¡AY, VIENE EL COCO!

En el periódico La Jornada leía lo siguiente el otro día: “Con el triunfo electoral de Claudia Sheinbaum Pardo se avecina una inminente llegada del comunismo a nuestro México querido, aseguró Cristóbal Ascencio García, obispo de Apatzingán, quien exhortó a que digamos no a la dictadura”.
Está completamente errado el clérigo de Apatzingán o padece de un desconocimiento total de lo que es y representan los gobiernos de la 4T, saliente y entrante, que si bien no representan la visión medieval de la derecha mexicana, la que defiende el obispo en cuestión, tampoco están en la izquierda socialista. Bueno fuera, pero no es así.
La 4T se autocalifica como antineoliberal (pero no anticapitalista, por lo menos estos nunca lo ha expresado) y humanista, lo cual se ha evidenciado en su frase Primero los pobres y en su política social, que sin estar en contra de ella, siempre ha estado ligada al modelo keynesiano, más ligado al estado de bienestar, tal como lo aplicó en Estados Unidos Franklin Delano Roosevelt a principios de los treintas del siglo pasado, para combatir los estragos financiero del crack del 29.
Seguramente el obispo Ascencio fueron los que acusaron desde el púlpito, el presunto saqueo de los bienes inmuebles de la gente, a partir de una presunta reforma al inexistente artículo 139 Constitucional. A tal grado llega el desconocimiento del ministro de la iglesia católica, el cual llama a decir no a la dictadura, que de existir realmente ésta, el señor Ascencio ya hubiese tenido respuesta a sus falsos dichos.
Atizan el fuego del miedo a lo que nunca han vivido. Fomentan el temor y el odio, cuando se supone que debe fomentar el amor al prójimo. Alimentan la intolerancia a los que no piensan como ellos, añorando en el fondo y la superficie el regreso de la Inquisición y las quemas en las plazas públicas como escarmiento a los apóstatas.
Olvidan que en la Reforma de mediados del siglo XIX, quedó separada la iglesia del Estado y que este país se convirtió en laico, además de que, si bien la mayoría de los mexicanos son católicos (conforme el Censo de Población y Vivienda), sigue creciendo la proporción de no creyentes.
El país de nuestros días es complejo, diverso y plural. No son tiempos de una sola palabra, por ello hay que ser tolerante e inclusivo, respetuoso de lo que piensan los demás y estar abiertos a ser convencidos o convencer, pero no a partir del miedo infundado ni de las mentiras.
El obispo tiene derecho a pensar como quiera, decirlo y defenderlo, pero no tiene porqué engañar a la gente, sobre todo a los creyentes, que consideran a los sacerdotes como representantes de Dios en la Tierra y entonces consideran sus dichos como ley y dogma. Abusan entonces de su posición, además de violar el marco constitucional.
Para los comunistas el actual gobierno es progresista, cargado al centro-izquierda, pero definitivamente no al socialismo: Bueno fuera, pero no es así.