LAS COMPLEJIDADES DE LA DEMOCRACIA. EL CASO FRANCÉS.
El domingo 30 de junio se efectuaron elecciones legislativas en primera vuelta en Francia. Como se anticipaba y temía, la fuerza de ultraderecha encabezada por Marine Le Pen ganaría el mayor número de escaños.
Una vez confirmados los pronósticos, pusieron en tensión no solo al partido de centro de Macron, también las fuerzas políticas del país y el resto de Europa.
Esta reserva de que lleguen partidos de extrema derecha, se debe al riesgo que corre el orden establecido en la Unión Europea. Las derechas conduciendo el gobierno, son fuerzas que generalmente apelan al nacionalismo y al no colaboracionismo.
Así pasó con Inglaterra que al llegar el gobierno de derecha extrema, condujo a la salida del Reino Unido de la Unión Europea en 2016, los costos de esta medida país han sido muy altos y como consecuencia de ello las fuerzas de izquierdas han vuelto a ganar con un alto margen de escaños que les da la mayoría calificada.
En Francia ante el riesgo que ganara la ultra derecha, Macron hace un acuerdo con el bloque de izquierda representado por cinco partidos y otras fuerzas de izquierda para competir en una segunda vuelta de forma más estratégica.
Acordaron que en los distritos donde el candidato de cualquiera de las fuerzas aliadas fuera el más competitivo, el resto retiraría a su candidato y apoyarían al que tuviera más posibilidades de ganar. Renunciaron 200 candidatos de la izquierda y quedaron los mejor posicionados.
Así fue como mandaron al tercer lugar al partido de Le Pen y la alianza de Macron con los partidos de izquierda ganaron la mayoría de los escaños. 182 para el Nuevo Frente Popular representado por los verdes y partidos de izquierda, y 163 de la Alianza Centrista de Emmanuel Macron.
Se requieren 289 escaños para poder elegir al Primer Ministro. No hay dificultad para nombrarlo ya que el partido que gana la elección tiene mano para hacerlo, el problema en este caso es que la elección quedó
determinada en tercios con fuerzas muy heterogéneas y muchas de ellas sin posibilidad de acuerdos.
Quien levantó la mano para ser primer ministro es Jean-Luc Mélenchon, líder del partido Francia Insumisa, que tiene una filiación de extrema izquierda y fue el partido más votado en el bloque de izquierda.
Para implementar acuerdos nacionales y europeos es indispensable articular una mayoría que permita el desarrollo político y económico de Francia y Europa. Es necesaria una mayoría que garantice gobernabilidad y eso solo se podrá llevar, dicen los analistas, con un programa de gobierno formando una nueva coalición entre los sectores más afines y moderados.
Las fuerzas que se vislumbran como más afines son el partido de centro de Macron, la derecha tradicional y los sectores moderados de izquierda. En este escenario un liderazgo como el de Mélenchon es una fuerza no confiable por sus planteamientos de demandas sociales que ante los demás parecen inviables.
La complejidad de este proceso es que Mélenchon es una fuerza real, que de no llegar a acuerdos, lo más probable es que se dé un rompimiento en el bloque de izquierdas y el riesgo de ingobernabilidad en la Francia republicana. @normaglzz