EL ARCHIVO HISTÓRICO DEL ESTADO
El archivo Histórico del Estado fue fundado en los inicios de la administración del gobernador Rodolfo Landeros, de seguro a iniciativa del profesor Alejandro Topete del Valle, que fue su primer director, o tal vez influyera más el empujón que debió haberle dado su compadre, del maestro Topete, el licenciado Joaquín Cruz Ramírez, Secretario General de Gobierno, hombre culto como pocos que, según se decía, era el gobernador de facto, ante las continuas ausencias del jefe máximo, y que más de alguna cosa decidía por su cuenta, en nombre de este; quizá el archivo fuera una de ellas.
A principios de los años ochenta del siglo anterior nació esta institución, que comenzó sus días en uno de los locales del antiguo edifico gubernamental donde hoy se encuentra el centro comercial Plaza Patria, en la avenida José María Chávez. Construido en la administración del profesor Enrique Olivares Santana, dicho edificio tenía un patio central y en sus costados albergó principalmente a la dirección de Tránsito, el registro de electores, la dependencia deportiva estatal, la dirección de Acción Cívica, el Archivo General del Estado, y el Archivo Histórico, desprendido del anterior, aunque ciertamente el archivo General del Estado ocupaba un espacio en la parte posterior, ajeno a las pequeñas oficinas ubicadas alrededor del patio. Este archivo, que hacía honor a su grado, lo contenía todo: hemeroteca, documentación oficial, periódicos oficiales, protocolos notariales…
Poco a poco pasarían al Histórico la hemeroteca, los protocolos y los periódicos oficiales, a los que posteriormente se sumarían una fototeca, una videoteca. En su origen el archivo ocupó uno de los locales de este edificio que ya no existe. Había en el sitio una serie de estantes vacíos, cajas, escritorios, un director y una secretaria. También recuerdo de esos primeros días a Yolanda Padilla Rangel, Elizabeth Buchachan Martín del Campo y Jesús Gómez Serrano, que estaban ahí, no sé si en condición de empleados del archivo o de prestadores de servicio, o investigadores. De hecho el último se convirtió en director del archivo, aunque no estoy seguro si directamente a continuación del profesor Topete. Otros titulares han sido Felipe Reyes Romo, Francisco Javier Delgado, Bertha Topete Ceballos, Alberto Campos un ratito, Ángel Hernández Arias, que lo fue también del Archivo General…
Discúlpeme la falta de precisión en tres datos que le voy a ofrecer, pero de que ocurrieron así, así ocurrieron. 1. De esta primera residencia cambió a la actual, en la calle que Aguascalientes dedica al capitán -¿lo era, o me lo estoy inventando?- Juan de Montoro, en el número 215, es decir, en la mitad de la segunda cuadra, acerca sur, una casa construida o remodelada por Refugio Reyes Rivas, una típica casa de familia rica de Aguascalientes de principios del siglo anterior que por fortuna sobrevivió a la ignorancia. 2. En estos años el edificio experimentó una remodelación que consistió en la construcción de cuatro salas en la parte posterior, en lo que seguramente era el corral de la antigua casa; una ampliación obligada por el crecimiento de la institución, para albergar la hemeroteca y talleres de restauración, aparte de acondicionar los espacios existentes con equipamiento apropiado para el almacenaje documental, particularmente estantería móvil. Aparte el archivo cuenta con una biblioteca y una sala de consulta, ambos espacios por demás insuficientes hoy en día, dado que el primero prácticamente está lleno, y al segundo asisten cada vez más personas. 3. Invariablemente este archivo ha dependido de la Secretaría General de Gobierno, las personas mencionadas arriba lo encabezaron, pero en algún momento de esta vida se reorganizó el tema de los archivos, se fundó una dirección general de archivos que agrupó a todos, se creó el Archivo de Notarías, al que pasaron los protocolos notariales, y desaparecieron las direcciones particulares, de tal manera que el archivo quedó descabezado, aunque no tanto… Actualmente lo preside -¿conduce, dirige?-, no sé en calidad de qué, si de encargada de despacho, o de coordinadora, la estudiada maestra Dolores García Pimentel, que para el caso es ya veterana de la institución.
Se dice, no sin cierta suficiencia, que el archivo resguarda la memoria del estado… De entrada habría que discurrir sobre que es esto de la memoria, si se trata de algo acabado, o si es algo que debe construirse. En todo caso me parece que el archivo alberga los materiales que permiten construir esta memoria, y esto me lleva a recordar a la clientela principal del archivo, los estudiantes de la carrera de Historia de la UAA. Además están los aficionados a esta, que es la disciplina suprema de esta vida; la mejor. Tan es así que ha proporcionado materia a los artistas, escritores, pintores, compositores, y desde luego guionistas de cine porque señora, señor: la Historia es la disciplina que se ocupa de todo y de todos; lo que hay en el cielo, la tierra y en todo lugar, la que echa a volar la imaginación y alimenta en muchos sentimientos de nostalgia, terror, euforia, alegría, angustia, optimismo, etc.; la pobre maestra con un montón de alumnos tarados -yo entre ellos… Como aficionado, digo, espero que no tarado-, pero luego caen personas con demandas sorprendentes, según constancia que obra en mi poder, como por ejemplo que van a buscar en la hemeroteca a algún delincuente, sí, en la sección policiaca, o a alguna hazaña deportiva, etc. (Felicitaciones, ampliaciones para esta columna, sugerencias y hasta quejas, diríjalas a carlos.cronista.aguascalientes@gmail.com).