“EL TELÉFONO DEL SR. HARRIGAN” (“MR. HARRIGAN´S PHONE”)
Un joven llamado Craig (Jaeden Martell) de condición gentil, abierta y con apego a su padre después de que su madre falleciera por enfermedad hace años, es reclutado por el multimillonario Señor Harrigan (Donald Sutherland) para que sea su lector de las obras que él ama pero que, por su edad, ya no le resulta fácil acceder visualmente.
El chico también disfruta mucho leer, por lo que las tardes de ambos discurren entre los textos clásicos de la literatura como “Historia de Dos Ciudades”, “La Guerra y La Paz” o “El Corazón de las Tinieblas” forjando un lazo afectivo poco usual en el vetusto hombre, pues se ha dado pocas oportunidades para hacer amigos por su huraña y misántropa forma de ser.
Así, entre el cotidiano en dicha apacible población Craig nos narra en off el acontecer existencial y vivencial, llevándonos por entre sus rutinas hogareñas conviviendo con su afectuoso padre, las escolares donde debe lidiar con un odioso y enorme abusador llamado Kenny (Cyrus Arnold) a la vez que lidia con un naciente enamoramiento por su maestra de ciencias (Kirby Howell-Baptiste) y las reflexiones que le brotan en su relación con el señor Harrigan, quien tiene una peculiar filosofía sobre la vida similar al Darwinismo donde el ser adverso debe sucumbir ante su enemigo. Para acercarlo más a la tecnología del nuevo milenio (la historia se ubica en la primera década de éste siglo) Carig le regala un teléfono celular, el cual será su vía de contacto oficial y la apertura a una serie de deliberaciones sobre la dañina influencia y futuro uso para los procesos de despersonalización que acarrea éste tirano de bolsillo electrónico que roba tiempo y dinero.
Con el paso del tiempo el señor Harrigan fallece y durante un momento de mal entendido sentimentalismo Craig guarda en el bolsillo del occiso su celular antes de ser enterrado como una muestra de afecto después de todo lo que compartieron a través de ello. Sin embargo la línea de comunicación entre ellos no cesa una vez desaparecido el señor Harrigan, pues llamadas y mensajes comienzan a aparecer en el teléfono de Craig indicando que es el mismo Harrigan quien las realiza, detonando una serie de eventos fatales que le darán al muchacho una idea clara sobre la vida, la muerte y la responsabilidad.
Al tratarse de una cinta basada en un cuento de Stephen King (quien también produce) cualquiera podría pensar que los aspectos sobrenaturales de la trama tomarán dominio en una espiral de índole terrorífica, pero la historia se acerca más a los dramas psicológicos del autor como “El Juego de Gerald” o “Dolores Claiborne” donde el sentir de los personajes es más importante que las circunstancias que los conducen a la obligada o necesaria examinación de su proceder en base a los aleccionamientos morales que usualmente aplica el creador de “Carrie” y “El Resplandor” a modo de estructura narrativa, y aquí logra funcionar debido a una dirección casi conservadora de John Lee Hancock (“Un Sueño Posible”, “Hambre de Poder”) delimitando todo el proceso dramático a la perspectiva del joven protagonista transformando su experiencia con ribetes fantasmagóricos en una fábula sobre la mayoritud aderezada con constantes referencias literarias que conectan con su evolución existencial y emocional.
“El Teléfono del Señor Harrigan” no es el espectáculo pavoroso que muchos podrán imaginar se desplegará tan solo por llevar el nombre de King a cuestas, pero espero le den una oportunidad a éste correcto filme que se esmera por maximizar sus momentos más emotivos de manera adecuada en gran medida por la siempre bienvenida presencia de Sutherland quien se la lleva en automático con el aplomo acostumbrado y un director que sostiene una fina línea de suspenso en los momentos cada vez el celular repica cuando no debería hacerlo.
