Evolución del Capitalismo Mundial. Avances y Retrocesos
La conclusión de la segunda guerra mundial permitió 25 años de crecimiento económico en la mayoría de países del mundo. Hubo crecimiento tanto en el bloque de países socialistas de la Unión Soviética, como en el capitalista, liderado por los Estados Unidos de América, EUA. El llamado “¡Boom de la Posguerra!”, fue un ciclo de expansión y de crecimiento continuo y permanente, de casi 25 años (1948-1973), solo interrumpido en el bloque occidental capitalista por una ligera caída en los años 1958 y 59, haciéndole rezagarse en la guerra fría contra el bloque socialista, que permitió a la URSS convertirse en la primera potencia económica y tecnológica del planeta, de 1959 a 1964. Hubo milagros Económicos en México, Brasil, Japón y en otros países del mundo, en el primer ciclo de expansión dentro de la nueva hegemonía económica mundial de EUA.
Esta expansión económica se expresó en el aumento real de ingresos, tanto de las empresas como de los trabajadores. El desarrollo de las ramas de industria pesada arrastró al conjunto de la economía, lo que permitió a su vez un excedente económico que hizo posible el financiamiento al llamado Estado del Bienestar, o Estado Benefactor, que significó la aparición, en varios países del mundo, de programas universales de atención a la salud y a la educación; de seguros de desempleo, de disminución de las jornadas laborales y en general de mejores prestaciones para los trabajadores y sus familias.
Pero regresemos al momento en el que las economías socialistas fueron superiores a las capitalistas, 1959-1964. El kurks-ucraniano Nikita Kruschev, líder de la URSS, no solo llegó a desestalinizar y democratizar a la Unión Soviética, sino a reparar de inmediato los errores de los manejos económicos de Stalin, que habían provocado la muerte de millones de personas por hambruna, por agotamiento o por represión, ante lo cual Kruschev reinstaló la NEP de Lenin y del otro economista ucraniano Grigori Zinóviev, la Nueva Política Económica de la URSS, que de 1921 a 1928 también representó a la economía de más crecimiento del mundo. Al respecto Kennedy reconoció, en 1961, la derrota económica y tecnológica de EUA ante la URSS, y se preguntó “¿Qué es lo que están haciendo bien en la URSS y que en EUA debemos aprender?”, y él mismo se apresuró a contestar: “La rectoría económica del Estado, para fomentar al desarrollo y a la industrialización acelerada”. Y así lo hizo, pero lo combinó con una agresiva declaración colonialista de guerra por los mercados internacionales fuera de EUA. Los pasos de Kennedy fueron seguidos unos pocos años después por los laboristas de Reino Unido.
El capitalismo tras 25 años de bonanza económica, comenzó el fin de “Los años felices”, que es como los yanquis le llamaron a esta fase. El preludio lo dio Richard Nixon en 1971, cuando anunció el fin del acuerdo de Bretton Woods de 1944, en el que EUA se comprometían a que todos los dólares que emitieran, estarían respaldados en oro, en un régimen de libre convertibilidad. Estos tratados establecieron un sistema monetario internacional, anclando el dólar gringo al oro, pero las monedas de otros países al dólar de EUA. El final de esta norma, generó el inicio de una fase de incertidumbre e inestabilidad en el comercio y las finanzas internacionales.
Adicionalmente, en los años setenta se inició la tercera revolución industrial, que consistió en la incorporación de la “ciencia” al proceso productivo. Este cambio de eje en la capacidad productiva, determinó que sólo dos grandes industrias dinámicas: la automotriz y la electrónica, cargarán el peso de arrastrar al resto de ramas, tarea que les quedó grande y no pudieron cumplir, lo cual hizo más lento el desarrollo de esta nueva etapa de la economía mundial. Se iniciaba con ello una caída del dinamismo logrado al final de la guerra, con la participación activa del Estado en la actividad económica.
Finalmente, la crisis se inició en los años 1973-74. Fue el fin del predominio de las políticas de corte keynesiano y el inicio del modelo neoliberal basado en la contracción del gasto público y el final del uso del efecto multiplicador del gasto público como mecanismo para reactivar la economía.
Estos 50 años han sido de ciclos cortos con bajo crecimiento, con una nueva caída en 1980, más la crisis de la deuda en 1984, dando un crecimiento promedio del 2% en los últimos 30 años, destacando: La crisis mexicana (Efecto tequila), la asiática, denominada (Efecto Dragón)ambas en los años Noventas la (Crisis punto com) de los años 2000-01, y finalmente la hipotecaria de 2007-2009, de origen estadounidenses. La última mantiene postrada a la economía mundial desde su estallido hasta hoy. un largo periodo, de contracción e inestabilidad económica, de la cual aún no se percibe la luz del final del túnel, y cuál será el futuro de todas la economías que dependemos de este ciclo productivo.
El bajo crecimiento, y la consecuente caída de los ingresos, mantiene en permanente tensión a las instituciones del Estado del Bienestar, amenazando con su conclusión o disminución, retirando así los beneficios ganados por la clase trabajadora, que ahora recibe los peores embates por los actuales abanderados de la ultraderecha y el fascismo Javier Milei y Donald Trump, quienes tienen como uno de sus pilares para superar las crisis del capitalismo el bajar y comprimir el ingreso de los trabajadores y demás asalariados, la eliminación de subsidios y ayudas estatales y, en una palabra, la retirada de todos los servicios públicos y sociales. A ese extremo ha llegado el fracaso del modelo de economía de mercado sin regulación y sin rectoría del Estado nacional.
Esta larga y oscura nube negra presagia mayores tormentas en el futuro inmediato, y tiempos más complicados para la clase trabajadora del mundo en el futuro. Esperamos estar equivocados.
velagj@economía.unam.mx

