradas y dado un tratamiento por parte del organismo electoral. Pero el problema no es ese, sino la necesidad de una reforma completa, integral, que trascienda el propio sexenio actual.
Ya no son tiempos de reformas a medias tintas, de parches que acaban de ser superadas por la realidad a los pocos años. Una cuestionable política de los gobiernos del Prian y que ahora, apenas al fin de los primeros cien días de gobierno pareciera que no hay cambios diferenciales. Aunque también tengo claro que como algunas medidas como la Guardia Nacional, se tiene que procesar poco a poco. Pero tampoco hay señales para que en esta vía se prevé otra estrategia.
Hasta ahora la Cuarta Transformación ha sido más declarativa que un proyecto con contenidos concretos y precisos. Hablar de régimen de cambio pero sólo manifestarse hasta ahora en forma no es suficiente, se requiere elementos radicalmente diferentes a los prevalecientes hasta la administración pasada. Y no es como decía Jesús Reyes Heroles de que en política la forma es fondo.
Hay que recordar que cada gran transformación anterior tuvo su enorme instrumento normativo que le sirvió para las décadas siguientes: con la Independencia llegó la Constitución de 1824; en la Reforma con la del 57 y, en la revolución mexicana, la Constitución de 1917. AMLO afirma que la Cuarta Transformación se llevará a cabo de manera pacífica, a diferencia de las anteriores. Que bien que sea así, pero no es suficiente con cambios de estilos de gobernar.
No sólo fueron medidas políticas y económicas radicales, surgidas de grandes enfrentamientos fraticidas. Los cambios sobrevinieron después de la lucha armada. Ahora se prevé no seguir el mismo camino, sino por la vía pacífica, ya el cambio de gobierno fue así, ganando las elecciones presidenciales el primero de julio pasado.
El propio presidente de la República menciona que ya se obtuvo obtener el gobierno, ahora falta cambiar de régimen. Y efectivamente un aspecto que puede ayudar a que se avance en ese sentido es la separación del poder económico del poder político. Esto es importante, pues así como en tiempo de la reforma la separación iglesia –Estado fue un rasgo fundamental de ese periodo de cambio, hoy el señalado puede ser distintivo, pero todavía no se da, aun cuando ya hemos visto algunos rasgos.
Sin embargo, un paso importante también es una nueva constitucionalidad. López Obrador hace algunas semanas dejó entrever esta posibilidad, la cual si se haría sería hasta fines de su sexenio, pero no se le vio ni seguridad ni consideración como si fuera un eje de su gobierno y sobre todo de una característica distintiva de la Cuarta Transformación que postula y quiere llevar a la práctica.
Esta ha sido una demanda levantada por la izquierda en las últimas décadas, sobre todo bajo la consideración de que el país ya no es el mismo de cuando se dio la Constitución de 1917, requiriéndose un nuevo pacto federal, a sabiendas que hay aspectos todavía actuales y rescatables de las constituciones anteriores, pero que debe elaborarse en la idea de no reforzarse al contentillo e interés del grupo en el poder en turno.
Por ello, más allá de irnos con la solitaria propuesta, aún correcta ésta, como ocurre con la presentada por Tatiana Clouthier y Mario Delgado, es conveniente tardarse un poco más y elaborar una propuesta integral, que inicie con un nuevo Constituyente y después se vea el caso de las necesarias leyes reglamentarias.