Asistencia a debates a contentillo de los candidatos
Según consignan diversas notas de prensa Arturo Ávila Anaya decidió no acudir al debate organizado por los empresarios de COPARMEX. El hecho de que Tere Jiménez no acuda a los debates organizados por distintas organizaciones civiles no es novedad, pues es sabido que en su situación de puntera en las encuestas y ante la premisa de que los “debates no se ganan y que solo se pierden”, seguirá el estereotipado consejo de evitar las confrontaciones.
En el caso de Arturo Ávila parece que en sintonía de congruencia con su actuar y decir, confirmó en redes sociales que no asistirá al debate organizado por COPARMEX (ver: Rechaza Arturo Ávila acudir a debate de Coparmex), como una forma de solidarizarse con ya “el amado líder” Andrés Manuel López Obrador, por que a los ojos de Arturo Ávila el presidente de los empresarios Raúl González Alonso “no garantiza la imparcialidad”, ya que esta agrupación de empresarios se ha mostrado continuamente hostil en contra del guía de la Cuarta Transformación.
Días antes acusa a Tere Jiménez por su falta de asistencia a un debate y días después decide no acudir a otro debate. Independientemente de tratarse de ejercicios que no obliga la Ley Electoral a que los candidatos acudan a cuanto debate o foro organice la sociedad, la decisión de a cuáles ir y a cuáles no es muestra de las filias y fobias de los candidatos sobre sus simpatías y desprecios en relación a distintas organizaciones.
Con respecto a los Debates realmente por el método de presentación de las ideas, poco se puede contrastar sobre las propuestas reales de los candidatos y lo general es que el ganador siempre será el de las simpatías del oyente sin importar los argumentos del otro, dejando más oportunidad a la trascendencia para aquellos candidatos que utilicen la parafernalia y pirotecnia verbal del ataque personal antes que la exposición y desglose de ideas en materia de organización pública.
En este sentido los candidatos exponen sus “paradigmas y sintagmas” en que encuentran relaciones “metafóricas y paradigmáticas”, en el contexto de su experiencia sensible, sus discursos son recibidos y apreciados sólo por sus simpatizantes, y en contadas ocasiones las experiencias acumuladas entre emisor y receptor pueden generar un flujo de intercambio de ideas que permita la comparación entre ellas.
Desafortunadamente en los debates organizados hasta ahora, los participantes en su mayoría no acuden con “ideas” si no con “creencias”, citando al filósofo español José Ortega y Gasset “Las ideas se tienen; en las creencias se está”, y este es justo el problema de los debates. Los candidatos en su mayoría defienden creencias no ideas, por lo que debatir y argumentar no se da en este tipo de espacios.
En este proceso electoral, lo curioso es que en este momento lo interesante no está en quién va a ganar, sino en especular sobre quienes no van a sobrevivir porque su músculo electoral reflejado en encuestas no alcanza el mínimo de ley para lograr las tan anheladas Regidurías de Representación Proporcional y con ello los beneficios con los que puede contar una agrupación con representantes en las instituciones legislativas.
Son 10 candidatos: usted amable lector ¿a cuantos reconoce?:
María Teresa Jiménez Esquivel
Netzahualcóyotl Ventura Anaya
Iván Alejandro Sánchez Nájera
Betty Ortega
Natanael Saucedo
Jaime Durán
Arturo Ávila Anaya
Enrique Rangel Jiménez
Vicente Pérez Almanza
Armando Quezada