Violencia: Mal augurio

Hace días publiqué en facebook (en la sección ¿qué estás pensando?) el siguiente comentario: “No comparto ni el cinismo ni la violencia. El PRD abre su propia tumba solapando a los responsables de los deleznables hechos de Coyoacán”. Me refería obviamente a las agresiones vandálicas hacia dos mitines de MORENA y particularmente de su precandidata a la Jefatura de Gobierno capitalino, Claudia Sheimbaum.

Cada vez son más enconados los procesos electorales, la violencia priva de muchas formas, no sólo la de la acción directa como el magnicidio de marzo del 94.

Lo escribí a bote pronto, en eso estaba pensando (como dice la sección referida). No pretendía desatar ninguna discusión, pero si reafirmo convencídamente lo que escribí. Hasta ahora 35 personas han marcado que les gustó lo dicho y de los doce que han hecho comentarios, prácticamente todos coinciden también. Me inquieta sin embargo la opinión discordante (no por eso la inquietud) planteada por Irán Moreno, a quien conozco desde hace años y lo considero una persona preparada pero sobre todo pensante.

Dice: “También lo de Morena. Aguas para un altercado se requiere de dos”. Por mi parte le respondí: «No te confundas Irán, una cosa es un altercado que incluso se puede provocar y otra una agresión, en ambos se requieren efectivamente dos: un agresor y un agredido”. Por mi parte ya no quise seguir una discusión y a ese nivel, pero si creo necesario anotar dos aspectos que por lo menos en lo personal me preocupan: Primero, el de la violencia en el proceso electoral y segundo, el deterioro político e ideológico en el que ha caído el PRD.

La llamada guerra sucia mediática de campañas distorsionadoras de la verdad, el fomentar el miedo con “las amenazas para México”

Cada vez son más enconados los procesos electorales, la violencia priva de muchas formas, no sólo la de la acción directa como el magnicidio de marzo del 94. La llamada guerra sucia mediática de campañas distorsionadoras de la verdad, el fomentar el miedo con “las amenazas para México”, las diatribas infundadas y muchas formas más, han dejado a un lado los programas y las plataformas electorales.

Estos mecanismos para hacer campañas se están convirtiendo en cotidianas, se naturalizan como si fueran normales y correctas. Los partidos políticos y sus candidatos ya no tienen el menor reparo de utilizarlos, en el ánimo de cumplir con sus objetivos ganadores, sin que en el fondo les interesen los electores, salvo para el momento que querrán que voten por ellos.

Ni estas prácticas ni hechos como los suscitados en Coyoacán debemos dejarlos pasar, hay que denunciarlos y combatirlos, castiguemos con nuestro voto a los partidos que lo promuevan y solapen, vengan de donde vengan, sean quien sean. La violencia no es buena para nadie.

El segundo punto es el deterioro político e ideológico del PRD. Si fuera otro partido ni me importaría, que ayudé a formar desde su fundación, del cual fui militante por veinte años, consejero nacional por ocho años y presidente estatal en Aguascalientes. Coincidí con el Llamamiento del 21 de octubre de 1988 y por ello lo suscribí. No soy entonces fundador desde su evento de mayo del 89, sino de aquellos que convocaron a fundarlo después de la propuesta de Cuauhtémoc Cárdenas.

Sin dejar de ser comunista me integré al PRD y siempre impulsé una propuesta de izquierda socialista. Hay que reconocer que quienes manteníamos esta postura perdimos. El tiempo y los empujes de la derecha cargaron al partido primero a la socialdemocracia, ahora ubicándose en la cola del neoliberalismo. No había nada que hacer ahí.

…buscar alianzas antináturas impulsando opciones de más de lo mismo, bajo la bandera de quitar al PRI de Los Pinos, aunque Anaya sea el Plan B de la derecha mexicana.

Lo que me inquieta son aquellos compañeros (as) que reivindicándose de izquierda antes y ahora, en los hechos asuman posturas alejadas de lo que dicen pensar y defender, que hablar de restaurar el Estado…burgués y capitalista y en esa lógica sumarse al Pacto por México; buscar alianzas antináturas impulsando opciones de más de lo mismo, bajo la bandera de quitar al PRI de Los Pinos, aunque Anaya sea el Plan B de la derecha mexicana.

Y ahora, que se rompa con un elemento consustancial del militante de izquierda, mantener por sobre todo el pensamiento crítico y por lo mismo, asumir cuando se deba la autocrítica. Es como concluir que la matanza del 2 de octubre de 1968 no fue una masacre promovida y ejecutada por el Estado y el gobierno mexicano, sino un altercado y que, “aguas para un altercado se requiere de dos”.