ALITO, el lastre del bloque opositor
Si la necedad ganara elecciones, la coalición Va X México tendría garantizados los comicios del 2024. Cuesta creer que el PAN y el PRD se estén jugando la reputación por salvarle el pellejo a Alejandro Moreno (Alito), dirigente nacional del PRI, pues ante la solicitud de la Fiscalía del Estado de Campeche para desaforarlo, los dirigentes del PAN y PRD, Marko Cortés y Jesús Zambrano, cerraron filas en torno a aquel.
Según el coordinador de los diputados perredistas “cuando tocan a uno de los 200 diputados del bloque, nos tocan a todos” o, dicho de otra forma, no importa si Alejandro Moreno es culpable o no del enriquecimiento ilícito del que se le acusa, ni siquiera van a permitir que sea llevado a juicio, porque lo más importante no es limpiar a México de la corrupción ni que se esclarezcan los hechos, sino oponerse al régimen, al costo que sea; no les interesa si Moreno es culpable o no, el solo hecho de ser aliado, basta para protegerlo.
Las instituciones, gobiernos y, en general, cualquier corporación, tienen rostro; una persona que los representa a todos y el rostro del PRI es su dirigente nacional. Cada vez más lejana luce la posibilidad de que creamos el discurso de que existe un nuevo PRI, reformado y dispuesto a hacer bien las cosas, cuando su líder nacional se escuda en su fuero para eludir la justicia y los priistas hacen comparsa con su silencio.
¿Cómo los ciudadanos podremos creer que la coalición tiene un proyecto de nación en el que seremos prioridad, cuando sus esfuerzos se enfocan en defender a alguien de quien, cuando menos, podemos decir que existen indicios para que sea llevado a juicio?
Alito es un lastre, que pronto, PAN y PRD deberán decidir si seguirán cargando o lo abandonarán para salvarse a sí mismos, porque para ambas no les da y tampoco les queda tiempo.
Alito es un lastre, que pronto, PAN y PRD deberán decidir si seguirán cargando o lo abandonarán para salvarse a sí mismos, porque para ambas no les da y tampoco les queda tiempo. Si se tratara de un diputado más, el caso no sería tan llamativo, pero al ser el dirigente nacional del partido más identificado con el término corrupción, el daño asciende a proporciones mayores.
Lo que Cortés y Zambrano deben hacer es exigirle a Alejandro Moreno que renuncie la presidencia del PRI, porque en términos de imagen pública, a los ojos de un ciudadano promedio, parece que obstaculizan la justicia y eso, por lo menos, los vuelve cómplices ante esos mismos ojos; Alito ensucia la reputación de toda la coalición, ahora no solo arrastra a su propio partido hacia el abismo, sino a todo el bloque opositor.