¿Qué representa Xóchitl?
En la ruta por la elección presidencial del 2024, la oposición dio un paso importante esta semana. La opinión pública entera está hablando de la hidalguense Xóchitl Gálvez. Ella fue la primera en decir: “sí voy”, con las reglas establecidas por la coalición “Va por México”. Ello sin que necesariamente abone en el terreno positivo a los partidos opositores.
De entrada y al conocer las reglas del juego, personajes que ya sonaban en los sondeos rumbo al veinticuatro, se bajaron de la contienda. El gobernador yucateco Mauricio Vila fue uno de ellos, quien por cierto argumentó que buscar la candidatura presidencial implicaba descuidar su labor al frente del gobierno estatal, algo que suena más a “salida” fácil y tersa, que a una realidad (quien aspira, aspira).
Otros, como la senadora Lilly Téllez (quien cobró relevancia por la estridencia de sus mensajes en la Cámara alta) prefirieron no participar por considerar que las reglas no permiten que un perfil ciudadano compita de manera equitativa por la candidatura, puesto que los recursos y la estructura de tierra partidista pueden inclinar la balanza hacia alguno de los aspirantes.
Lo cierto es que, aunque la oposición se anota un gol al volcar la conversación pública hacia su lado; sale tarde, con desacuerdos y lo más importante, sin un proyecto ideológico claro que pueda comunicar al electorado. ¿A qué me refiero?, pues que en el caso de las famosas “corcholatas” hay dos opciones claras: continuidad pura y dura del obradorismo u obradorismo con ligeros cambios. Pero en la oposición, ¿alguien sabe qué representa Xóchitl Gálvez en este momento?
Desde mi perspectiva, la candidatura de la senadora panista no tiene fondo. No hay una propuesta seria, ni algo que la distinga en la parte propositiva. Sí, es una opción para el voto anti obradorista, que dicho sea de paso, existe y está disperso entre diferentes sectores de la población; pero más allá de eso, ¿cuál es la propuesta alternativa para el país, el ABC de la receta de gobierno?
En lo personal no encuentro los atributos de su candidatura en estos momentos. Lo que sí encuentro es el intento de “vender” una “candidatura ciudadana”, un perfil “de y para el pueblo”, que ha salido adelante gracias a la cultura del esfuerzo. Y sí, nadie niega los orígenes y talento de la senadora, pero ¿de verdad eso es suficiente para ganarle a personajes como Claudia Sheinbaum, que lleva más de dos años de ventaja en nivel de conocimiento, popularidad y aceptación?
Pareciera ser que, con el ancla que hoy representa el PRI y el PRD a nivel nacional, la intención es, únicamente, obtener la mayor cantidad de votos en la elección presidencial del veinticuatro, para conservar los cotos de poder particulares que se han construido en torno a las dirigencias nacionales (sí es que al final es ella la candidata del bloque opositor). Por ello la negativa de otros aspirantes de la oposición (realmente competitivos) a ser parte de un proyecto que sigue sin abrirse realmente a la sociedad.
Por lo pronto Xóchitl es nota. La misma Sheinbaum y el presidente se han referido a ella. La coalición por fin salió a dar la cara frente al avasallamiento político, informativo y electoral (aunque anticipado) de la 4T. Veremos cómo transcurre la narrativa en las próximas semanas.