¿Discriminación de Género – Acoso sexual – Libertad de Expresión en la Universidad Autónoma de Aguascalientes?
En días pasados en Aguascalientes fue noticia que Alan Capetillo fuera suspendido de su cargo como docente en la Universidad Autónoma Aguascalientes; al ser iniciado un procedimiento en su contra por parte de la oficina de Derechos Universitarios por acoso sexual, en algunas notas de prensa se agregan discriminación y misoginia, emitiendo una “medida cautelar para el proceso de investigación” (ver: LJA). A estas alturas para menesteres de este artículo no importa como inicio, si no sus consecuencias.
Conocido por quienes siguen la página de Facebook de Alan Capetillo que sus comentarios no se caracterizan por la prudencia, la mesura o el manejo del lenguaje políticamente correcto, siendo aficionado de increpar a sus interlocutores envolviendolos en citas y lugares comunes al estilo de concurso estudiantil de debate. Su estilo puede no gustar a muchos porque en su forma expresiva no busca la empatía en su discurso si no la polémica. Sus comentarios se dirigen a la polémica no a la conciliación.
[bctt tweet=»“La manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, sino en el caso de que ataque la moral, los derechos de tercero, provoque algún delito, o perturbe el orden público.”» username=»crisolhoy»]
Al principio de las acusaciones Alan Capetillo decidió arremeter de forma agresiva, acusando a la autoridad de violar su Derecho Constitucional de libertad de expresión. Apuesta arriesgada dirían los jugadores conservadores de ajedrez, ya que en esos momentos era mejor buscar conciliar en lugar de enfrentar; Capetillo como jugador agresivo viéndose acorralado en el tablero de la vida decidió incrementar la apuesta, estratégica que le permitiera al menos si no ganar la partida obtener una “posición” que al menos le permitiera firmar “unas tablas” para continuar otro día con sus polémicas clases y comentarios en redes sociales.
Al momento que se realizan estas reflexiones en el muro de Capetillo se publicó unas disculpas. Puede ser que por ahí hubieras comenzando; antes de que Martínez Mercado responsable de la Defensoría Universitaria recordará públicamente que “… la libertad de expresión termina al momento en que se utilizan ofensas y afecta la dignidad de terceras personas.”
Tiene razón Martínez Mercado en su frase que puede ser muy aplaudida en un concurso de debate, pero hay que recordar el Artículo 6 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos: “La manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, sino en el caso de que ataque la moral, los derechos de tercero, provoque algún delito, o perturbe el orden público.” No queda clara que la Defensoría de Derechos Universitarios demuestre que los comentarios de Capetillo sean un ataque a la moral, violen derechos a terceros, provoquen algún delito o perturbe el orden público.
Artículo 6 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos: “La manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, sino en el caso de que ataque la moral, los derechos de tercero, provoque algún delito, o perturbe el orden público.”
Perdone usted Defensora de Derechos Universitarios pero su actuar en contra de Alan Capetillo no queda claro. Menos aun cuando públicamente existen acusaciones mucho más graves dentro de la institución a la que pertenece; en la que docentes de esa casa de estudios han sido denunciados de actos más trascendentes y que no son simples comentarios polémicos en un muro de Facebook. Nos referimos a verdaderos actos de acoso sexual, usar el cargo de docente para obtener favores carnales, o establecer nuevas relaciones de pareja sexual, ventas de calificaciones, y violencia psicológica por ejemplo. Existen listas con nombres de docentes varones y femeninos al respecto que han circulado en diferentes momentos dentro de los pasillos de la UAA y medios de comunicación. Listas de acusaciones que no se nos han aclarado, como por ejemplo: “…Gonzalo Rodríguez, Sergio Rosales, Raúl Franco Díaz, Omar Miranda Ortíz, Mario Gensollen, Ricardo Orozco Castellanos, Sergio Rodríguez, Javier Collazo, Jesús López Reyes, Ricardo de León, Miguel Martín del Campo, Toño Padilla, Alberto Macías Coronel, José de Jesús Calvillo, Mariano Rodríguez Muñoz, Aurelio Coronado, Marco Antonio Venegas, Mario Antonio Venegas, Mario Hernández Gonzáles, Caín Hernández Covarrubias, Ángel del Moral, Pablo Gutierrez Castorena, Alejandro Vázquez Zúñiga, Luis Gilberto Guadalajara.” (ver: Página 24) (vero: Centuria)
En la anterior lista incluso se incluye a Pablo Gutierrez Castorena hermano del actual senador de primera minoría por Aguascalientes Daniel Gutierrez Castorena, quien en otros tiempos fuera decano del Centro de Ciencias Sociales y Humanidades y presidente del sindicato de docentes de la UAA (ACIUAA). El actuar de la institución (UAA), nunca ha sido claro y, si es los encontró inocentes de las acusaciones no se ha dado a la tarea de resarcir el daño en contra de estos docentes violando otra serie de derechos, permitiendo linchamientos públicos organizados por alumnos en venganza de sus docentes. Lo cual es bastente grave ante una autoridad que no solo no trasparenta, no actúa y no corrige, y si actúa lo hace con fines políticos antes que de justicia.
Alan Capetillo en estos momentos por sus comentarios desafortunados y no aptos para pieles delgadas parece ser el chivo expiatorio que permite cubrir la deshonrosa trayectoria de oscurantismo de actos vergonzosos dentro de la UAA. O peor aún: que estos hechos sean parte de una venganza por otros comentarios que Alan Capetillo ha realizados en otro memento y que estos hechos en la UAA sean parte de una venganza política en contra del polemista por su particular estilo de increpar a su audiencia.