Arnoldo a la Distancia
El tiempo se va rápido. Este 24 de mayo Arnoldo Martínez Verdugo cumple ya siete años de haber dejado este mundo. Esperábamos que en esa fecha, sus restos fueran depositados en la Rotonda de las Personas Ilustres, como se había anunciado en febrero pasado y decretado por el Presidente de la República desde noviembre. La pandemia por el coronavirus se encargó de postergar este merecido reconocimiento hasta fechas mejores.
Sin embargo, no podemos dejar pasar la fecha sin recordar a quien fuera el secretario general del Partido Comunista Mexicano por dos décadas y hasta el momento de la disolución de esa organización para fusionarse en lo que se convertiría en Partido Socialista Unificado de México, del cual llegaría a ser candidato presidencial.
Poco se ha hablado y escrito de Arnoldo como gran aportador al proceso de democratización del país, no sólo por sus consideraciones políticas, sino además por la conducción del Partido Comunista como un instrumento de organización y lucha de los trabajadores mexicanos, en una evolución propia y congruente con la realidad nacional.
Encabezó la ruptura del viejo estalinismo, representado por el periodo de Dionisio Encina, que igual que él, duraría en la secretaría del PCM durante dos décadas (cuarenta y cincuenta). Arnoldo, desde el Comité del Distrito Federal le tocaría encabezar la renovación política, tomando camino propio con respecto a la llamada “metrópoli ideológica”, lo que no quería decir un rompimiento pleno con Moscú y el PCUS. Esto lo podemos ver reflejado en los resolutivos y Línea Política del XIII Congreso Nacional.
A partir de este Congreso y con el impulso de nuestro compañero nacido en Pajaritos, Sinaloa, el Partido Comunista dio impulso a una serie de organizaciones de masas, que lo nutrirían de importantes dirigentes sociales y gremiales. Así surgiría el MRM, la CCI-Roja, el Consejo Sindical Ferrocarrilero, la UMM y en el ámbito estudiantil, la CNED, sólo por anotar algunas agrupaciones. Con ellas surgirían cuadros relevantes, como Othón Salazar, Lino Medina, Norberto Vargas, Jaime Perches, Ramón Danzós Palomino, Rafael Jacobo, Lolo López, Adelina Zendejas, las hermanas Borgés, Ofelia Guardiola, Rafael Aguilar Talamantes, Arturo Martínez Nateras, entre otros.
Fueron tiempos donde el trabajo de Arnoldo y un creciente equipo de dirigentes que se fue integrando de manera efectiva; empezó a incidir en la influencia del partido en el movimiento social, convirtiéndose en un organismo de cuadros que influyó en miles de mexicanos. Aquí destacaron personajes como Eduardo Pintos, El Gary, Pepe Marchas, Hugo Ponce de León y Manuel Terrazas en el MOMPAS, expresión nacional del Consejo Mundial por la Paz.
El 68 fue singular para el PCM, guiado por Arnoldo. Primero por su postura crítica con respecto a la invasión de las tropas del Pacto de Varsovia a Checoslovaquia, en agosto de ese año y segundo, por su determinante participación en el movimiento estudiantil, lo que llevó a que una cantidad importante de dirigentes estudiantiles miembros del partido, fueran detenidos, procesados y recluidos en Lecumberri.
Después del 68 vendría otro proceso de actualización política del PCM, lo cual se materializó en los resolutivos del XVI Congreso Nacional, celebrado en el segundo semestre de 1973. Para entonces ya se había dado la ruptura de un grupo de la Juventud Comunista encabezado por Raúl Ramos Zavala, que había decidido irse a la lucha armada. Arnoldo y el Partido no coincidieron con esa vía de transformación, pero no denostaron a quienes decidieron ese camino, de tal manera que siempre los respetaron, como ocurrió con Lucio Cabañas, líder del Partido de los Pobres, que formalmente nunca saldría del Partido.
Cuando se da la invasión soviética a Afganistán, el PCM adopta una postura similar a la tomada la década anterior en Checoslovaquia. También fue abriendo su postura en otros temas como con los creyentes (donde destacaron personajes como Gilberto Rincón Gallardo y Raúl Macín) y en su visión de apertura legal y participación en las elecciones. No se puede concluir que la propuesta de Reyes Heroles e impulso de López Portillo de la reforma política del 77-78 se hubiese dado sin el empuje del Partido Comunista, que lograría su registro y alcanzaría integrar en 1979 su primer grupo parlamentario.
El clímax elaborativo del PCM en lo político se daría en las Tesis aprobadas en 1980, a un año de la disolución del partido de los comunistas. Toda esta evolución en positivo, en gran medida se debió a Arnoldo Martínez Verdugo.