4 PINCELADAS SOBRE OSWALDO BARRA CUNNINGHAM EN EL CENTENARIO DE SU NATALICIO
4
De aquellos días turbulentos en que Barra decoró las paredes del Palacio de Gobierno, a estos otros que nos ha tocado vivir, el mundo ha cambiado; Aguascalientes ha cambiado, y entre tanto la obra del chileno ha entregado su riqueza de formas y colores y significados a las miles de personas que se han acercado a ella.
En varias ocasiones he tenido el privilegio de observar a grupos de pequeños infantes que son llevados de la mano por sus maestras, que son casi sus madres, a ver el mural primigenio, esas imágenes alucinantes de hombres y mujeres, que a su vez miran a la cara a la Historia, que luchan y viven y mueren, las prostitutas que vayan ustedes a saber cómo fue que se montaron en la paleta del pintor y llegaron a esa pared, el joven desnudo con el sexo hacia la vista del observador, jalado hacia las estrellas por esa joven india de cabellera de maíz, las garzas en desliz que brotan de las páginas de la Suave Patria; el obispo, que aprisiona de las piernas a otro joven que pretende ascender a la luz, el sacerdote que empuña una cruz y parece esgrimirla en contra de un grupo de mujeres.
Contemplo la escena, intentando inútilmente ver como estos infantes. Observar, como si se tratara de los subtítulos de una película, las ideas que surcan sus tiernos cerebros, a propósito de lo que sus ojos llevan hasta lo más profundo de sus mentes en esta que es su primera vez, hasta que dan media vuelta y se van. Pero, ¿y las prostitutas, los desnudos, el clero del lado del conquistador, o en contra de la educación, el gobernador que se retrató en el mural? Nada de esto parece llamarles la atención o, peor aún, escandalizarlos, tal y como ocurrió con nuestros ancestros.
Como digo, mucho ha cambiado el mundo, y con él Aguascalientes, y mucho hemos visto, cosas que matarían del susto a nuestros abuelos, y a veces por poco a nosotros, pero aquí es preciso decir que se requiere de un esfuerzo para ver los murales en el contexto en que fueron realizados, a fin de constatar su valor, y así como esos personajes fueron fijados a las paredes; esas acciones, esas ideas, así los murales siguen ahí, y se han incorporado con todo derecho al imaginario de Aguascalientes, de tal manera que hoy forman parte de su patrimonio artístico, algo que presumimos a nuestros visitantes, lo cual significa que no sólo han sido observados y comentados por miles de personas, sino que a su vez se han convertido en fuente de inspiración para artistas, músicos, bailarines y fragmentos de la obra han sido extraídos para aparecer en publicaciones diversas, afianzando su raigambre entre nosotros, aparte de ser objeto de estudio para los historiadores.
Precisamente con el fragmento de uno de estos frutos quiero terminar mi intervención, que ha tenido la intención de ser laudatoria para quien nos enriqueció con la obra de su mente; de sus manos.
Me refiero al poema Lección de historia patria ante un mural revolucionario, debido a la pluma del poeta Víctor Sandoval, informante y amigo del pintor. Y dice: Aquí nace la luz y aquí termina;/pero su resplandor se eleva y no declina./Y aquí estamos nosotros, asomados hacia el paisaje y la verdad, cercados/por el verso en tumulto del poeta,/el cielo azul y el inviolado vuelo,/el puño verde de la primavera,/los próceres que avanzan por la historia,/la maestra rural y el libro abierto,/las sombras derrotadas, la alegría/entre los labios del maíz dorado./La juventud que nace con el día/hacia la Patria nueva que la espera./la juventud que vive en esta hora/en que se anuncia la radiante aurora.
(Felicitaciones, ampliaciones para esta columna, sugerencias y hasta quejas, diríjalas a carlos.cronista.aguascalientes@gmail.com).
